Nosotros, la gente

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Gente andando | Archivo
Ana Terrón | @AnaTerron_
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Nos construimos como “nosotros” en la medida en que la que ponemos dolores e indignaciones, que creíamos privados, en alta voz. Es precisamente esa puesta en común la que sitúa los problemas de la ciudadanía en la agenda política.

Lo hicimos el 15M, donde, por primera vez en mucho tiempo se creó una especie de afecto común: ese “nosotros” que surge como oposición a un “ellos”, que identificamos como causantes de dolores comunes, una minoría privilegiada que gobernó en su beneficio diciendo que lo hacía para la mayoría. Ha llovido desde aquel 2011, y parececiera que nada ha cambiado, porque al fin y al cabo esas élites siguieron gobernando y ostentando el poder, pero lo cierto es que supuso un cambio profundo que hoy continúa corriendo como la pólvora. Aquel año las élites y su sistema envejecieron, quedaron obsoletas, incapaces de responder a las necesidades de la ciudadanía, una caducidad que sigue su curso, y que aunque puedan retrasar, no serán capaces de detener.

Este 26 de Junio se consolidó el fin del turismo político. Se refleja en la variedad de color en las instituciones. Por fin hay alternativa, y ya no se trata de votar al Partido Popular o al PSOE, sino que existe una fuerza que ofrece posibilidad de hacer política de otra manera, con posibilidades reales de acceder al poder. Esta situación es histórica en España, puesto que el turnismo político ha sido la tónica durante siglos. Hoy eso ha cambiado y es, ante todo, una victoria de la ciudadanía. Hito que, lejos de estar aislado, se asocia a la que sin duda es la clave que certifica la transformación política y social: el cambio en el sentido común de época, esa modificación cultural de fondo que deja entrever la irreversibilidad del proceso de cambio. Hace 7 u 8 años cuando una familia iba a ser desahuciada pensaba que era culpa suya; lo mismo que si no hallábamos trabajo o si fracasaba nuestra pequeña empresa. Hoy sabemos que no tenemos la culpa, que nuestro único delito fue votar a irresponsables que no supieron dirigir la economía, una minoría movida por su propio beneficio nos abocó a esta situación. Saber que no es culpa nuestra cambió para siempre el devenir de nuestro país.

La oportunidad no acaba en estas elecciones, la democracia va mas allá que votar cada cuatro años, y ahora se nos plantea una tarea pendiente, la tarea para la que nacimos. Conquistar las instituciones era la primera meta volante de una carrera de fondo. Hoy tenemos 71 diputados y diputadas en el Congreso, lo que no está nada mal, para seguir caminando hacia nuestro verdadero fin: construir pueblo. Es el momento de cimentar voluntad colectiva que contenga una pluralidad que interpele a sectores mayoritarios y anhelantes de un nuevo acuerdo social. No albergamos ninguna duda de que la frontera para producir el cambio político en este país es la construcción de ese “nosotros” que se opone a ese “ellos”, una frontera que ya ha superado el eje izquierda y derecha. Por eso apelamos a la mayoría social, porque rebosamos de gente que se identifica con la necesidad de asegurar consensos sociales que mejoren la vida de un país, sin separarnos en etiquetas, como intentan las elites. La realidad se impone a las quimeras, un proyecto de cambio no se basa en la resistencia, sino en la construcción. No toca mirar hacia dentro encantados de habernos conocido, hay que levantar la vista y mirar a los que faltan, porque esos son los imprescindibles.







Comentarios

Un comentario en “Nosotros, la gente

  1. Estupendo! No se puede decir más claro cual debe ser nuestro camino. Ahí está la clave...No debemos dejar que los árboles tapen el bosque. O seguimos creando "NOSOTROS" o seremos más de lo mismo.