Nuevas tecnologías: adicciones y tratamientos

Aunque no se trata de una patología que incorpore adicciones a sustancias químicas, lo cierto es que el permanente contacto con las nuevas tecnologías puede estar relacionado con problemas psicológicos

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La aparición y progresivo auge de las nuevas tecnologías ha ido paralelo al surgimiento de una nueva expresión de un viejo fenómeno : La Adicción. Telefonía móvil, videojuegos, ordenador, Internet, chats... conforman aparentemente el origen del problema. Dedicar un promedio de acceso a Internet de más de 8 horas al día ya implica un problema, que lleva a un proceso paulatino, pero imparable, de perder la vida social, e incluso cambiar patrones horarios, que se manifiestan durmiendo durante el día, y pasando la noche conectada a la red, renunciando a cualquier otro tipo de actividad.

Este tipo de conductas repetitivas tienen en común que resultan placenteras en la primera fase, pero después no pueden ser controladas por el sujeto. De la misma forma que ocurre con otras adicciones, el sujeto acabará efectuando dicha conducta ya no tanto por la búsqueda de gratificación, sino por reducir el nivel de ansiedad que les produce el hecho de no realizarla. Sería una adicción en toda regla, la diferencia es que no sería una adicción química, sino una de carácter psicológico.

Las personas con determinados problemas previos son las que más recurren a ellas, y hacen un uso indebido de las mismas. Los jóvenes que se encuentran en situación de riesgo son aquellos que han crecido en un ambiente familiar poco propicio para su desarrollo o falto de un adecuado nivel comunicativo, suelen poseer una baja autoestima y tienden a huir de un mundo adulto que les resulta hostil, refugiándose en las nuevas tecnologías. A ello se une, en el caso de los adolescentes, el hecho de encontrarse en un periodo de cambios tanto físicos como emocionales. La no aceptación de la propia imagen corporal, la baja autoestima, la inseguridad y otros factores, pueden hacer de las nuevas tecnologías un refugio ideal para que los adolescentes proyecten ante los otros una imagen "más ideal" o incluso "irreal" de sí mismo para hacerla más atractiva según los vigentes cánones sociales.

¿CUÁNDO HAY QUE EMPEZAR A PREOCUPARSE?

1-Cuando la actividad de la que sospechamos pasa a ser el centro prioritario para la persona. Todo lo demás pasa a segundo término, incluso actividades que antes eran placenteras como salir con los amigos.
2-Si se confirma un aislamiento del resto de la familia. Se pasa horas encerrado en su habitación y le cuesta respetar incluso los horarios de comida o sueño.
3-Se vuelve huraño e irascible. Discute fácilmente y no atiende a razones.
4-Se utiliza la mentira para justificar o tapar algunas de sus conductas. En casos extremos puede haber conductas de hurto para conseguir dinero en el caso que lo necesite para seguir con su adicción. No reconoce que tenga un problema. No quiere hablar de ello.

TRATAMIENTO

El tratamiento debe ajustarse a las peculiaridades de cada sujeto y sus circunstancias, teniendo en cuenta que la mayor parte de los afectados son adolescentes y, por tanto, sujetos a cambios orgánicos y psicológicos que se pueden vivir con cierto estrés. Idealmente, el primer paso requiere el reconocimiento del problema por parte del afectado, es decir, reconocer que se "está enganchado" y que tras comprender el problema, se adopte una actitud de motivación hacia el cambio. Se valorará la conveniencia de la abstinencia total o la implantación de un programa progresivo. En este último caso se podría fijar unos límites en tiempo o contenidos.

1-A nivel del sujeto:
-Evaluar sus niveles de autoestima y autoimagen (aceptación del propio cuerpo). Indagar en el terreno emocional (posible presencia trastornos asociados: depresión...). Explorar su adaptación en los ámbitos familiar-escolar y social (manejo de habilidades sociales, relación con sus iguales, círculo de amistades...). Una historia evolutiva puede ayudarnos a verificar posibles conductas desadaptadas con anterioridad. Puede ser necesario, en caso de adicción a internet, verificar los posibles contactos de riesgo establecidos (drogas, violencia, sexo, grupos anti-sistema...).

-El tratamiento será personalizado y deberá tratar, las diferentes áreas afectadas (mejora de la autoestima, entrenamiento en habilidades sociales...), paralelamente al establecimiento de un programa conductual, que suponga poner bajo control externo (padres, educadores...) la conducta adictiva. Lo ideal es que se llegue a un acuerdo con el afectado, para limitar en tiempo la conducta no deseada y supeditarla a la realización de tareas positivas para el individuo pero de menor frecuencia de aparición (estudiar, efectuar actividades deportivas, relacionarse...). En casos más severos, puede establecerse, momentáneamente, una retirada total del elemento adictivo aunque ello puede entrañar otros problemas. Deberá sólo hacerse bajo supervisión profesional.

-La incorporación a terapias de grupo puede ser muy adecuada en estos trastornos, tanto para mejorar las habilidades sociales como en la aceptación y motivación hacia el cambio.

2-A nivel de familia:
El papel de la familia es de suma importancia en el resultado del tratamiento. Debe diseñarse, según las características y roles de las personas implicadas, un plan que fomente la comunicación no coercitiva y la confianza. Es probable que se tengan que enseñar estrategias para la resolución de problemas y ajustar el sistema de funcionamiento familiar, identificando las personas con mayor peso en la toma de decisiones.

3-A nivel de iguales:
Establecer complicidades con alguna persona de su edad con la que tenga una buena amistad, cuando es posible, supone el tener un aliado importante. Estas amistades pueden servir de apoyo y acompañamiento en todo el proceso y en diferentes ámbitos extra-familiares.