"La obesidad es la pandemia actual de nuestra sociedad"

María Luisa Fernández Soto, coordinadora de la unidad de Nutrición Clínica y Dietética del Clínico San Cecilio, aborda excesos y creencias de la alimentación

María Luisa Fernández Soto, coordinadora de la unidad de Nutrición Clínica y Dietética del Clínico San Cecilio
María Luisa Fernández Soto, coordinadora de la unidad de Nutrición Clínica y Dietética del Clínico San Cecilio, posa con la pirámide alimentaria | Foto y vídeo: Marcos Gómez
Sergio Rodríguez Acosta
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La alimentación es un aspecto que, nunca mejor dicho, siempre está sobre la mesa. Con la Navidad a la vuelta de la esquina, esta circunstancia se acrecienta. Dialogar con amigos y familiares sobre hábitos nutricionales y determinadas prácticas está a la orden del día. Como en todos los ámbitos relacionados con la salud, lo mejor es escuchar a los que saben. María Luisa Fernández Soto, coordinadora de la unidad de Nutrición Clínica y Dietética del Clínico San Cecilio, aborda múltiples elementos y mitos que rodean a la alimentación, un concepto con muchos aristas que se deben cuidar.

Como en todos los ámbitos de la salud, la prevención es un factor clave. La especialista emplea como argumento el proyecto Predimed, que realizó un estudio para evaluar "el efecto de una intervención intensiva con objetivos de pérdida de peso" a través de buenos hábitos como la dieta mediterránea y el ejercicio. "Se ha demostrado que puedes prevenir hasta el 30% de los eventos cardiovasculares. Es decir, infartos e ictus", expone la profesional sanitaria. Además, este camino también reduce el riesgo de cánceres "prevalentes" como los colorrectales o el de mama.

Las buenas costumbres van más allá de lo que se come

El San Cecilio defiende a capa y espada la dieta mediterránea, motivo por el que acostumbra a organizar una jornada para dar a conocer sus beneficios. María Luisa asegura que es "un legado cultural" y un "estilo de vida" que "hemos ido perdiendo". Además de lo que se ingiere, también implica otras costumbres positivas como la sociabilidad durante las comidas o un descanso adecuado, que también han perdido peso en una sociedad con una "vida estresada". Esta teoría se sostiene con datos, pues la doctora afirma que las las poblaciones más longevas se encuentran en zonas "donde la vida es tranquila".

"Hemos invertido la pirámide. Nos encontramos en una sociedad que tiene un exceso de ingesta calórica y también de grasas que no son totalmente saludables", lamenta.  La coordinadora tiene claro que las "políticas de salud" juegan un papel importante en esta causa. En este viraje, los "alimentos procesados" tienen un protagonismo notable. Esto se debe a la adherencia existente por ellos. "Aquí está realmente el problema", apunta María Luisa, que pone como ejemplo la predilección que puede sentir un niño por una pizza, patatas fritas o una hamburguesa antes que por el pescado.

"Hay que enseñar también a la población general a que vaya al supermercado y mire la etiqueta", expone la especialista, que no puede evitar manifestar un "madre mía" cuando acude a hacer la compra y ve "carros con una sobrecarga calórica tremenda". "Llevan muy poquito verde, fruta, vegetales y hortalizas", explica. La sanitaria también rompe una lanza en favor de la leche, pues entiende que está "demonizada" a pesar de que es "importante para nuestra salud". "Las leches vegetales son zumos de fruta. No son leche", añade.

Programar una alimentación "sana y no muy cara"

El cóctel explosivo desgranado por la profesional del Clínico San Cecilio tiene como resultado la obesidad, a la que denomina como "la pandemia actual de nuestra sociedad occidental" y de otros países "que están entrando en el desarrollo". Entre los alimentos más establecidos se encuentran carnes "con mucha grasa saturada" y "que no son de alta calidad". Por otro lado, el pescado sale a veces de la ecuación por su precio, pero María Luisa recomienda "comprar unos calamares o un atún, que son pescados azules", o unos boquerones, cuyo coste no es tan elevado. Los pescados azules contienen grasas poliinsaturadas (omega 3) y son idóneos para "tener una buena salud cardiovascular".

Más allá de sus recomendaciones, María Luisa es consciente de que el importe de la cesta de la compra se puede "incrementar y los sueldos no son tan grandes", pero recalca que es posible "una alimentación sana y que no sea muy cara". Hay opciones atractivas para el menú como las carnes de ave o el conejo. En el apartado del pescado destaca el bacalao. La cuchara cuenta con alternativas económicas como las legumbres.

Como buena embajadora de la dieta mediterránea, apuesta por el aceite de oliva como "nuestra grasa por antonomasia" con "beneficios cardiovasculares". Para los amantes del picoteo, frutos secos como la nuez o la almendra son calóricos y saludables para no asaltar así una bolsa de patatas fritas. Ese snack tan habitual contiene mucha sal, un componente que induce a "hipertensión arterial, obesidad, diabetes" y otras enfermedades metabólicas. Mejorar en estas pautas es el camino a seguir para que España reduzca una tasa de obesidad que se encuentra en el 25%.

Hábitos tan perjudiciales como frecuentes

Si los profesionales de la salud ponen empeño en la prevención es porque cuando una persona llega a su consulta ya se encuentra con una patología. María Luisa tiene en su despacho la pirámide alimenticia para ilustrar a quienes la visitan que los procesados y los azucares refinados son de consumo muy muy excepcional. Hay hábitos tan perjudiciales como extendidos. Es el caso del alcohol, cuya toma acostumbra a ser excesiva. En el plano de la bebida, la especialista advierte del perjuicio de las bebidas carbonatadas y los zumos industriales por elevado contenido de azúcar. "Incluso cuando lo llaman light. No nos engañemos porque al final también tiene fructosa, que en el hígado se convierte en glucosa. La solución aquí es tan sencilla como beber más agua.

La relación con la comida siempre tendrá un componente placentero. El equilibrio está en disfrutar sin pecar en exceso. La coordinadora de la unidad de Nutrición Clínica y Dietética del Clínico San Cecilio hace especial hincapié en las cenas. Algunos ciudadanos llegan a casa tras un largo día y asaltan la despensa o la nevera en busca de "patatas fritas o embutido". Esto no es correcto porque, habitualmente, por la noche ya no se va a consumir energía. La especialista aboga por una alimentación más contundente en el desayuno y el almuerzo, pero jamás en en la cena, pues esto puede influir en la calidad del sueño.

En las comidas y cenas navideñas siempre se habla sobre los excesos y los métodos empleados para corregirlos después. María Luisa no recomienda para la "población general" prácticas como el ayuno intermitente, pues es una "alternativa" para casos concretos y se debe hacer de forma controlada debido a que acarrea muchas horas sin comer. También está muy presente la dieta cetogénica, conocida popularmente como 'keto'. La profesional, que tampoco se sube a este barco, explica que esta consiste en "tomar pocos hidratos de carbono y conseguir la energía a través de los músculos", un objetivo que requiere "tener acetona en la sangre". "Las acetonas sirven para el cerebro y quitan el hambre. Te quita el apetito", detalla. Esto supone poner al organismo "en una situación no saludable".

Las redes y su influencia han hecho su parte para crear trastornos como la ortorexia o la vigorexia, que llegan tras un escenario de obsesión con la vida sana que "también se te puede ir de las manos". Como en otros muchos campos de la vida, la educación es un agente fundamental para alcanzar las cotas deseadas. El primer reto en este caso es no llegar a las "proyecciones" negativas existentes, ya que la escala de obesidad implica muchos efectos secundarios. En el equilibrio está la virtud.







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