La OCU aclara las dudas más comunes sobre la vacuna de AstraZeneca
El remedio de Oxford ha generado muchas dudas en la población desde la suspensión temporal de su uso
La vacuna de Oxford-AstraZeneca, recientemente rebautizada como Vaxzevria, es sin duda la que más revuelo ha generado en la sociedad. Son diversos los motivos por los que se ha hablado largo y tendido sobre esta vacuna. Repasamos algunos de los motivos de debate que han surgido en torno a este remedio y que la Organización de Consumidores y Usuarios ha tratado de aclarar.
Rangos de edad
La vacuna de Oxford no se administra a todos los grupos de edad debido a que pocas personas mayores de 65 años participaron en sus ensayos clínicos. La Agencia Europea del Medicamento (EMA) ha señalado que "no hay ningún motivo que haga pensar que la vacuna no vaya a proteger también en los más mayores". Datos de la Agencia de Salud Pública de Escocia han constatado que las personas mayores de la ciudadanía británica han reducido notablemente su riesgo de ingreso hospitalario. Hay que recordar que en Reino Unido se ha empleado esta vacuna con ancianos desde que se aprobó su uso. Algunos países de la Unión Europea han permitido su uso para mayores de 65 años, edad tope en España.
Falta de dosis
Originalmente, la compañía iba a distribuir unos 100 millones de dosis en toda la Unión Europea antes de finales de marzo, pero esa cifra se quedó en 28 millones. Los representantes políticos de la UE han dado varios toques de atención a las compañías para que cumplan los plazos acordados.
Los efectos adversos
Los efectos más comunes que notifico la Agencia Española de Medicamentos el pasado 21 de febrero fueron los siguientes: fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular, dolor en la zona de la vacunación, malestar, escalofríos, náuseas, mareo, debilidad y fatiga. El resto de remedios también producen efectos secundarios similares tras su administración. Sin embargo, se han hecho más conocidos popularmente los contratiempos del remedio británico, lo que le creó peor fama a nivel social. El documento técnico sobre la vacuna de AstraZeneca del Consejo Interterritorial de Salud dirigido a profesionales sanitarios sostiene que las alteraciones posteriores dependen de la edad de la persona vacunada y la fuerza de su sistema inmune.
Los trombos
Numerosos países de la Unión Europea interrumpieron el uso de esta vacuna en marzo cuando se diagnosticaron casos puntuales de eventos trombóticos extremadamente raros que iban acompañados de disminución en los niveles de plaquetas. La EMA terminó afirmando que los beneficios superan ampliamente a los riesgos, pero la suspensión hizo que la sociedad ampliase sus dudas. Según los últimos datos publicados, a 4 de abril, sobre casi 34 millones de personas vacunadas, se habían dado 222 casos, habiéndose notificado 18 fallecimientos hasta el 22 de marzo.
La EMA va a plantear a AstraZeneca que realice más estudios para indagar más en este asunto y explorar posibles factores de riesgos que intervienen en la aparición de dichos trombos. Los síntomas verdaderamente grave a los que se deben atender tras recibir la vacuna son los siguientes: Dificultad para respirar, dolor en el pecho, hinchazón o dolor en una pierna, dolor abdominal persistente, dolor de cabeza intenso y persistente o que empeora más de 3 días después de la vacunación, visión borrosa o doble, hematomas pequeños múltiples o manchas rojizas o violaceas en la piel.
Por el momento, España ha decidido que va a administrar las dosis de este remedio a personas de entre 60 y 69 años. El Ministerio de Sanidad y las distintas consejerías de Salud de las Comunidades Autónomas deben decidir ahora que va a ocurrir con las personas menores de 60 años que han recibido una dosis de AstraZeneca. Una única dosis de la vacuna supone una eficacia del 70%. Una de las posibilidades planteadas es dejar una única dosis administrada. También existe la posibilidad de dar la segunda dosis de AstraZeneca o utilizar otra de una compañía distinta.
Desde la OCU se ha instado a la ciudadanía a confiar en este remedio y mantener la vigilancia para notificar a los profesionales sanitarios cualquier imprevisto que pueda ocurrir.