La odisea del acceso a la vivienda: "Tengo que estar cuatro o cinco años más compartiendo piso"
Muchos jóvenes independizados en Granada alquilan viviendas de forma conjunta ante la imposibilidad de hacerlo solos o aspirar a una hipoteca
El acceso a la vivienda es una de las grandes preocupaciones de la población joven. Compartir piso siempre ha sido una práctica habitual de las personas en etapa formativa para reducir gastos. Con el paso de los años, se ha convertido en un recurso utilizado por quienes se encuentran ya en otra fase de la vida. Contar con un puesto de trabajo a jornada completa no es ni mucho menos una garantía para aspirar a alquilar un piso sin compañeros o comprar una vivienda a través de una hipoteca. Compartir hogar a los 30 años ya no es tan extraño, a pesar de que hay quienes se empeñan en pensar en que existe "resistencia" a comprarse una casa. Lucia, José, Ana y Lázaro, cuatro jóvenes con trabajo que residen en Granada, relatan su experiencia y sus perspectivas para acceder a una vivienda en un futuro.
Una de las conclusiones del avance del Plan General de Ordenación Municipal de Granada es que la falta de acceso a la vivienda es uno de los principales problemas de la ciudadanía. Desde varios distritos de la capital piden "más vivienda pública, social o, en su defecto, protegida". Otro de los aspectos señalados es la incidencia de los pisos turísticos, cuya presencia es especialmente notable en el centro de la ciudad.
La propia alcaldesa, Marifrán Carazo, admitió que la ciudad sufre por la falta de "un parque inmobiliario sostenible, asequible y competitivo". El avance del PGOM contempla la suma de, al menos, 14.000 nuevas viviendas, incluyendo 2.000 en el sur de la capital, en el entorno del Serrallo, lindando con Huétor Vega.
Este fin de semana, CCOO Granadaseñaló que en la capital hay unos 12.000 inmuebles vacíos. Asimismo, el sindicato lanzó la propuesta de crear una Mesa Municipal de la Vivienda para abordar soluciones "ante un problema grave en la capital como es el acceso a un derecho constitucional, paralelo al proceso que estamos viviendo de pérdida de población y al deterioro urbano que vive la ciudad". Entre sus ideas, se encuentra la necesidad de establecer una "regulación sobre las viviendas con fines turísticos", que en el caso de Granada superan los 3.000 inmuebles, según un informe elaborado por la organización "a partir datos del Instituto Nacional de Estadística de 2022 y 2023".
Una cifra de emancipación muy reducida
Los datos del primer semestre de 2023 del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España señalan que el 16,3% de las personas de entre 16 y 29 años estaban emancipadas, una cifra que se encuentra a años luz del 31,9% de media de la Unión Europea. A pesar de todo, este dato es el más elevado desde mediados de 2020. Esta subida estuvo acompaña de un descenso del paro joven en el país, pero también de un encarecimiento de los alquileres de habitaciones o los precios de los suministros.
Un dato revelador del informe de dicho observatorio es que el 37,9% de los jóvenes emancipados que alquilaron una vivienda lo hicieron de forma compartida. Más allá de cualquier estudio, siempre hay fórmulas que no se contemplan en las estadísticas. Ana Rueda es una funcionaria de Tráfico que comparte piso desde hace un año y medio con dos personas, siendo una de ellas la propietaria de la vivienda. Su compañera cuenta así con un apoyo económico para que la carga de la hipoteca no sea tan pesada.
A sus 27 años, Ana ya cuenta con un puesto de trabajo tras aprobar una oposición, pero es consciente de que por ahora toca ahorrar mientras paga 250 euros de mensualidad sin gastos incluidos. Ella es la más joven de su piso, pues sus compañeros tienen 35 y 38 años. "Me gustaría comprarme algo e invertir el dinero un poco más, pero es imposible", detalla. Ana señala que "si quieres vivir en Granada tienes que compartir piso y no te deja dinero para ahorrar algo", pues ha llegado a ver habitaciones más caras y en peores condiciones. Sus expectativas de futuro están en contar con un colchón y un interés más bajo en las hipotecas.
"Tengo que estar cuatro o cinco años más compartiendo"
Establecer una hoja de ruta es un galimatías difícil de resolver cuando se afronta un presente complicado, pero las ideas siempre sobrevuelan la mente. Lucia Muñoz es una abogada de 29 años que conoce la vida lejos de casa desde que comenzó la universidad a sus 18 años. Actualmente vive en un piso junto a otras dos personas "de la misma condición" por el que pagan 233 euros al mes cada una sin gastos incluidos.
"Si echo la vista atrás y veo todo lo que he gastado en alquiler", manifiesta Lucia, sabedora de que "no puedo permitirme un alquiler yo sola". Tiene claro que su futuro está en Granada, pero en sus cuentas señala que "tengo que estar cuatro o cinco años más compartiendo" para optar a dar la entrada de un piso de unos "100.000 euros". Ella misma es conocedora de algunas personas cercanas de su edad que ya son propietarias, pero relata que "sus padres le han podido facilitar una entrada". Lucia es consciente de que "está la cosa fea".
Seis años para ver como la vida se encarece
José Mancebo es un docente de personas con necesidades especiales que suma ya siete años viviendo en Granada. Llegó a sus 22 años desde Canarias para estudiar y entró en un piso en el que se mantuvo seis años. Durante ese tiempo, pudo experimentar perfectamente como la vida se iba encareciendo poco a poco con subidas en todos los apartados. El manejo económico siempre ha estado presente para él, pues se las ingeniaba con 500 euros mensuales que le pasaban sus padres. Además, trabajaba durante los veranos para contar con un pequeño colchón en los primeros meses de cada curso.
Ahora, ya con 29 años, vive solo en un piso en el que paga 550 euros de alquiler. La independencia de no compartir tras tanto tiempo es agradable, pero reconoce que la mitad de su sueldo se marcha con la mensualidad. El Banco de España recomienda que esta cifra no supere el 30% de la nómina, pero las matemáticas no cuadran. José ya barrunta la opción de meterse en un hipoteca, pero puede que ese paso llegue tras compartir vivienda de nuevo con un amigo con él que ya ha convivido en distintas etapas. Además, sostiene que esa decisión será "con ayuda de mis padres".
"Aunque pudiera irme solo no lo haría"
Repartir gastos no siempre es cuestión de necesidad. Es el caso de Lázaro Jiménez, un varón de 26 años que se dedica al marketing digital. Suma ya cuatro años de independencia y actualmente vive con dos personas más en un piso por el que pagan 900 euros con gastos incluidos. A su corta edad, cobra unos 1.600 euros, una cantidad que muchas personas de su edad ven muy lejana.
Sin urgencia económica, Lázaro afirma que le gusta "compartir con colegas". Tanto es así que "aunque pudiera irme solo no lo haría". Comprar no está en su mente, pues es de Almería y además otea la posibilidad de vivir con su pareja. La resolución no es fácil para alguien que se define como "indeciso". "Prefiero fluir", argumenta.
El acceso a la vivienda es un rompecabezas que se ha complicado más y más en los últimos años. Como siempre, cada ciudadano representa una situación y unas preferencias determinadas, pero es obvio que alcanzar metas en este campo está muy caro. En Granada, los jóvenes que dan el paso de volar del nido lo saben muy bien.