Tener una afición ignorante
El que está fuera de casa, el que no puede ver la Alhambra más que por fotos, el que no puede dar un paseo para ir a ver el Cristo de los Favores, el que solo puede contar con su memoria para dibujar Graná en su mente tiene otra pena que es, si es aficionado al fútbol, no poder ver a los de las rayas horizontales en directo y tener televisor porque no hay otra manera. La tecnología es una barbaridad para los que tenemos cierta edad, pero esto de que te puedas meter en Los Cármenes, que ahora se llama nuevo, cuando hay fútbol se convierte en una delicia.
Y cuando se asciende a Primera de nuevo, pues ahí está uno leyendo todo lo legible ahora también en aparatos rarísimos y, poco a poco, se va como desencantando porque aquí se habla de todo menos del horizonte deportivo que nos espera.
El que firma ha estado mas de media vida metido en el mundo del fútbol teniendo la suerte de comenzar en el Granada de Izcoa, Toni, Aguirre, Ederra, Falito, Montero, Echecopar, Fernández…, o sea, el Granada de los grandes, de los invencibles mandados desde el palco por un auténtico genio del fútbol y excelentísima persona que aún se recrea con la Carrera de la Virgen y sigue yendo al campo, aunque sin ningún gesto de atención especial por los que ahora mandan y que deberían quitarse el sombrero al verle pasar.
Y ahora seguimos en las mismas que cuando, ya hace mucho, Candi se fue a casa y el fútbol poco a poco entro en la dinámica de las empresas y los dueños, los amos, que piensan en casi todo menos en los que pagan. Porque a estas alturas, el calendario estará ya en la calle cuando lean esto, lo casi único que se sabe a ciencia cierta es que sigue el mismo entrenador y de lo demás, bajas, altas y cesiones, no sabemos prácticamente nada. Y eso con la fecha en la espalda y el tiempo corriendo a la contra.
Pero fíjense que hay algo que sí tenemos en las páginas de los periódicos y en la mente del aficionado y no es otra cosa que la posible venta de la sociedad en un cambio en el que los chinos cogerán el avión de vuelta y llegarán los sudamericanos con poderes actuales en Méjico y Argentina. Pues muy bien, señores, escuchemos que debe ser lo más importante, aunque para más de uno, yo incluido, eso no debe ser lo primordial y sí otras muchas cosas.
Porque verán ustedes, a los que mandan me refiero, no convirtamos esto en lo que muchos adoran que son algunos programas de deportes que son más penosas historietas de cuchicheos que informativos para los que pagan. Porque no olviden que ustedes están ahí mandando e intentando ganar todo lo posible, pero el que se moja, pasa frío, calor, suda y sufre es el paganini que, como ahora, no se entera de lo fundamental y a lo peor ni le importa que sea un chino o un americano el que mande en su club, que es solo suyo digan lo que digan.
El paganini quiere saber cuál es el futuro deportivo y como he dicho antes, conocer quién se va y quién viene. Quiénes van a pelear por mantener el pulso a la nueva división y quiénes van a sudar para no hacer el primo como se hizo hace poco y que costó el viaje de vuelta.
Y, además, hay algo que a algunos nos llama la atención y es la poca discreción porque cuando en una empresa se hace algo así como el cambio de dueño hay rumores, pero no fotos de los posibles compradores dejándose ver y mucho menos sacar los historiales para que el consumidor se entere. Y tampoco se filtran los grandes logros del que llega y las dificultades posibles si algunas dudas judiciales aún están en el aire y pueden caer en el club por malísimas gestiones anteriores que no tienen nada que ver con la actualidad. O sea, cuchicheos con mayúsculas como por lo visto es la moda actual. Tener una afición ignorante es lo que importa, al parecer.
Pues lo siento, pero yo preferiría una nota del gran director de comunicación Antonio Viola que me informara de todo lo que ya he dicho que echamos de menos y que nos hiciera pensar con tranquilidad y no teniendo el miedo de nuevo en el cuerpo.
Y a todo esto, pido perdón a los compañeros de deportes por meterme en este jardín, pero... no me he podido resistir.