La censura y Rubiales
Ahora, cuando algunos miran atrás y dicen ser grandes estudiosos de nuestro pasado, nuestro, no lo olvidemos, una de las cosas que cuentan es el gran nivel de censura que existía y porqué la prensa llamada del régimen o del movimiento, era algo que no se puede ni pensar en estos momentos en que la libertad es lo que manda en este país.
El problema es que nunca miran a la actualidad ni manejan el enorme, digo enorme, nivel de censura y falsificación que existe en unos medios que sí, de verdad, se han convertido en auténticos ejecutores de una manipulación pública auténticamente vergonzante. Está claro que no todos son así, pero por no doy nombres porque ustedes conocen ya la lista.
Y cuento esto el mismo día que aterriza en España el terrible Luis Rubiales, el mismo día en que todos los manipuladores de noticias a través de sus medios han ocupado Barajas, el mismo día que han lanzado una y otra vez la idea de que el motrileño bajaría del avión que lo traía de Dominicana, esposado, con grilletes en los tobillos y con un gorro de pico alto como llevaban los encausados y culpables de la inquisición y el mismo día que había un canal televisivo que avisaba de una entrevista única, realizada allí, y que por la noche se programaría para que todos viéramos la cara de un imperdonable bandido de vacaciones en el Caribe.
Y llegó el discípulo aventajado de Al Capone y todo se vino abajo. No salió por la puerta prevista por la prensa, no lo trasladaron a ningún calabozo como al Conde de Montecristo y pasó que lo esperaban al pie del avión y bajó estrechando la mano a los guardias civiles que le ayudaron a subir a la furgoneta, que estuvo reunido con ellos en las oficinas y que después salió libre y a la espera de que le llame la jueza. No había grilletes, no llevaba la cadena con la bola gigante atada a sus tobillos y, por supuesto, no hubo ninguna señal extraña de comportamiento con nadie que estuvo con él. Es más, los que viajaron en el mismo vuelo, contaron con detalle su amabilidad, su gentileza, su simpatía, su predisposición a hacerse fotos con todo el mundo y, por supuesto, su tranquilidad absoluta en las muchas horas de vuelo transatlántico.
¿Y ahora?
Pues ahora habrá que inventar algo para que la cosa no decaiga y la manipulación y la censura sigan adelante.
Yo no digo que el motrileño Rubiales sea inocente ni tampoco digo que sea culpable. Lo que sí digo, afirmo y mantengo, es que ha sido lo ideal para que se hable solo de él y este pueblo que sufre y sufre desaciertos continuos en la mecánica política nacional, con unos costes de la bolsa de casa inasumibles, con intermediarios comiéndote la cartera todos los meses sin reparo alguno, con algunas entidades bancarias que se llevaron el manso de todos los españoles y ahora maltratan y mucho al que se acerca a una oficina y han dejado en la calle y en el paro al ciento y la madre, con unas meteduras de pata tremendas en el mundo internacional, con unos marroquíes amenazantes día a día con los ceutíes, melillenses y, últimamente, con los canarios y con muchas más cosas que ya no me caben, porque si hablamos de Cataluña y demás…
Con todo esto de por medio y con el cabreo existente, pues nos fijamos en Rubiales, nos dedicamos a él, damos las instrucciones precisas y no hay por qué preocuparse. La gente es tonta y todos los que mandamos lo sabemos y tragaran que este indeseable es lo que importa y ganaremos días y días hasta que otros temas se queden en el olvido o casi.
Y, por favor, no llamen a esto manipulación. Es la realidad y hay que mostrarla a ese pueblo que, por ejemplo, mira demasiado a un ministro que ahora quiere que los billetes de tren de alguna compañía extranjera sean más bajos porque la entidad oficialista pierde mucho en la competencia. O sea, que dedíquense a este caballerete que ha hecho de todo y que quieren que cargue con dos años y pico de cárcel por un beso estúpido e incalificable, pero al que no se le miró por los gestos increíbles e inadmisibles que hizo desde un palco donde estaban miembros de la Casa Real. Claro que es mejor aquello de la agresión sexual que da más juego a las extremistas que son amigas inseparables en los últimos años.
No sé si estoy acertado, pero a mí esto me parece censura y manipulación y lamento que compañeros de profesión se presten a todo eso y temblando estoy porque no sé lo que viene después, aunque me huelo que serán muchos más los delitos que se le imputaran, de manera presunta, claro está.
Y luego hablan de la prensa de entonces.