¿Cómo tener un buen día cuando todo va mal?
Activa esta emoción.
Un proyecto laboral se ha truncado, una noticia inesperada te ha golpeado, alguien te dejó de querer. Tu mundo se derrumba: ¿qué hacer?
Primero, disminuye la velocidad. Deja todas tus preocupaciones en suspenso y conéctate con tu cuerpo. Respira y siente tu corazón. Estás vivo. Hay esperanza.
La esperanza no es poca cosa. Tal vez pueda ser todo lo que tienes. Y aparece por una razón. Es un arma de supervivencia. La esperanza es la única emoción positiva que se activa cuando el entorno es negativo. No se activan la alegría, ni el orgullo, ni la inspiración. Es la esperanza la que viene en tu rescate.
Esta emoción ha sido muy investigada en el campo de la psicología positiva. Según Dan Tomasulo, el psicólogo que desarrolló la teoría de la Esperanza Aprendida, “la esperanza es más un hábito que un estado de ánimo y, como cualquier otro, se puede aprender”.
No debes confundir esperanza con fe ni optimismo.
● Somos optimistas cuando creemos que sucederán cosas buenas.
● Tenemos fe cuando confiamos en que una fuerza superior resolverá las cosas sin nuestra participación.
● Tenemos esperanza cuando sentimos que podemos cumplir un rol en la construcción de un futuro mejor para nosotros, cuando notamos que hay cosas que están bajo nuestro control y que podemos accionar a través de ellas.
¿Cómo tener esperanza? Tomasulo identificó siete decisiones que debes aprender a tomar para desarrollarla. Son las que toman las personas que perseveran y logran salir adelante.
Las 7 decisiones
1. Busca posibilidades: enfócate solo en lo que puedes controlar para cambiar la situación. No mires todo aquello que está fuera de tu control y depende de otros o de la circunstancia.
2. Nota lo bueno con gratitud: escribe lo que hay de bueno en tu vida hoy. Intenta no concentrarte en lo negativo. Haz un esfuerzo: ha salido el sol un día más, estás vivo, tienes un cuerpo para moverte, puedes elegir muchas cosas.
3. Cultiva emociones positivas: trata de traer a tu día intencionalmente alguna de estas emociones: asombro por algo, interés y curiosidad, gratitud, amor, serenidad, orgullo. Estas emociones flexibilizan el pensamiento, nos ayudan a encontrar soluciones creativas a problemas que creemos insolubles.
4. Usa tus fortalezas: no te enfoques en tus debilidades o lo que no tienes. Usa tus talentos y habilidades, apóyate en lo que sabes hacer bien para salir adelante.
5. Recalibra tus metas: planifica nuevamente y reduce tus expectativas. En lugar de ponerte grandes objetivos establece micro-metas más cercanas en el tiempo y relacionadas con cosas que puedes controlar. Por ejemplo, ¿qué puedes hacer en las próximas dos horas, cuatro, 24?
6. Comprométete con un propósito: todos necesitamos tener una luz que nos guíe en las noches oscuras. Un norte que nos mantenga en el viaje.
7. Aprecia a los demás: las relaciones son el principal indicador de bienestar y felicidad en la vida. Apóyate en ellas.