Lo que conlleva mejorar a nuestros mayores

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Hay que mejorar las condiciones para una jubilación, empleabilidad, sanidad y educación seguras | Foto: Archivo GD
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Ya afirmaba Unamuno “venceréis, pero no convenceréis” y este pensamiento es de plena actualidad respecto a la falta de ideas o programas que vayan atendiendo a una población española envejecida, con una tasa de natalidad que está por los suelos en comparación con el cielo de las defunciones. No se quiere dar respuesta directa a un problema de mayores que está a la vuelta de la esquina y que indirectamente afecta a otros, como estamos viendo en cuanto al acceso de las viviendas para nuestra juventud, el incremento de la edad de jubilación y cada vez más la necesidad de una inmigración que atienda a las necesidades laborales y a las cuotas de participación para cubrir la seguridad social. Así pues, nos llevaría a pensar que no se están haciendo residencias ni centros de día para dignificar una atención más que merecida de los mayores, que se supone que se ajustan a un ascenso de la esperanza de vida.

Pero tanto las medidas de reducción de la jornada laboral como la de reducción de pisos turísticos tensionan a las empresas cuando se olvida un salario justo y derechos laborales, o al mercado por la regulación de los alquileres de temporada y los pisos turísticos al generar un alza de precios, eso sin olvidar la reducción de la renta vitalicia o, lo que es lo mismo, la cesión de la nuda propiedad que tensiona a la familia que se quedaría sin nada de un gran valor. Dado que los problemas al final siempre los derivan a las personas, que deben asumir las responsabilidades cuando los derechos deben ser protegidos por los gobernantes, que se dedican a la gestión de los servicios públicos. Añadimos a veces, lamentablemente, de manera consentida institucional o mirando para otro lado cuando no hay una protección constitucional.

Parece ser que, como diría Maquiavelo, no hay nada nuevo en la condición humana y yo lo aplicaría a nuestros dirigentes, que actúan y juzgan más por los ojos, que por la inteligencia, pues todos pueden ver; sin embargo, pocos comprenden lo que ven, incluso los que se suponen que velan para que se cumpla la justicia. De ahí que tendríamos que vivir en una política o Estado con seguridad jurídica, y que no haya jueces con valor político, que no garanticen los derechos básicos.

Mientras tanto, los abuelos u otros familiares suecos tendrán un permiso retribuido para cuidar de sus nietos o familia. Algo es algo y por algo que beneficie se empieza. Lo que menos tiene sentido común es que pongan en vigor la modificación de las normas de prestación parental, de manera que favorezca la conciliación familiar que “será más flexible y ofrecerá más opciones de jornada laboral reducida hasta que el niño cumpla ocho años, mientras que los funcionarios públicos pueden disfrutar de esta jornada laboral reducida hasta que el niño cumpla doce, sobre todo a las familias monoparentales”. En Suecia, los padres tienen derecho a una excedencia por nacimiento de un niño de hasta 480 días, de los cuales la retribución recibida durante 390 días se calcula en función de los ingresos de la persona receptora, y en los 90 siguientes se recibe una cantidad fija de unos 16 euros diarios.

En definitiva, se trata de mejorar las condiciones para una jubilación, empleabilidad, sanidad y educación seguras, que sostengan una cadena de circularidad preferente y sirvan de referente conjuntamente: generen viviendas, residencias, asistencia sanitaria, empleo y mejor educación para incentivar el incremento de la natalidad. Juzguen ustedes.