De la LGE a la LOMLOE

Rivas.- Unicef reconoce a tres colegios públicos como referentes en Educación en Derechos de la Infancia
Imagen ilustrativa de un maestro en un aula | Foto: Archivo EP
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La economía necesita de objetivos a corto, medio y largo plazo para que la cosa del dinero funcione. Centrándonos en el largo plazo, uno de esos objetivos debería ser sin ningún género de dudas, la educación. Decía un exdecano de la Universidad de Harvard (que algo saben de esto): “Si ustedes piensan que la formación es cara, ríanse de la ignoracia”. No le falta razón y, es que, cuanto más preparadas estén nuestras generaciones futuras, mejor podrán competir en los mercados del mañana que, desde que el bueno de Theodore Lewitt, nos explicó en que consiste la Globalización de los Mercados, ese mercado es único.

Desgraciadamente, no corren buenos tiempos para la educación, al menos no en España. Eso, al menos, es lo que se desprende del informe PISA. Algo está fallando aquí y no se si le estamos poniendo remedio. Seguramente, personal mucho más autorizado que yo, puede aportar argumentos validísimos al respecto.

Yo tan sólo quiero centrarme en el hecho de que nuestro país ha sufrido desde 1990 constantes cambios de Leyes en el sistema educativo: LOGSE, LOPEG, LOCE, LOE, LOMCE, LOMLOE, teniendo que enfrentarse a reformas y contrarreformas sin capacidad de asimilarlas.

Reconozco que la curiosidad me ha llevado a leer sobre estas leyes y la verdad, me ha sorprendido tristemente el poco calado de muchas de las iniciativas que una ley incorpora sobre la anterior. Por citarles un ejemplo: la LOGSE modifica la nomenclatura para las etapas educativas, de tal manera que la educación preescolar pasa a llamarse educación infantil y así podría seguir hasta aburrirles. Humildemente, creo que ya va siendo hora de despolitizar la educación y que no sea una herramienta al servicio del partido en el gobierno.

Como les iba diciendo, la educación está de actualidad, pero no de moda. Vivimos tiempos donde “quien no corre vuela”, con aulas repletas de alumnos a los que sobre estimulamos para lanzarlos a un mundo lleno de hienas donde la competitividad mueve todo, y donde el fin justifica los medios. Cada vez les exigimos más con múltiples clases y masters en economía, derecho, idiomas, etc. Pero no nos detenemos a pensar que está pasando, con generaciones cada vez más cualificadas en cuanto a formación académica se refiere, y tan pobre en valores. Que sí, que saber las capitales de América está muy bien, y también los mil lagos y ríos que pasan por África, pero de verdad no nos estamos dejando de lado el fomentar valores y principios en nuestros jóvenes.

Empatía, el no hacer lo que no te gustaría que te hicieran, lo que en definitiva debiera ser “primero” de la vida. Y a partir de ahí, se construye el resto.

Se confunden “churras con merinas” y el respeto hay quien lo tacha de machismo o feminismo, como el buen gusto, que como bien decía mi madre “también se educa”. Justo ahí tenemos una laguna en nuestro actual sistema educativo, como también en anteriores, siempre politizados y pensando más en el gobierno de turno, que en lo mejor para nuestros niños y adolescentes, cansados de ver pasar reforma tras reforma, con resultados cada vez peores, donde se premia todo menos el esfuerzo.

No queda otra que recuperar los principios fundamentales de la educación: respeto, compromiso, exigencia, escala de valores, etc. Volver a otorgarle al profesor el lugar que le corresponde. Hace no muchos años, padre y profesores iban de la mano, los padres respetaban a los profesores y valoraban su trabajo. Hoy cada vez son más frecuentes los casos de padres que amenazan a los profesores.

Los resultados del informe PISA, con sus distintas clasificaciones, son un espejo en el que cada año se refleja la distancia que existe entre el sistema educativo español, degradado por innumerables leyes de educación partidistas e ineficaces y la realidad del mundo económico, de las empresas y las nuevas profesiones que reclama el mercado, necesarias para un modelo de crecimiento basado en la innovación y la tecnología. La base académica de nuestro país no se corresponde con un mercado laborar cada vez más exigente que demanda capacidades diferentes.

Nos vemos en tres semanas, saludos.