Lo que no son cuentas son cuentos
En economía suele decirse que lo que no son cuentas son cuentos. Y a mí, lo mire por donde lo mire, no me salen las cuentas ni aplicando la propiedad conmutativa.
Si hablamos del ritmo de vacunación no me salen las cuentas. Por más que nos digan que para verano (sin especificar año, eso sí) el 70% de la población estaremos vacunados, suena a inverosímil. Y suena a cuento chino por tres razones fundamentales. En primer lugar, por una razón de organización estratégica, porque la compra de vacunas no ha sido planificada como debería haberlo sido. Otro ridículo más de la UE que deja al descubierto su falta de fortaleza y liderazgo. Suma y sigue. Así, incluso los directivos de una farmacéutica se permitieron en su momento plantarla cuando se le pidieron explicaciones. Si hay algo que una empresa no puede permitirse hoy en día es que le falle la logística. La falta de suministro supone automáticamente la ruptura de stock y, por tanto, la pérdida de ventas. En este caso, la pérdida de ventas se está traduciendo en el bajo ritmo de vacunación que, de momento, dibuja nuestro país.
Por cierto, un dato. La vacuna española, que promete ser muy eficaz, pero a la que todavía le queda tiempo para estar disponible, está saliendo adelante con un equipo de 16 científicos y menos de 1 millón de euros de inversión, ahí lo dejo. Pero si los fondos públicos se repartieran con mejor cabeza, posiblemente, ahora no tendríamos esta dependencia de vacunas tan enorme.
La segunda razón es absolutamente matemática. Si tenemos en cuenta el número de personal de enfermería disponible en España, para alcanzar el objetivo estival del 70% tendrían que estar despachando vacunas durante 27 horas al día, 9 días a la semana. Esto, siempre y cuando, el aprovisionamiento de la materia prima, “la vacuna”, estuviera disponible, aspecto que, a día de hoy, dista mucho de estar resuelto. Tanto es así que países y comunidades autónomas están empezando a comprar vacunas por su cuenta: Alemania, Madrid, Valencia, Andalucía, y si el flujo de vacunas no termina de llegar, está por ver cuantos más se subirán al carro.
La tercera y última razón a la que apelo es una cuestión de marketing puro y duro. Es verdad que nuestros sanitarios no pueden abarcar la totalidad de la vacunación, pero se les puede echar una mano. De hecho, el ejército y los farmacéuticos ya hace tiempo que se ofrecieron, pero claro, aceptar esa ayuda significaría reconocer la incompetencia y la debilidad de quien dirige el cotarro y eso es innegociable, más en época de elecciones. Muy mal se tiene que poner la cosa para que esta vía sea factible.
Tampoco me salen las cuentas si hablamos de previsión de crecimiento. El 7,2% anunciado a bombo y platillo por el Ministerio de Economía y que aspiraba a elevar hasta un 9,8% gracias al maná europeo parece haber quedado en evidencia, habiendo sido incluso refutado por el propio Banco de España, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el Fondo Monetario Internacional o la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIREF). De verdad que a veces me pregunto si esta gente que nos gobierna no vivirá en un universo paralelo.
Mucho menos me salen las cuentas si hablamos de la aerolínea Plus Ultra. O, mejor dicho, me salen carísimas. No logro entender (sin pensar mal) como la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) le puede soltar 53 millones de euros de todos los españoles a una empresa que apenas representaba el 0,03% del tráfico aéreo en España en 2019, muy por detrás de otras aerolíneas también españolas como Iberia, Vueling o Air Europa, que cuenta en su flota con solo 1 avión y que, para colmo, solo ha realizado dos vuelos en lo que llevamos de año. Por si esto no les parece suficiente, Plus Ultra arrastra pérdidas de ejercicios anteriores que superan los 10 millones de euros y su fondo de maniobra es negativo en casi 6 millones de euros. No hay más que prestar atención a los datos de la compañía para concluir que es de todo menos estratégica.
Con los 53 millones de marras se podía haber rescatado a no sé cuántas agencias de viaje, que sí son estratégicas y que sí van a ser indispensables en la recuperación del turismo. Hasta que se desató la pandemia, España era el segundo país en número de visitantes, pero el primero en lo que a ingresos y estancia de turistas se refiere. Deberíamos ser también los primeros en proteger a nuestro tejido empresarial, para que cuando empiece la recuperación sea inmediata. Pero la realidad nos dice que la temporada de verano está a la vuelta de la esquina y la previsión de vacunación del 70% no será antes de finales de agosto. Otro año que se nos va por el desagüe.
Esperemos que este no sea el criterio de reparto adoptado para los tan necesarios fondos del Plan de recuperación europeo. En fin, ver para creer.
Nos vemos dentro de tres semanas, saludos.