Malos directivos que generan miedo

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Los malos directivos meten miedo y gestionan con el miedo | Foto: StockSnap en Pixabay
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El miedo es una de las emociones desagradables, ya que las sensaciones que nos provoca no son placenteras. Esto no lo hace una emoción negativa, ya que ninguna emoción lo es. Toda experiencia emocional siempre es positiva, ya que nos ayudan a resolver situaciones de nuestra vida.

Todas las emociones en exceso, incluso el miedo, no son sanas para los seres humanos. Es por eso que el miedo siempre está a flor de piel, listo para actuar apenas aparecen los primeros indicios de incertidumbre. En el trabajo no es necesario que surja una amenaza explícita, solo basta con que se pierda certeza o previsibilidad para que empiece a manifestarse.

Los malos directivos no tienen estrategia en las organizaciones que dirigen, las cuales, además, no tiene definidos sus valores, junto con ello, esos malos directivos no reconocen el esfuerzo y lo que hacen sus trabajadores, no hacen equipo, no cuidan las relaciones interpersonales ni la amabilidad, echan broncas, suelen ser egocéntricos, están demasiado centrados en su imagen, tienen tanto miedo al fracaso...

Los malos directivos meten miedo y gestionan con el miedo. Un mal jefe obtiene autoridad esparciendo miedo. Amenaza tanto abierta como sutilmente para lograr sus objetivos.

Sabemos que cuando el miedo entra por la puerta, el talento se va por la ventana. Y es que el miedo, como una de esas emociones paralizantes, nos impide trabajar el resto de aspectos. El miedo puede conseguir resultados a corto plazo, pero rompe las organizaciones a medio o largo plazo.

Cuando el miedo se instala en tu organización, se corre el riesgo de perder:

El talento. Cuando se tiene miedo nuestra capacidad de reflexión se nubla. En nuestro cerebro, la información pasa primero por el sistema límbico y la amígdala, que controlan nuestras emociones, y luego por el neocortex, donde se da el razonamiento. Por tanto, el miedo incide directamente en nuestra capacidad de razonar.

La creatividad y la innovación. La disminución de las conexiones neuronales, que se da como consecuencia de los miedos, inhibe el surgimiento de actitudes creativas y constituye un obstáculo para la innovación.

La visión a largo plazo y la capacidad para reinventarse. Los temores paralizan y nos hacen tener una visión cortoplacista de las situaciones que vivimos.

La felicidad. Los miedos producen el síndrome de la felicidad aplazada por el que no actuamos sobre nuestro presente pensando en que nuestro futuro será mejor.

La salud y la calidad de vida. Además, el estrés aumenta la secreción de corticoides lo que repercute directamente en nuestro sistema inmunológico.

Además del miedo, humillan frente a los demás. El jefe filtra el error en el equipo como un veneno silencioso. De esta manera, gradualmente se desmorona la confianza en uno mismo.

También gritan, no hablan ni dialogan ni escuchan. Hablan de sí mismos. Y cuando no se les hace caso, o no se está de acuerdo con lo que piensan, gritan. Es su manera de comunicar.

Nunca alaban y si lo hacen, es una manera falsa de contactar. La mayoría de los trabajadores se quejan de que les falta reconocimiento en el trabajo. Un mal jefe no elogia, a no ser que sean de los suyos.

Asimismo, se esconden. Un mal jefe prefiere esconderse del equipo o terminar las reuniones lo más rápido posible.

Y solo acepta sus propias ideas. Un mal jefe no está abierto a nuevas ideas, a menos que provengan de él mismo. Solo promueve a los miembros del equipo que no pueden ser peligrosos para él/ella y que aceptan y elogian sus ideas sin críticas. De esa forma, el equipo siempre producirá resultados mediocres.

Es muy habitual tener jefes que a la hora de ayudar y apoyar, echan broncas que no conducen a nada. Además, de forma habitual, los jefes no saben echar broncas, utilizan muchos virus y bacterias e infectan la relación entre jefes y trabajadores.

Además, existe una escasa implicación del superior en la toma de decisiones, en las necesidades de sus subordinados y en las mejoras necesarias para lograr los objetivos.

Los malos directivos siempre están preocupados por su imagen y por lo que los demás pensarán de ellos. En lugar de trabajar con su equipo para crear los resultados que les harían llamar la atención, hacen que todo gire en torno a sí mismos. Los malos jefes se preocupan por lo que su equipo piensa de ellos. Quieren desesperadamente que les admire. Deben tener todas las respuestas, y en lugar de centrarse en los problemas, todo gira en torno a las apariencias. Quieren parecer fuertes, imperturbables, incluso invencibles ante su equipo.

Dicho en pocas palabras, el jefe que da miedo, da mensajes negativos. El miedo genera resultados muy volátiles, que desaparecen con la misma rapidez con que aparecieron. Conozco algunos. Los resultados son malos.