Personas rebeldes
La ciencia desvela por qué nos atraen más las personas rebeldes, las que están fuera de la norma, las que no dudan en ser impulsivas e imprudentes en ocasiones, las que son capaces de dejar las reglas a un lado para vivir arriesgándose en cada paso.
Se sabe que las personas con un carácter más impulsivo tienden a ser preferidas como parejas en comparación con aquellos que siguen un enfoque más metódico. Esta preferencia parece tener raíces profundas en nuestra biología. Algunos de los rasgos que se han observado en dicho estudio y relacionados con estas personas se traducen en la vida cotidiana como una inclinación hacia la aventura y una tendencia a desafiar las reglas, entre otros comportamientos.
La atracción por las personas rebeldes es mucho mayor que la que sentimos por las metódicas, algo que explican como un efecto completamente biológico. Son seres humanos con unas cualidades evolutivas mayores.
Las personas que se sienten atraídas por esta forma de ser afirman que ven en los sujetos más espíritu aventurero y la capacidad para romper las normas. Esto se asocia con una vida más divertida, más emocionante y más cargada de anécdotas. En el amor, nadie quiere casarse con el aburrimiento.
La personalidad rebelde suele producir tensiones y conflictos allí donde interacciona. Pone nerviosos a muchos, pero también les debemos que a veces salgamos de nuestra zona de confort.
Las personas rebeldes tienden a mostrarse más receptivas a formas de pensar y de hacer que resultan chocantes e innovadoras, y muestran mucho menos respeto por la autoridad que el resto.
Los rasgos de las personas rebeldes
Quienes se caracterizan por su rebeldía presentan las siguientes características.
1. Se llevan mal con la autoridad y mantienen tensión con ella
Aunque el día a día les obliga a vivir según las normas que dictan ciertas autoridades -por el simple hecho de vivir en un Estado-, llevan mal este hecho. Esto hace que con relativa frecuencia rompan esas normas que se consideran básicas, exponiéndose a algún tipo de violencia.
En definitiva, cuanto más rebelde es una persona, más tendencia tendrá a cuestionarse las normas y reglas que otros toman como algo natural e inalterable. Para bien o para mal, esto da lugar a conductas que en algunos casos se consideran disruptivas. El resultado es que tienen más posibilidades de tener choques con la autoridad, dado que consideran que buena parte de las normas que estos últimos velan son arbitrarias y no están justificadas.
2. Predisposición creativa, diría que son creativas
Las personas rebeldes no tienen por qué ser hábiles en alguna de las artes, pero sí tienen una predisposición a ser creativas, aunque se trate de una forma de creatividad poco pulida. Por ejemplo, es frecuente que utilicen objetos con finalidades diferentes a aquellas para las que fueron diseñados.
3. Rechazan muchas de las etiquetas habituales e incluso las detestan
Para las personas rebeldes hay fenómenos de la vida que no merecen ser limitados a una palabra. Utilizar estas fórmulas lingüísticas sirve para comunicarnos y entendernos mejor, pero, a cambio, limitamos el significado de lo que realmente querríamos expresar. Es por eso que prefieren expresarse de otras maneras para comunicar ciertas cosas, como, por ejemplo, frecuentemente, la relación que tienen con una persona.
4. Rechazan, y diría yo que odian, la monotonía
Buena parte de la monotonía que es tan frecuente en la sociedad actual se debe a la simple costumbre, o a la obligación. Esto hace que las personas rebeldes puedan desentonar, ya que al igual que otros individuos no tienen por qué cambiar de hábitos en su día, las primeras no tienen por qué conformarse con hacer siempre lo mismo.
5. Su vida se basa en la apertura, no en la transgresión
El sentido de la vida de las personas rebeldes no se basa en transgredir las normas por el simple hecho de hacerlo. De ser así, esta sería una falsa rebeldía basada en la reacción a lo que ocurre. En todo caso, su concepción de lo que significa vivir es más amplia que la del resto de miembros de la sociedad: no quieren que se les cierre ninguna puerta si no hay una buena razón para ello.
La personalidad rebelde corresponde a los exploradores natos. Estas personas están dotadas de una gran curiosidad, que no tiene límites. Son felices cruzando la frontera y ampliando sus horizontes. Lo que buscan no es incumplir las normas o ir en contravía de lo establecido, sino ver qué hay más allá de esto.
No viven en función de los mandatos, ni para acatarlos, ni para sobrepasarlos. Lo que los guía es su propio afán de conocer más y cruzar la barrera de lo habitual.
6. Rechazan la competitividad y la evitan
La idea de tener que estar compitiendo constantemente con los demás les causa rechazo, ya que es una lógica que lleva a entrar en un círculo vicioso de trabajo, atándonos a una dinámica que escapa totalmente a nuestro control.
Dicho de otra manera, ven la competitividad como una norma indirecta, por la cual las personas tratan de adaptarse lo máximo posible a lo que se espera de ellas, de manera que el resultado es la satisfacción de unas reglas que nadie ha elegido.
7. No actúan según las expectativas de otros
Lo que los demás opinen de las personas rebeldes no hace que estas últimas adapten su manera de ser en sociedad, ya que rechazan la idea de que sea alguien quien defina desde fuera lo que uno mismo debe ser. La única excepción a esto ocurre cuando no adaptar el comportamiento a las expectativas de otros supondría un coste objetivo, muy alto y con altas probabilidades de que se sufran esas consecuencias.
8. No juzgan a los demás de forma innecesaria
Del mismo modo en el que disfrutan de su propia autonomía, las personas rebeldes evitan hacer juicios de valor sobre decisiones muy personales que hagan los demás acerca de cómo guiar sus vidas.
9. No se sienten culpables por no encajar en la estética dominante
Las apariencias cuentan mucho, pero eso no hace que la autoestima de las personas rebeldes se tambalee cuando deciden no amoldarse a esos criterios.
10. Experimentan y son audaces
La experimentación es algo que está muy presente en las vidas de las personas rebeldes. Esta es una forma de poner a prueba nuevas formas de ver el mundo. No se conforman con lo establecido y probado, sino que proponen otras posibilidades. Por lo mismo, son personas audaces que no se detienen ante las “verdades absolutas”, sino que ponen todo en tela de juicio. Lo suyo es el pensamiento crítico.