Valientes, con valor y que no odian
Hay una cualidad que siempre ha sido constante en el tiempo y que caracteriza a los grandes líderes del pasado, del presente y del futuro: la valentía
Para triunfar en la vida no es suficiente con tener talento, inteligencia, compromiso, ambición o buena disposición; un elemento indispensable en la ecuación es: ¡el valor!
Y para mi el mayor valor es el que dijo Pepe Mújica: "En mi jardín hace décadas que no cultivo el odio. El odio termina 'estupidizando' porque nos hace perder objetividad ante las cosas, el odio es ciego y el odio nos destruye. La realidad es que no me gusta oír a la gente que odia cosas de la vida cotidiana. Odiar el odio, el rencor, la envidia. Esos son buenos líderes.
Esa es la clave de los líderes que necesitamos. Esa es la valentía que hace falta, ese es el poder de los/las líderes del futuro.
Son muchas las capacidades que definen hoy en día al nuevo líder de las organizaciones: comprometido, cercano, innovador, empático, realista, menos jerárquico, creativo, facilitador….
Pero hay una cualidad que siempre ha sido constante en el tiempo y que caracteriza a los grandes líderes del pasado, del presente y del futuro: la valentía.
Podemos definir este liderazgo valiente en la capacidad de afrontar los retos y anticiparse a los problemas, tomar decisiones adecuadas incluso con falta de información, mantenerse firme bajo presión, asumir los riesgos que nos ayudan avanzar no simplemente conservar la posición, saber delegar inteligentemente en los demás aun cuando estos te pueden fallar es la única forma de crear más líderes, ser muy honesto y asumir tus errores lo que conlleva disculparte cuando los cometes. La mayor valentía empieza evaluándonos y asumiendo nuestros fallos.
Ser valiente no significa no tener miedo sino actuar a pesar de ello, seguir adelante aun ante las adversidades, salir de tu zona de confort, defender lo ético y lo justo, adelantarse a los cambios, enfrentarnos a nuestros temores para llegar lejos. Un líder valiente siempre llena de inspiración a sus colaboradores para que lo sigan en su camino.
Y como apunta líder exponencial, si una persona tiene lo necesario para ser un líder valiente, estas son las cosas que debe hacer:
• Enfrentar la realidad de frente. Quitarse las gafas de color rosa y enfrentarse a lo que realmente está sucediendo. Buscar hechos y no basarse en juicios a la hora de tomar decisiones. Solo cuando una persona sabe lo que realmente sucede puede llevar la situación a un lugar más exitoso y efectivo.
• Permitir el fracaso. Los líderes valientes están abiertos a nuevas ideas audaces que no siempre tienen los resultados esperados, lo que significa que ante estas situaciones deben permitirse errores. El camino hacia el éxito casi siempre está lleno de fracasos, así que permitámonos fallar, y animemos al equipo a tomar iniciativas aunque a veces no se obtenga los esperado. Esto posibilita como líder y al equipo aprender y crecer a partir de la experiencia. Liderar desde el miedo puede tener unas graves consecuencias negativas.
• Decir lo que hay que decir. No nos imaginemos cuántas veces hemos escuchado: "Me gustaría tener el coraje de decir lo que quiero decir". Muchas veces, sobre todo los líderes afiliativos, cohesionadores y humanistas, tienen miedo al fracaso. Tienen miedo a desatar la tormenta perfecta si sacan a relucir ciertos aspectos del comportamiento de los miembros del equipo. Probémoslo. Seamos valientes y digamos lo que necesitemos decir. Callarse solo mantiene el conflicto guardado esperando coger tamaño para salir con mucha más fuerza.
• Animar a los integrantes del equipo a pensar por sí mismos. Ayudarles a ser proactivos. Muchos líderes tienen buenas ideas y disfrutan compartiendo su sabiduría con los demás, pero es el líder valiente quien alienta a las personas a pensar por sí mismas y escuchar sus pensamientos y reflexiones.
• Hacerse responsable. Hagámosles saber a la gente que pueden contar con uno. Cumplamos los compromisos y asumamos los propios errores y límites. Cuando nos responsabilizamos, provocamos que modelen ese comportamiento a quienes nos rodean y ayudamos a establecer una cultura con una alta responsabilidad.
• Tomar decisiones y seguir adelante. Expresar un liderazgo valiente alentando acciones decisivas que mantengan las cosas en movimiento. Evitar la «parálisis del análisis». La reflexión y la planificación son elementos importantes de toda estrategia pero sin la toma de decisiones y la acción no hay resultados.
• Mantener el rumbo incluso cuando sea difícil. Los líderes valientes tienen un pulso firme. Cuando nos caigamos, volvamos a subir. Cuando fallemos, volvamos a intentarlo. La tenacidad es un gran componente de coraje. No dejemos que pequeñas desviaciones hagan cambiar el rumbo establecido.
• Dar crédito a quienes lo merecen. No tengamos miedo de recompensar a aquellos colaboradores con un alto potencial. Diseñemos planes de desarrollo a partir de estas personas con un alto desempeño.
Y como apunta Silvia Bueso, "ser valiente como líder supone en muchas ocasiones tomar consciencia de que no siempre tienes el control de tu vida, ser tú mismo/a y coherente con los valores de una persona, expresar las propias ideas aceptando y escuchando las de los demás, ser flexible y con cintura para adaptarse a cada persona del equipo y al contexto o situación, ser intuitiva y actuar desde la intuición con una intención que refuerce las relaciones. Y luego tener el coraje para pasar a la acción siendo congruente con todo lo anterior. Y allí, después de la valentía, cuando una persona percibe que lo que siente y piensa tiene coherencia con las acciones, es síntoma que con toda probabilidad el ser de una/o y el hacer están alineados".
Y es que el ser humano tiene el tamaño de aquello que se atreve a hacer. Lo importante en definitiva es no imponer la razón del jefe, del líder. Llevar bien que le lleven la contraria y encajarlo con curiosidad e interés para vestir soluciones en equipo, creando un sentimiento de orgullo y pertenencia. Mucho es. Muy importante también. Líderes con valentía, líderes con valor, líderes que no odian.