Bienvenidos
Al fin arrancó la temporada para el Granada CF. Si las cuentas no me fallan es la 88ª de su historia. La 22/23. La del reencuentro con la Segunda División después de jugar en Europa. Y la Liga Smartbank no nos pudo dar mejor bienvenida: una victoria en un paraje paradisiaco, Ibiza.
Una fecha y un lugar, por cierto, en el que se me ocurren hacer mil cosas antes que jugar al fútbol. Pero bueno, antes de que desate mis pasiones y me aparte de la senda deportiva que es la que debe guiar al presente texto -y a pesar, como digo, del caluroso recibimiento que nos otorgó LaLiga- quiero dar la mayor de las bienvenidas a este bendito club a los más de 2000 nuevos abonados al Granada CF. Porque, sin olvidarme de los de siempre, los que renovamos nuestro carnet temporada tras temporada desde tiempos inmemoriales, este verano los verdaderos protagonistas han sido ellos. Ellos han redondeado la exitosa campaña de abonados y con ellos aflora un dato muy relevante que creo que ha pasado prácticamente inadvertido: el crecimiento de la masa social granadinista.
Bien es cierto que, cuantitativamente, han llegado los mismos que se han ido. Por lo que, más o menos, somos los mismos que la temporada pasada. Pero, cualitativamente, a priori, hay un gran salto, ya que los que se han marchado lo han hecho mostrando, simplemente, un claro interés por disfrutar de la máxima categoría del balompié nacional; y los que llegan lo hacen mostrando un claro interés por ver a su Granada, sea en la categoría que sea.
Todos sabemos que abonarse tras un descenso no es sencillo. Y más aún en esta tierra donde aún hay quien te pone en jaque por declarar tu amor único e incondicional por este club. Pero ellos lo han hecho repletos de ilusión. Y eso que tampoco lo han tenido nada fácil técnicamente. Han tenido que sufrir una tediosa fase de nuevas altas pésimamente gestionada por parte del club. Quien más quien menos, ha tenido que realizar el proceso informático en repetidas ocasiones (hay quien asegura que más de 30 veces) mientras observaba impotente como desaparecían las mejores localidades que quedaban libres, han realizado largas colas bajo el implacable sol de agosto o han recorrido cientos de kilómetros perdiendo hasta días de vacaciones. Desde luego era más sencillo haber desistido. Salvando las distancias, podríamos empezar a llamarlos filipinos a ellos también.
Era un verano propicio para el lamento, para recrear el penalti de Molina día tras día, para haber asistido a una desbandada general, tanto en el vestuario como en la grada. Sin embargo, ellos han conseguido contagiarnos su ilusión. Su ilusión por ver a su Granada, a nuestro Granada, sea en la categoría que sea. Todos sabemos lo difícil que es encontrarte con un granadinista de verdad, por ello, esos más de 2000 nuevos forofos son nuestro nuevo gran tesoro. Por favor, Granada CF, cuídalos bien.