La peor derrota de la historia
Debía contar con 16 ó 17 años, cuando, una vez más, acudía incauto a Los Cármenes repleto de ilusión. Estaba seguro de que aquella pesadilla, al fin, iba a terminar. Que el Granada iba a salir de la Tercera División, tras ese año que desfilaba de forma directa y sin vacilaciones al anecdótico histórico de un equipo renacido. No dudaba que la temporada que terminaba aquella tarde de infausto recuerdo iba a representar nuestro purgatorio por todos los pecados pasados. Pecados que no se volverían a repetir.
El guion del resurgimiento del Histórico -los noventa minutos contra el Quintanar del Rey- cumplían minuto a minuto, línea a línea, con lo que debía ser. Un sufrido 1 a 0 que finalizarían con una muy merecida celebración. Al menos así fue hasta el descuento, cuando, repleto de seguridad, me agaché para atarme las zapatillas (que por entonces se llevaban sueltas) para saltar al césped una vez sonara el silbato del árbitro y corretear cual feliz gacela por la frondosa sabana africana. Pero, mientras atinaba nervioso con el encordado, mirando al suelo y entre un bosque de banquetas rosáceas, escuché el nervioso sonido de la incredulidad, seguido del estruendo sordo de la desolación. El defensa central del Granada acababa de cabecear hacia nuestra portería el gol del Quintanar, yéndose con ese mismo marchamo lamentoso que tomó el balón todas nuestras esperanzas y, casi, la vida del propio Granada CF. En aquel preciso instante se materializó la peor derrota de la historia de nuestro sufrido club.
Ayer también perdió el Granada contra un equipo de la cuarta categoría. Aunque ahora lo hizo con dos grandes diferencias: jugaba con futbolistas de Primera División y no se jugaba la vida. Estoy de acuerdo en lo del fracaso, la vergüenza o la indignación, pero también creo que debemos relativizar. Ayer al Getafe le metieron 5. Y, aparte de los azulones y el Granada, ya han sido eliminados dos primeras más. Y esto, siendo sinceros, es lo que mola de la Copa. No que pierda el Granada, sino que los equipos grandes se midan a los más pequeños y a veces pierdan. Recordemos que el tildado por muchos como “el mejor Granada de la historia” -como nos gusta meter a la historia cada vez por tres- las pasó canutas en este torneo. Y también contra equipos del cuarto cajón. L’Hospitalet, Badalona, Badajoz, Tamaraceite… Hasta los defenestrados Ramos y Koybasi tuvieron que erigirse en salvadores del legendario Diego Martínez.
Aun así, no me hace falta ir hasta el partido del Quintanar para recordar una derrota del Granada más dolorosa que la de Mancha Real. Una frente al Mallorca este domingo sería mucho peor.
