Los 40 son los nuevos 30
Dicen que los 40 son los nuevos 30, pero lo cierto es que yo, que en un par de días cumplo 38 años, veo con vértigo cómo se acerca la nueva decena. A veces me paro a pensar y me veo con tres maravillosas hijas, felizmente casado y con trabajo fijo, y considero que la cosa no me ha ido nada mal. Pero la barba ya es más blanca que negra, la incipiente barriga ya es fija, las agujetas si intento hacer deporte me duran una semana y de las resacas mejor no hablar. Cada vez veo más claro que ya no estoy para todas las situaciones y que hay que elegir meticulosamente los momentos para dar lo mejor de mí. Cada vez tengo más claro que hay que esperar en el banquillo a que llegue la mejor ocasión.
El viernes, al fin, casi 200 días más tarde de aquel fatídico penalti fallado, pudimos celebrar un gol de Jorge Molina en Los Cármenes. Fue más de medio año después y ya en Segunda División, pero me dio igual. El único futbolista de la plantilla del Granada C.F. que es mayor que yo, volvió a sonreír y, con él, todos nosotros, los que nos cuesta asumir que somos más viejos que la mayoría de los jugadores.
Molina, después de un inicio de campeonato con un rol secundario, acumula cuatro titularidades seguidas, dos goles y una asistencia. Y se erige como un ejemplo para todos los que esperamos en el banquillo. La ovación que recibió la noche del viernes me hizo pensar que quizá sea cierto eso de que los 40 son los nuevos 30; que podremos tener canas, barriga, agujetas y resacas interminables, pero en cualquier momento volveremos a saltar al campo para anotar un gol de auténtico crack.