De Motril, con móvil violado y criticado

El presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, interviene en un Desayuno Deportivo de Europa Press.
El presidente de la RFEF, Luis Rubiales | Foto: Archivo
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Se llama Luis Rubiales y es presidente de la Real Federación Española de Futbol. Se llama Luis Rubiales y está involucrado en el lío de llevar la Supercopa de España a Arabia Saudí y en cuyas negociaciones un jugador en activo, llamado Piqué, ha cobrado a través de una empresa suya unos cuantos millones en concepto de intermediación.

Se llama Luis Rubiales, se pone a pecho descubierto ante la prensa en una larguísima rueda de comunicación y cuenta que amén lo anterior, que es legal y nadie ha podido demostrar lo contrario, resulta que todo sale a la luz porque alguien muy interesado en que lo pongan en la calle, ha montado el lío y para eso ha sacado de su teléfono las conversaciones sobre el tema, más las fotos familiares, más la agenda personal y profesional, etc.

O sea, que en este país llega un personajillo, o más de uno, y te roba tu intimidad, hace con ella lo que quiere, monta un espectáculo y hay algunos profesionales de la información que con los datos robados se dedican a fastidiar al que sea. Y mucho mejor si ese quien sea es el presidente de un organismo importante que administra el fútbol español.

El problema es que, demostrando todo eso, lo que viene detrás es un acoso continuo por parte de los mencionados informadores a los que, en lugar de interesarles el presunto delito cometido contra el señor Rubiales, lo que les interesa es repetir una y mil veces que lo que ha hecho mal el caballero en cuestión es señalar que es un motrileño que ha luchado lo imposible para llegar a lo más alto dentro de ese mundo cada día más extraño del balompié después de haber jugado en todas las categorías, que ha trabajado y conseguido su título universitario, que sus hijas están en el interior del móvil con fotos y más y que todo eso voló cuando alguien que nadie identifica, de momento, pero que está en la mente de casi todos, se lo llevó sin más.

Y esos compañeros de profesión del que firma, repiten una y otra vez que a ver a qué viene eso de que señale tanto de dónde es, de que no bebe nada en absoluto, de que es un hombre honrado y si no que venga alguien y demuestre lo contrario, de que es un luchador que no se rinde y de que está más que molesto por la situación creada ante el robo y el secuestro de los datos familiares y profesionales que han salido del interior de su móvil.

O sea, que usted en ese aparato, que sirve para muchas más cosas que para llamar por teléfono, lo guarda absolutamente todo y ese todo le puede ser copiado sin que nadie imponga castigo al autor, entre otras razones, porque en este país por lo visto y casi demostrado, llevarse por la cara el interior del móvil de otro no es un robo o no se entiende como tal. Que en otros países es distinto, pero como vivimos aquí…

Tengo que admitir que, o mucho han cambiado las cosas, y yo no me enterado de la película, o este es otro mundo al que yo no pertenezco, aunque siga vivo. A mí me enseñaron los que me enseñaron, y eran lo mejor de lo mejor de Granada, que había que ir a lo importante y dejarse de mirar a donde no se debía, que la vida privada es lo que significa y que ser periodista no era convertirse en portera de un edificio intentando saber de mala fe todo de los vecinos.

En este caso, una vez que se sabe que si una empresa del señor Piqué ha cobrado una comisión es lógico y normal, que si la Federación no se ha llevado un duro, como dice el presidente, tampoco se ha incumplido nada y que si llevar los partidos a Oriente genera muchísimo dinero es una gran idea, pues no te importa, y cuando el de Motril se enfada, se defiende y enseña las uñas ante todos y dedica muchísimo tiempo a responder absolutamente a  todas las preguntas que le quieran hacer entonces arremetes con lo que cuentan las conversaciones personales grabadas en el móvil, montas un pésimo circo y lanzas los comentarios de maligno sentido que no deberían corresponder a un informador serio.

Y es que muchos, ya demasiados, se convierten de pronto en periodistas, policías, jueces, patólogos, forenses, criminólogos… y todo lo que haga falta para analizar, sin que venga a cuento, lo que le pongan delante. Y lo peor es que todo lo anteriormente contado no lo he oído ni visto en programas de los llamados amarillos y de escándalo tan asiduos desde hace tiempo. Esto visto y oído ha pasado en programas deportivos, lo cual es verdaderamente delirante. Hasta tal punto que, en uno de ellos, un periodista más normalito tuvo que reprender a los demás y señalar con todo lujo de detalles lo que es Motril, lo que genera para el comercio nacional e internacional, lo interesante que es para el turismo y lo bueno que tienen sus gentes.

Así, con todo esto en la calle, pasó de momento la bronca a voces, a Piqué le pitaron e insultaron en su último partido y nadie, absolutamente nadie, ha dicho que llevarse el interior del móvil de otro es malo y es delito. Y, por supuesto, nadie, absolutamente nadie, ha llevado el tema a una fiscalía o sitio parecido.

O sea, quedó claro que Luis Rubiales es de Motril, a donde llegó con meses, tiene un móvil cuyo interior fue robado, le han dado todos los palos del mundo y alguno más por defender su intimidad violada y pregonada, trabajador, presidente de una entidad, duramente criticado y nadie pone remedio. Y esto le ha pasado a alguien importante, que si llega a ser un triste albañil…