Paradojas municipales
La ciudadanía de Granada vive esta desvergüenza donde importan los intereses personales o partidarios
Mientras leía un artículo sobre el futuro de las ciudades contemporáneas no podía dejar de pensar en mi ciudad, en nuestra ciudad. Lo hacía a propósito de conocer que en estos momentos existen iniciativas internaciones dedicadas a impulsar la trasformación de las ciudades para adaptarlas a las nuevas necesidades que estas presentan. Transformar los espacios urbanos es una necesidad del presente y es sobre todo una garantía de futuro para poder mantener espacios habitados saludables, sostenibles, inclusivos y justos. No es una declaración vacía es una necesidad que cobra todo su significado tras lo vivido por la pandemia y las secuelas que la misma está dejando en los entornos urbanos. Aquí en nuestra ciudad con una economía sin diversificar y dependiente fundamentalmente del turismo y de los servicios, el impacto es tan demoledor como evidente, es como si Granada tuviera más necesidad que otras ciudades de ser repensada, de buscar esas transformaciones que la hagan salir del atolladero en el que está. Sin embargo, la realidad es que la ciudad camina sin rumbo, sin dirección alguna seguramente hacia alguna parte tan desconocida como incierta.
Sin dirección política, cuando todas las ciudades están buscando como situarse en los nuevos escenarios y aprovechando las oportunidades de los fondos europeos, así como las directrices de las instancias internacionales como el desarrollo de la nueva agenda urbana para orientar a las ciudades en los objetivos de desarrollo sostenible, aquí somos noticia por la patética situación política del ayuntamiento de nuestra ciudad, cuando más falta nos hace disponer de una acción política planificada , más abandonada está la ciudad a su suerte con un vacío de poder y de capacidad que aunque ya comenzó hace dos años con el pacto espurio de Cs y PP, en la actualidad está rozando lo esperpéntico. El alcalde en un perfeccionado ejercicio de cinismo, es experto en tales comportamientos, apela a la estabilidad clamando la vuelta al gobierno de coalición con el PP, ese PP irresponsable que ha abandonado la ciudad a la suerte de un raquítico gobierno de 2 concejales, reclamando sus 2 , esta vez años, que aseguran pactaron en el reparto con Cs tras las elecciones de 2019 que dio lugar al gobierno municipal que se ha descompuesto hace ya casi un mes, dándose la paradoja de que el alcalde lo es del grupo con menor representación.
El alcalde ahora, reclama estabilidad cuando su mandato ha sido y es un ejercicio de fonambulismo político como lo prueba que ha sido abandonado no sólo por sus socios de gobierno, además por la mitad de sus propios compañeros de grupo. Tras dos años de acrobacia y en la cuerda floja ha caído estrepitosamente y en lugar de recomponerse está enredado en su propia red, ajeno a los intereses de Granada. Salvador, buscando salvarse él y sólo él, trata de proponer ahora que PP o hasta el PSOE, se avengan a convenir algún acuerdo reconociendo por tanto la inestabilidad absoluta en la que tiene sumida la ciudad.
El PSOE en un ejercicio de responsabilidad con la ciudad ofrece su mayoría de votos a un acuerdo que conforme una mayoría que pudiera materializar una moción de censura para alcanzar un gobierno eficaz y progresista para la ciudad, no en el aire, si no acompañado de un plan de 40 medidas urgentes como base para la negociación.
Es lamentable el comportamiento de Unidas Podemos tratando de ponerse interesantes ante una situación tan grave, se echa en falta una mayor altura política para desde la humildad de disponer de tres concejales posibilitar el gobierno de progreso que la ciudad necesita. No es tiempo de ambages y escenificaciones, es tiempo de aunar fuerzas y arrimar el hombro para conseguir los apoyos necesarios para sacar a Granada de esta paralización. Pero no, por paradójico que resulte, tratan de darse importancia para no estar en lo que importa. No creo necesario buscar explicación a las posiciones de VOX o de los llamados no adscritos, ellos mismos se explican con sus acciones.
Cuando las ciudades se dotan de proyectos para rediseñar su futuro, la ciudadanía de Granada vive esta desvergüenza donde importan los intereses personales o partidarios y en la que los intereses de la ciudad están desaparecidos. Tengo que reconocer que no espero nada de quién más responsabilidad tiene, porque el alcalde si tuviera un mínimo de generosidad con su ciudad daría un paso atrás y dimitiría posibilitando que gobernara la lista más votada, esta vez sin paradojas.