El secreto de una mente joven
Las personas con un estilo y condiciones de vida saludables, además de una herencia genética afortunada, se dice que tienen una edad biológica menor
Todos tenemos una edad cronológica, pero algunas personas se sienten más jóvenes que otras. Es lo que se llama la edad subjetiva.
También he leído que el secreto de una mente joven es saber que el éxito pasado es temporal, que el fracaso se puede superar y que la utilidad real es seguir aprendiendo una vez más. Así lo digo y así lo pienso
Aprender cosas nuevas no solo nos permite estimular la mente y retrasar la pérdida de la memoria, sino que también favorece la autoestima y contribuye a tener una actitud positiva frente a la vida.
Todos tenemos una edad cronológica. Pero algunas personas de 50, 60 o 70 años se ven y se sienten jóvenes, mientras que otras no. Las personas con un estilo y condiciones de vida saludables, además de una herencia genética afortunada, se dice que tienen una edad biológica menor.
Cinco claves para mantener el cerebro joven sea cual sea su edad que he leído en el país y que me han gustado especialmente:
1. Comer poco
Hay que comer poco. Una razón es que la obesidad afecta a la función cognitiva. Comer un 30% menos de lo habitual logra, entre otras muchas cosas, un descenso en la generación de radicales libres, esas moléculas que afectan lentamente a la producción de energía necesaria para desarrollar las funciones celulares de forma óptima y, además, reduce y ralentiza la actividad de ciertos genes que destruyen neuronas.
Comer menos, además, despierta otros genes beneficiosos para el cerebro. Se ha comprobado en animales que los que ingieren un 30% menos de lo acostumbrado viven entre un 20% y un 50% más que los que lo hacen sin restricción, reduciendo además a la mitad su tasa de cánceres y enfermedades vasculares.
También comer fruta mientras se trabaja afecta la capacidad de la insulina en su tarea de ayudar a las células cerebrales a transformar los azúcares en la energía necesaria para pensar. Por otra parte, las grasas saturadas entorpecen la motivación. Ingerir demasiadas obstaculiza la función de la dopamina en el cerebro, un neurotransmisor esencial para mantener viva nuestra motivación. A más grasas saturadas, más ganas de comer mayores cantidades. En lugar de patatas fritas, tomar frutos secos como semillas de chía y de calabaza. Ciertamente las células necesitan glucosa, pero mucha, en un plazo corto de tiempo, es contraproducente.
2. Ejercicio físico
Esa dieta, sana y sin excesos, ha de ir acompañada de la práctica diaria de deporte. El ejercicio físico aeróbico moderado es una de las conductas más efectivas que existen para mantener la salud de todo el organismo y del cerebro en particular. El declive neuronal se retrasa y todo indica que el ejercicio actúa como antioxidante. Es decir, reduce la oxidación celular y los niveles de radicales libres, mantiene sanos los vasos sanguíneos cerebrales y mejora el estado físico en general. A largo plazo, disminuye los síntomas de la depresión y la ansiedad y se estima que previene el alzhéimer. Siete de cada diez ciudadanos/as afirman no practicar ningún ejercicio físico diario. Y se ha demostrado que incluso empezando a practicarlo a una edad de entre 60 y 85 años, al poco tiempo mejoran las funciones mentales de aprendizaje, memoria y velocidad de procesamiento.
Es incuestionable que el ejercicio anaeróbico alimenta esa reserva cognitiva, que nos permitirá conservar una alta actividad mental durante un periodo más largo de tiempo.
3. Interacciones sociales
Mantener la mente ocupada a través de actividades como leer, viajar o jugar al ajedrez, es sin duda esencial. Además, aprender un idioma nuevo o tocar un instrumento, implica aprender, memorizar, socializar. Viajar también genera un gran aprendizaje. Es una fuente continua de estrés bueno, porque despierta emociones nuevas, hace trabajar a la mente, conlleva descubrimientos y nos mantiene vivos, despiertos y pendientes de los acontecimientos.
Las personas necesitan vivir en interacción social permanente. El aislamiento es una de las causas principales de muchas enfermedades mentales y está probado que las personas con sentido de pertenencia a un grupo o comunidad están más protegidas contra la demencia o el alzhéimer. Rodearse de personas con las que pueda mantener un diálogo y un vínculo emocional positivo es fundamental. Adaptarse a los cambios sociales es también un requisito importante.
4. Pensar en vivir cómo vivían nuestros abuelos
Soñar lo suficiente y trabajar solo en horario solar es esencial para un buen funcionamiento de la mente. Las personas que no lo hacen acaban padeciendo impactos en el comportamiento. Los desfases horarios generan sufrir déficit de atención y la mitad de nuevas neuronas en el hipocampo a lo largo de ese mes. La contaminación lumínica impide que liberemos la melatonina suficiente, deteniendo su secreción, interrumpiendo su función reparadora.
5. Sentirse joven hasta el final
Cultivar intereses y relaciones es vital para evitarlo. Como también sentirse útil, esforzarse por no depender de los demás, ayudar al prójimo en lo posible, ser agradecido con la vida y con el día a día, y disfrutar sin más de las pequeñas cosas. Sin duda, llegar a ser viejo, sano y tener la mente clara es todo un privilegio, a medida que van debilitándose otros placeres físicos, van creciendo las necesidades y goces por las cosas del espíritu. La vejez provoca un inmenso sentimiento de paz y liberación.
Los genes influyen, las circunstancias ambientales, también, en ser joven. Mantener la mente joven no es solo una forma de vivir más y mejor, también es un acto de responsabilidad hacia uno mismo y hacia los demás. Ser independiente, cuanto más tiempo mejor, debería ser un estímulo para todos. Y no olvidemos que hoy es el día que más joven seremos nunca y el que más viejo que hayamos sido jamás. Así que, manejemos bien el tiempo porque nadie lo hará por nosotros.