¿Pero interesa leer para favorecer el pensamiento crítico y la autonomía?

La lectura es una actividad inherente al hecho de aprender | Foto: Archivo GD
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En un principio aunque al final del curso pasado se dio instrucciones sobre el tratamiento de la lectura para el despliegue de la competencia en comunicación lingüística, en educación primaria y educación secundaria obligatoria, me temo que no es la comanda o consigna que se lleva a cabo en los centros educativos. Este planteamiento crítico nos lleva a plantear que la adicción al entretenimiento de las pantallas digitales de las redes sociales está siendo cada vez mayor sin prever hasta donde llegará las consecuencias.

Por una parte, posiblemente tenemos pocas herramientas para luchar contra un sistema que se está adueñando de todos: adultos, educadores y alumnado. Y digo esto porque aunque los chinos están intentando poner una solución ante el incremento de la miopía por la pantalla digital, no lo hacen verdaderamente para impulsar la rezagada lectura en formato de papel, pues acabo de ver en una noticia por televisión, que ante desviar la mirada al horizonte y a la vez ponerle unos libros delante, como medida preventiva, el joven volvía a coger de nuevo el móvil y daba un manotazo de rechazo a los libros. Curiosamente es algo que me temo que se está haciendo universal, por no decir viral con los términos apropiados en el contexto actual de dependencia de los medios de difusión de las redes. Por otra parte, aunque vivimos en el mundo de la inmediatez y de la vida virtual, de aparentes informaciones en un mundo de desinformación y adoctrinamiento.

No cabe duda de que los consejos no sirven para nada si no cotejamos ni damos ejemplo con las buenas intenciones o buenas prácticas educativas. Sorprendentemente la LOE desde el 2006 lo recogía pero casi dos décadas después con la LOMCE y LOMLOE, estamos viviendo un retroceso en la implicación lectora. Porque para fomentar el hábito y dominio lector tenemos que ser conscientes de que leer es una tarea necesaria y de esfuerzo; sin embargo cada vez más ardua y menos atractiva; por lo que habría que reinventar estrategias, quizá desde las mismas redes sociales para animación y motivación lectora. En este sentido, creo que al no exigirse, se ha permitido que no se lea en detrimento del propio acto de lectura. Lo que significa que algo falla y todos los indicadores apuntan a una realidad, que podemos observar que se nos está yendo de las manos a toda la comunidad educativa y a la sociedad en general.

Lo que si está claro es que la lectura es una actividad inherente al hecho de aprender. Además, que aprender leyendo es un modo de fomentar un pensamiento crítico ante las nuevas tecnologías de la inteligencia artificial. Ya que en la actualidad, el alumnado se enfrenta diariamente a un número ingente de textos multimodales, en distintas situaciones comunicativas, en el que debe tomar decisiones, seleccionar las fuentes más fidedignas y aplicar criterios objetivos de recopilación de la información. Por tanto, la lectura requiere una planificación y evaluación adecuada para lograr el mayor nivel de competencia y motivación. En este sentido, en el ámbito educativo, familiar y social la experiencia lectora nos dice que está siendo marginada, y que se encuentra lejos para aportar conocimientos, y desarrollar la capacidad de enfrentarse a distintas fuentes informativas, para evitar la discriminación y manipulación.

En definitiva, es fundamental revertir la experiencia y conciencia de la necesidad lectora como habilidades y destrezas de aprendizaje a lo largo de la vida. Así pues, huelga decir que cambiar la situación no va a ser fácil pero sí habría que intentarlo al menos. Sobre todo desde la literatura juvenil para explorar nuevos desafíos, inquietudes para conectar con sus emociones y preocupaciones, haciéndolos sentir comprendidos, y con esperanzas para mantener viva la tradición de la lectura para abordar temas sensibles como la salud mental, la identidad de género y aceptación personal, la sexualidad, la inclusión social y diversidad, el amor y la justicia social.

La lectura debe abordarse al servicio de las necesidades e intereses del lector y su disfrute con propuestas estéticas y éticas de lectura para reestablecer una comunicación asertiva y lúdica en el que el diálogo con los interlocutores debe ser el eje vertebrador. En definitiva, habría que concebir la lectura como una herramienta básica para el desarrollo de la personalidad y también como instrumento para la socialización; es decir, como elemento esencial para la capacitación y la convivencia democrática. En la que se fomente el diálogo entre jóvenes y sus iguales, y adultos, ofreciendo a la juventud una literatura comprometida con la realidad que viven.

Para participar y disfrutar en igualdad, de las posibilidades que ofrece la 'sociedad del conocimiento': ya que leer es elegir perspectivas desde las que situar nuestra mirada crítica invitando a reflexionar sobre una sociedad más justa. ¿De verdad podemos dar crédito a lo qué está ocurriendo, mirando para otro lado cuando se trata de leer? ¿O sería necesario compensar de algún modo la incentivación a la lectura, aprovechando las herramientas digitales, plataformas como Wattpad o redes sociales literarias, en la que se interactúen con autores, se comparta afinidades o publiquen sus propias historias o se creen talleres de escritura por poner unos ejemplos a través de las instituciones educativas, bibliotecas y familias? Para así entender mejor el mundo y el lugar que ocupan en él. Juzguen ustedes