La innovación como tabla de salvación
Me preguntan por qué soy optimista con la que está cayendo y la razón es que confío en la capacidad del ser humano para reinventarse
Si algo sabemos los españoles es de adaptación. Y también, mucho de improvisación. Me fascina observar como de un producto hasta ahora desapercibido para la mayoría de nosotros como las mascarillas hemos generado en pocos meses una “industria” antes inexistente –salvo para el ámbito sanitario- en la que proliferan modelos de múltiples diseños en casi todos los escaparates, cintas para su sujeción, fundas para guardarlas, productos anti vaho para las gafas, pantallas faciales, y un largo etcétera de accesorios originales.
Sin embargo, el mayor anhelo de la mayoría de usuarios ajenos al sector hospitalario –por razones obvias- es que llegue el día en que dejemos de utilizarlas. Lo que demuestra la capacidad de adaptación a las circunstancias de la que somos capaces, pues ya que hay que llevarlas, al menos hagámoslo, si no con agrado, sí con estética. Y de esto sabe mucho el marketing y el 'merchandising'.
Cada día son más las empresas y organismos –públicos y privados- que tienen mascarilla corporativa con logotipo serigrafiado identificando a quien la porta como miembro de sus equipos. Aquí no se escapa ningún sector. Y nunca ha habido un elemento más expositivo del sentimiento de pertenencia, casi como si de un uniforme se tratara, pero mucho más valiosa porque se lleva puesta fuera del horario laboral.
Chapeu a cuantos las venden y las compran pero no puedo evitar que me remuerda la conciencia. Porque sigo viendo en este producto un símbolo del momento tan crítico que estamos viviendo y no quiero disociarlo del marco sanitario, su razón de ser.
Llevo más de 30 años dedicado al asesoramiento de todo tipo de empresas a las que he conocido en situaciones de absoluto declive por verse tocadas por factores ajenos (llámense crisis financieras, del petróleo, del ladrillo…) Pero en esta ocasión soy optimista porque me aferro a la innovación. La prosperidad nos llega a pesar de las adversidades si somos capaces de adaptarnos sin conformarnos. Con miras de futuro, sin miedo a dejar atrás lo establecido. Hay cambios tan drásticos que configurarán un nuevo paradigma productivo, en el que ganarán puestos las nuevas formas de energía, la agricultura sostenible y las tecnológicas. Y, con más fuerza que nunca, la abogacía preventiva.
Pongamos todo nuestro talento a trabajar en pro del bien común. Sigue siendo labor de todos superar esta crisis sanitaria, económica y social, con sólo poner más empeño en innovar para renovarse y algo menos en improvisar para subsistir.