Lo importante no son las reuniones, lo importante son las decisiones
El proceso es bello, importante, necesario… pero tomar decisiones que sean útiles e importantes de manera correcta y oportuna es uno de los retos más complejos y delicados a los que nos enfrentamos los seres humanos. De esas decisiones que tomemos o no dependerá en gran medida nuestro desarrollo y nuestra felicidad, y el de otras personas. No suele haber peor decisión que aquella que NO tomamos.
En La mente es maravillosa, Bernardino Peña explica que tomar decisiones no es nada fácil, está claro. No obstante, la vida no consiente la mera pasividad y la inacción. El compromiso con la vida implica decidir. Decidir es tomar una determinación definitiva sobre un asunto. Es resolver o hacer que se resuelva un asunto definitivamente y de una determinada manera. Decidir supone renunciar, es decir, estar dispuesto a perder.
Y a ello es necesario tener en cuenta que la mejor improvisación es la cuidadosamente preparada. Prepáratelo y créetelo son dos elementos básicos para una buena toma de decisiones.
Las decisiones no sólo forman parte de nuestra libertad incondicional, sino que además determina muchos aspectos de la vida. Y para ello, el proceso no puede ser eterno, no puede generar reuniones interminables que nos hacen llegar a decir muchas veces: Más reuniones maldita, no.
Y ante ello, es necesario para tomar buenas decisiones:
- Hablar con la gente del equipo.
- Generar confianza.
- Equivocarse y reconocerlo.
- Ser transparente.
- Empoderar al equipo.
- Dejar el apoyo a las decisiones en personas expertas.
- Definir objetivos claros.
- Defender las decisiones del equipo.
- Aprender a delegar.
Todo ello nos ayuda a tomar buenas decisiones, sabiendo que la vida es una sucesiva toma de decisiones. Si nos paramos a pensar un poco, cada día son miles las decisiones que tomamos.
Casi a cada segundo de nuestra vida, hay una decisión que tomar. Y si algo podemos aprender s lo pego de la vida es que hay decisiones que nos fortalecen y decisiones que nos debilitan. El arte a la hora de tomar una decisión está en optar por aquella que nos fortalece y dejar de lado la que nos debilita.
Y ello implica elegir esa opción que nos fortalece tanto a nosotros como a aquellos que nos rodean y para quienes deseamos el bienestar.
Nos asombraría descubrir cuántas veces nos boicoteamos de forma inconsciente y elegimos la peor opción porque una parte nuestra piensa que es la mejor para las personas que nos rodean.
Para que una decisión sea la adecuada, ha de conllevar un beneficio tanto para nosotros como para las personas que nos rodean.
Para avanzar y tomar buenas decisiones, es importante:
- Tener en cuenta que normalmente no existe una única opción correcta.
- Considerar TODAS las opciones posibles.
- Visualizarnos en cada una de las opciones.
- Analizar pros y contras, y el peso emocional que tienen para ti.
- Poner una fecha para tomar la decisión.
Y además tener en cuenta que podemos equivocarnos. Es necesario confiar en uno mismo, aunque pueden presentarse dificultades en el camino elegido. Es importante saber que si nos equivocamos aprenderemos algo, lo afrontaremos. No podemos estar nunca seguros de que las cosas vayan a salir bien: pero podemos confiar en que intentaremos hacerlo lo mejor posible.
Decidir mejor que hacer sólo reuniones que aunque son importantes y necesarias (en su tiempo justo), tienen que tener siempre como objetivo una toma de decisiones, una toma de decisiones que nos ayude a avanzar.