Personas ambiciosas que quieren algo que no tienen

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Personas pensando | Foto: Archivo GD
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Tener ambición significa literalmente querer algo que no se tiene. Ser ambiciosa es un rasgo de personalidad que significa que aquellas personas que lo tienen intereses y necesitan marcarse retos constantes, tienen un gran instinto de superación y pueden llegar a aburrirse mucho o frustrarse cuando se encuentran en entornos poco estimulantes.

Hay quienes asocian la competitividad, las malas prácticas y el estar dispuesto a hacer lo que sea, caiga quien caiga, para llegar a una meta a la palabra. Esta es la connotación negativa que se le ha dado en la sociedad, que nada tiene que ver con lo que el lenguaje nos dice.

De hecho, ser ambicioso debe ir de la mano con la confianza en uno mismo. Si tienes claro el objetivo que quieres alcanzar y has desarrollado una estrategia medida, meditada, coherente y firme, llegará un momento en el que tomarás tus decisiones con mucha más seguridad. De hecho, el liderazgo tiene pilares en común con la ambición.

Para alcanzar el éxito, ya sea personal o profesional, hay que tener ambición. Después de todo, luchar por tus objetivos es fundamental para alcanzar resultados concretos. Sin embargo, ocurre que muchas personas confunden ambición con codicia, principalmente por no entender con claridad lo que es ambición. Sucede que estos dos conceptos son muy distintos. Mientras que la ambición es la disposición para enfrentar retos y crecer, la codicia son las ganas de tener más de lo necesario.

En Psicología y mente plantean ¿qué cosas caracterizan a las personas ambiciosas?. Y nos dicen.

  1. Se proponen objetivos y retos: Las personas ambiciosas tienen un mapa y saben cómo moverse para llegar a su destino. En ocasiones, el mapa es confuso y los caminos se difuminan, pero la ambición les lleva a descubrir por sí mismos nuevas y mejores maneras de lograr llegar a buen puerto. Los ambiciosos comparten un rasgo clave: la persistencia.
  2. Son capaces de asumir riesgos: La ambición es una cualidad que también reúne la habilidad para ser valiente, controlar la ansiedad y enfrentarse a un mundo lleno de dificultades. Las personas ambiciosas siguen labrando su camino a pesar de todos los problemas, y son capaces de asumir riesgos que otras personas considerarían inasumibles. Cuanto mayor sea el reto, mayor es la ambición con la que se debe afrontar. Eso sí, seguramente los frutos que se recojan al final del camino serán mucho más dulces.
  3. No alardean de sus logros: La prudencia es una cualidad de las personas que están determinadas a llevar a término sus proyectos.
  4. Son proactivas: La pereza es un lastre para la actitud ambiciosa, puesto que nos impide avanzar. Las personas ambiciosas saben que deben ser ellas mismas las que empiecen a trabajar, sin esperar a que todo esté perfectamente coordinado. Ser ambicioso es concentrarse en la ejecución de los proyectos, no es simplemente tener ideas, sino llevarlas a cabo.
  5. Potencian su creatividad: La ambición no nace de la nada, sino de la capacidad para empaparse de conocimientos nuevos y de saberlos combinar entre sí para crear nuevas ideas, servicios y productos. Las personas ambiciosas dominan esta habilidad a la perfección, siempre tienen un as bajo la manga.
  6. Se rodean de equipos eficientes: El entorno es un factor clave para llevar a buen término los proyectos ambiciosos. Se suele decir que somos el promedio de éxito de las cinco personas con las que tenemos más contacto en el día a día.
  7. Compiten contra sí mismas, no contra los demás: La ambición bien entendida es la que practican las personas que solo buscan superarse a sí mismas, día tras día.

Es decir, en las organizaciones creo que es bueno tener personas que empujen la organización en el día a día, y tengan una visión para conseguir resultados. El problema de la persona ambiciosa es cuando utiliza la idea de “el fin justifica los medios”, que puede ser negativo y perjudicial para el ambiente de la compañía y su cultura.

La ambición se fundamenta en el logro, y este debe ser un faro para la consecución de resultados, que genera valor a las organizaciones.







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