¡Hala Jaén!
Cortado por el parón del fútbol de selecciones el frenético sprint final de Liga, el fin de semana se presentaba un tanto insulso. Veía desde la ventana del salón como la lluvia arreciaba sin descanso cuando me llegó un mensaje al móvil. La propuesta era irrechazable para una tarde de viernes como esa, ir a ver a jugar al Granada en un partido histórico, el del centenario del Real Jaén.
Hacía más de 20 años que no iba a Jaén a ver un partido de fútbol y, más allá del cambio de perspectiva de la niñez a la madurez, tengo que reconocer que la sensación fue diametralmente opuesta. A finales de los 90 fui a La Victoria, a la Vieja, para ver un partido de Segunda. Y me encontré con un estadio antiguo repleto de vida: la grada llena, los cánticos y, sobre todo, el orgullo de una afición al ver al equipo de su tierra entre los mejores del fútbol nacional. Aún tengo clavada la sensación de la envidia -sana por supuesto- al distinguir un brillo especial en los ojos de mis primos por ver jugar a su equipo en nuestra, por tantos años, añorada (e inalcanzable) Segunda División. Ahora iba por vez primera a la Nueva y la encontré más envejecida de lo que imaginaba que podría estar a día de hoy la Vieja: el estadio semidesierto, los asientos rotos, los baños sin colas y, lo peor, la taquilla vacía. Ahí me di cuenta de lo que pesan los años fuera del fútbol profesional y volví a sentir sobre mis hombros aquellas temporadas de Tercera que parecían no tener fin.
Por extraño que parezca, hablando con los sufridores seguidores del Jaén, reconocí a mi equipo, ese que ahora me repudia agazapado tras el muro de hormigón que parece separar a la flamante Ciudad Deportiva del resto de la ciudad. Reconocí la cercanía del Granada de tiempos pasados y peores, y me sentí orgulloso.
Por eso, tal y como ha entendido nuestro querido Granada CF, porque aún nos quedan 10 largos años para el nuestro y porque es muy triste aparcar a escasos 100 metros de tu estadio en el partido del centenario; ahora más que nunca, desde Granada también gritamos: ¡Hala Jaén!