Cuestionarse a uno mismo para poder conectar ideas
Poner en duda lo que parece aceptarse, eso es cuestionarse. De todas las cosas seguras, la más segura es la duda. Hay que cuestionarse a uno mismo y a la propia razón. Y ello es ponerle creatividad a la vida a partir de conectar ideas.
Es vital cuestionarse las cosas, y para cuestionar hay que conocer y para conocer hay que exponerse. Difícilmente descubriremos lo que queremos sino exploramos, si no hacemos cosas distintas, si no conocemos a personas con hábitos y maneras diferentes a las nuestras. Si solamente seguimos esa manera habitual de un sistema que nos empuja en una dirección única, difícilmente descubriremos lo que nos apasiona, difícilmente descubriremos quién realmente somos, y al no descubrir lo que nos apasione es muy posible que nunca lleguemos a desarrollar nuestro talento en plenitud ni a dar rienda suelta a nuestra creatividad.
Para cuestionarnos a nosotros mismos es necesario hacer un gran ejercicio de introspección para darnos cuenta de las cosas que están fallando en nuestra vida sin que seamos conscientes de ello. Es algo bastante agotador, y al final del camino, incluso cuando sepamos qué está fallando, puede que no sepamos cómo debemos arreglarlo.
Lo importante es que cuestionándonos a nosotros mismos podemos obtener beneficios. Podemos descubrir que existen muchas partes de la personalidad que no conocíamos ni conocemos y muchas soluciones que hemos estado buscando durante mucho tiempo que no encontrábamos. Podemos empezar por cuestionar nuestras propias habilidades. Dependiendo del puesto de trabajo, es posible que contemos con ciertas habilidades o con otras. Pero dependiendo de la organización en la que trabajemos, o hayamos trabajado, puede que utilicemos un método u otro para llegar a un mismo fin. Lo importante es estar siempre abierto a la reinvención, a no conformarnos nunca con nada. Para ello es necesario hacernos preguntas que pueden resultar incómodas.
Por tanto, hay que cuestionarse el statu quo de lo que conocemos, es la mejor forma de innovar.
Nuestra mente funciona de una manera muy particular cuando percibe algún estímulo, tanto si viene de nosotros mismos como de fuera, al que intenta dar significado. Las frases “no pienses eso” o “deja de darle vueltas al tema” son muy frecuentes hoy en día. Pero lo primero que tenemos que saber cuando las escuchemos es que “no se puede no pensar” cuando algo nos ocurre o nos afecta. Por mucho que nos empeñemos en “no pensar”, los pensamientos aparecerán.
Y en esa misma línea, tenemos que enseñar a nuestros hijos e hijas a cuestionarse todo lo que ven. Cuestionarse a uno mismo, es un compromiso con la sociedad que no debería ignorarse. Para generar preguntas, para cuestionarse el mundo que nos rodea, para no aceptar de manera acrítica lo que nos dicen y proponen, es necesario que seamos capaces de construir un andamiaje mental que nos dote de las capacidades adecuadas para ello. Ese andamiaje debe estar basado en un alto nivel de exigencia, de modo que no nos limitemos a navegar superficialmente por los problemas a los que nos enfrentamos, sino que sea necesario hacerlo con meticulosidad y perseverancia.
Conectar ideas es la base de la creatividad. Y en ello, EDUCAR es DIRIGIR MENOS Y CUESTIONAR MÁS. La manera de avanzar es cuestionarse.
Y cerramos diciendo que las mejores relaciones no son aquellas con las que estamos de acuerdo en cada aspecto, detalle y perspectiva. En realidad, las personas más increíbles y hechizantes son las que reformulan nuestros esquemas, las que nos hacen cuestionar lo incuestionable. Porque si alguien nos permite entender que la realidad tiene más tonalidades de las que percibimos, no descubrirá lo bella que es la vida.