Opositores granadinos del MIR claman por "un proceso transparente"
Hablamos con dos estudiantes de la UGR que han realizado este año el examen que les da acceso al inicio de su carrera en la medicina
El sistema designado por el Ministerio de Sanidad para la elección de las plazas en las oposiciones del MIR (Médico Interno Residente) es uno de los temas álgidos de la actualidad. No hay punto en todo el país donde no haya personas afectadas por esta decisión, pues a este examen se presentan cada año miles de estudiantes de medicina. La intención del departamento dirigido por Carolina Darias, defensora del paso dado, ha decidido que este año la elección se realizará ya de forma telemática, con la intención de dejar atrás el tradicional viaje de los opositores a Madrid para elegir su plaza. Hablamos con dos estudiantes de la UGR que participan en la actual oposición y que piden "un proceso transparente" para tomar una decisión muy importante para ellos.
Ildefonso Hidalgo y Verónica Melguizo han cursado su formación en Medicina en la UGR, un grado con una nota de corte que exige un expediente casi impoluto. Verónica defiende que este proceso telemático es "un bofetón" después de todo el camino recorrido en los últimos seis años. Su compañero de profesión, Ildefonso, defiende que el proceso tradicional siempre ha sido "muy justo" y "transparente" para una elección peculiar. Los dos entrevistados coinciden en que una, sino la principal, razón del ministerio para tomar su decisión es la intención de ahorrar gastos. "No quieren tener abierto el ministerio durante 14 días", señala Ildefonso.
Los dos médicos formados en la UGR emplean la palabra "opaco" para calificar al nuevo mecanismo, por el cual "nos adjudican", asevera Verónica, que apostilla con frustración: "Ya he llorado mucho por esto". El nuevo sistema requiere de la elaboración de una lista similar a la que se realiza tras la realización de la selectividad para acceder a un grado universitario. Los opositores aseguran que la obligación de confeccionar una única lista es una odisea, pues antes cuando llegaban a elegir ya conocían las preferencias de los que habían cogido antes y por lo tanto sabían de primera mano a lo que aspiraban. Otras de las quejas generales llega procedente del funcionamiento de la página del ministerio. "A mí no me ha dejado entrar después de hacer mi lista y cuando llamo las líneas están ocupadas porque hay colapso", afirma Verónica.
Ildefonso teme que se puedan perder plazas tras las renuncias, pues entiende que sería un "agravio para el sector público y la sociedad". "Por lo menos 1.000 plazas pueden ser renunciadas", manifiesta el opositor. El MIR de este año cuenta con 7.989 plazas. La mayor esperanza de estos dos estudiantes de la UGR es la justicia, ya que en la pasada edición del examen fue el Tribunal Supremo quien dio la razón a los residentes. "En plena pandemia la elección pudo ser presencial", recuerda Ildefonso, mientras que Verónica confiesa que su fe no está en una rectificación por parte de los organismos públicos.
Por último queda el margen existente entre la "adjudicación" de las plazas y el inicio de la residencia para los examinados. "El 17 de julio te dan la plaza y el 29-30 empiezas la R1", explican Verónica e Ildefonso, que argumentan que el decalaje de tiempo es escaso para una persona que se vea obligada a buscar vivienda en otra provincia o comunidad autónoma donde deba instalarse para ejercer. Los dos jóvenes hacen hincapié en la necesidad de "transparencia" para que el proceso sea óptimo y eficiente. De momento, el ministerio no ha cambiado su postura pese a las manifestaciones recientemente celebradas y la agitación por redes sociales.
Comentarios
Un comentario en “Opositores granadinos del MIR claman por "un proceso transparente"”
Braulio Boncar
31 de mayo de 2021 at 08:50
Me parece una simple pataleta. En pleno siglo XXI , este es el sistema de adjudicación lógico. Y por cirrto, muy similar al de adjudicación de DOCENTES. Los médicos, desde el minuto 0 ya quieren tener privilegios. ¡Iban a Madrid, y tardaban 14 días! ¡QUÉ LOCURA!