Orquesta Ciudad de Granada: nos jugamos credibilidad y prestigio

Orquesta Ciudad de Granada
Actuación de la Orquesta Ciudad de Granada | Autor: GD
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Una semana falta para que veamos a los músicos de la Orquesta Ciudad de Granada (OCG) concentrados ante el Ayuntamiento. Si antes no se produce algún acontecimiento positivo capaz de paralizar la movilización anunciada, para vergüenza de la ciudad, la que fue ‘joya de la corona’ de la que fue capital andaluza de la cultura saldrá en manifestación y la OCG volverá a ser noticia no por la calidad de sus interpretaciones ni por el programa elegido sino por la racanería de una ciudad y unas administraciones que, por lo que se ve, nunca han creído en esta orquesta más allá de lo bonito que queda hacerse una foto con su director o músicos. Todo un ejemplo del deterioro y el conformismo con que se ha venido deteriorando la oferta cultural y musical de una ciudad que aspira a capitalidad cultural europea allá por 2031.

Con tan largo horizonte no es de extrañar que entre todas las administraciones implicadas están matando a la OCG y ella sola morirá si antes no se hace una inequívoca apuesta por la supervivencia. He aquí una oportunidad para que el nuevo ejecutivo al frente de la Junta, ese que forman PP y Cs y preside Juan Manuel Moreno Bonilla, demuestre con hechos que algo ha cambiado en el proverbial centralismo sevillano, seña y paradigma en la historia de la autonomía.

Ni siquiera habría que recordar la lluvia de millones que la Junta de Susana Díaz derramó sobre la Filarmónica sevillana, esa Filarmónica que surgió en los 90, al amparo del derroche de la Expo 92 y teniendo como motor de la fundación una palpable ‘celera’ ante el éxito de la OCG. Así, la historia de la OCG reúne desde su fundación, a finales de los 80, toda una serie de incomprensiones, episodios en los que estuvo en juego su supervivencia, demasiados momentos en el alambre, para estupefacción de unos gestores entregados a su obra que veían cómo crecía la formación musical en calidad y prestigio exterior al mismo tiempo que era discutida y objeto de debate en el pim-pam-pum político sin misericordia para la ciudad cultural que entonces quería ser y era Granada. El deterioro progresivo que siguió a continuación explica en paralelo por qué Málaga nos ha dejado atrás.

En la cuesta abajo, algunos que no lo vieron venir descubren ahora la pólvora. Son los mismos que allá por 2003 montaron un auténtico escándalo tan artificial como ficticio en torno a unos supuestos gastos exagerados en una gira de la OCG por Alemania que puso a la orquesta granadina en el pináculo de la calidad entre sus pares en Europa. Eran los tiempos de Pons y Ponsa, una pareja irrepetible en la dirección y la gerencia de la orquesta que ya había superado la arremetida de Díaz Berbel, alcalde, en su cruzada contra la Granada cultural, una ‘panda de rojos’ en la socarronería habitual de aquel mandato municipal que abrió una brecha salvada con acierto por el buen concejal de Cultura que fue Juan García Montero.

Ahora, cuando el viernes que viene veamos a nuestros músicos concentrados en la Plaza del Carmen, se pretende algo tan lógico como una financiación suficiente que acabe con las penurias de los últimos años, atravesados por una pérdida salarial continuada, retrasos en los pagos y la deuda que se arrastra con músicos colaboradores y proveedores. Está en juego mucho más que la dignidad de unos músicos profesionales. Está en juego el buen nombre de la ciudad y la credibilidad de una apuesta tan lejana como la capitalidad cultural europea.







Comentarios

Un comentario en “Orquesta Ciudad de Granada: nos jugamos credibilidad y prestigio

  1. Avatar for Guillermo Ortega

    Juan José Santiago Molina

    Nunca podremos quitarnos de encima a Sevilla. Preferible era el centralismo de Madrid. Sevilla tiene con Granada una tradicional relación cainita. ¿Y Málaga, que traen a los grupos de turistas enseñándoles la Alhambra como si estuviera en su provincia?. Pero no creo que los granadinos se manifiesten en apoyo de su Orquesta. Vivimos a verlas venir.