Otoño en el Centro Lorca
Es cierto, estamos todavía en plazo: el otoño llega hasta el 20 de diciembre, así que mientras no se consuma esa fecha nadie todavía habrá incumplido el compromiso, con perdón por utilizar la palabra compromiso en un caso que no admite tal vocablo. Se construyó un edificio en pleno centro con el único objetivo de albergar el legado, se sobrepasaron hasta límites imposibles de justificar los costes, se perdió dinero mientras se cobraban sueldos fuera de mercado que no impedían subcontratar servicios cuya organización correspondía a quienes los percibían para estancias muy lejanas y amigables a todo trapo con la excusa de la promoción del poeta... En fin.
De todo eso se ha intentado hacer manga ancha en una auditoría supeditada a la premisa de traer a toda costa el legado, una presión que ha recaído sobre las espaldas de las instituciones y sus políticos, no tan responsables en este caso, si acaso por exceso de confianza, mientras los herederos pueden esperar lo que haga falta... Ellos no se presentan a unas elecciones en las que el electorado o sus adversarios políticos les puedan pedir cuentas por los efectos de una mala gestión.
En la tediosa relación que el alcalde Cuenca sacó a colación durante el reciente pleno en el que fue reprobado, más de media hora en una retahíla interminable que más parecía el recuento de las ruedas de prensa diarias -y a veces, doblete- desde que accedió al cargo, uno de sus 'logros' fue el haber restablecido el diálogo con los herederos del poeta. Pues bien... ¿Y qué?
Y así estamos, a 40 días de que termine oficialmente el otoño. En un reciente foro de periodistas a un buen amigo se le ocurrió la ocurrencia de preguntar entre colegas: ¿qué llegará antes, el AVE o el 'legado Lorca'? Ganó el AVE. Por goleada.