Otra normalidad

GRANADA COVID MAYORES - Dani B-6
Dos mujeres con mascarilla por una calle de Granada | Foto: Daniel Bayona
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Desde esta extraña realidad en la que vivimos por mor del Covid-19, asumo de nuevo un compromiso público al compartir, humildemente, mis reflexiones en esta columna que he dado en llamar “libre albedrío”. Seguramente esa elección tendrá que ver con la experiencia un tanto claustrofóbica del confinamiento.

El concepto de “libre albedrío” tiene muy diferentes significados dependiendo de cual sea la disciplina que aborde su comprensión. Voy a ceñirme, será por deformación profesional al ámbito de la psicología y el derecho, y a la vertiente moral, entendida como la práctica de las “virtudes públicas” compartidas que supone el ejercicio de la ciudadanía.

La psicología entiende que los seres humanos tenemos capacidad de optar entre distintas alternativas que se nos presentan o incluso la posibilidad de crear otras nuevas, lo que entendemos por estar capacitados para tomar decisiones. Sin embargo, el determinismo nos advierte de que no somos libres, en el sentido absoluto, nuestro comportamiento está condicionado, no elegimos, por ejemplo, nuestra personalidad, nuestra inteligencia, nuestro aspecto físico o nuestros pensamientos y emociones; además las circunstancias en las que nos podemos ver involucrados pueden afectar a nuestra libertad de acción, es lo que en derecho se conoce como hipótesis por defecto, así se llega a considerar los trastornos mentales como enfermedades de la libertad, ya que pueden condicionar tanto las capacidades cognitivas como las volitivas, en cualquier caso, ese hilo lo seguiré otro día.

Ahora me dirijo a ustedes desde esta sensación de vulnerabilidad en la que estamos, donde el espejismo de seguridad (que disfrutaban sólo unos pocos privilegiados) se ha derrumbado y otra realidad ya nos ha invadido para imponernos una nueva forma de vivir hasta con un nuevo vocabulario: zoonosis, confinamiento, desescalada; de trabajar mediante medios tecnológicos y desde casa; de relacionarnos socialmente a través de pantallas.

En estos difíciles días nos decimos con frecuencia que estamos aprendiendo muchas cosas, aunque no faltan quienes desde el escepticismo dicen que cuando esto pase, todo se olvidará. Lo que va a pasar será que nos encontraremos con otra normalidad, no la que ya conocíamos, ni seremos las mismas personas porque está experiencia nos marcará para siempre.

Esta otra realidad que ya vivimos también requiere de un compromiso individual de cada ciudadana y de cada ciudadano, un ejercicio de responsabilidad para, desde la capacidad de elección, vigilar, proponer, exigir a quienes nos gobiernan a través de las diferentes instituciones del estado a que nos conduzcan en esta difícil travesía y nos lleven, si es posible, a otro modelo de convivencia donde la vida humana esté en el centro de cualquier propuesta.

Será desde la política desde donde nos debemos preguntar qué modelo de sociedad necesitamos, la política entendida como la gestión del interés general, y entendiendo el papel del estado como el garante de la igualdad de los ciudadanos en el acceso a los bienes y en la tutela de sus derechos. Necesitamos unas determinadas políticas en todos los ámbitos institucionales para que el desarrollo no se base sólo en parámetros económicos, para que podamos hablar de desarrollo humano.

Las democracias necesitan no sólo leyes y políticos elegidos por votación, acaso más necesaria aún para la fortaleza de eso que venimos llamando democracia es la participación activa de la ciudadanía, de ciudadanos que respetan unos valores colectivos y actúan según una ética común, formados y críticos, que puedan participar de las decisiones apoyando o criticando, según sea el caso, a los responsables públicos. Además, es frecuente, y necesario, que esa ciudadanía al margen de la arquitectura institucional se organice para desempeñar un papel como “sociedad civil” creando y proponiendo nuevos centros de interés para la acción política.

Las crisis económicas y sociales derivadas de la crisis sanitaria son una oportunidad que nos plantea grandes retos como sociedad, como país, como ciudadanos y ciudadanas. Es el momento de hacer lo que tenemos pendiente, aprendiendo de los errores, haciéndonos responsables de los problemas y de las soluciones. Debemos repensar el modelo económico - haciéndolo sostenible para las personas y el planeta-, limitar el consumo, apostar por la economía circular y de proximidad, respetando el medio ambiente y tomándonos en serio la crisis climática. Es el momento de fortalecer los servicios públicos, todos: la sanidad, la educación y la cultura. También lo es de repensar los usos de los tiempos de vida y de darles el valor que tienen a los cuidados, apostando por la corresponsabilidad y la conciliación entre los diferentes aspectos de nuestras vidas.

Necesitamos un estado fuerte que proteja a quienes lo necesitan con una política fiscal sostenible y justa que permita no dejar en la estacada a las personas, por eso es necesaria la renta básica a la vez que hacer que las rentas más altas paguen más impuestos. Una política que se preocupa de las víctimas de delitos, de las mujeres que sufren violencia de género y de los menores que sufren abusos y agresiones.

Mientras escribía estas líneas he podido conocer un 'Manifiesto universitario por una salida responsable de la crisis' realizado por un grupo de universitarios españoles: 'Nosotrxs también tenemos algo que decir' (https://youtu.be/OnnJSJsMBXs). Ellos también creen que necesitamos otra normalidad.







Comentarios

Un comentario en “Otra normalidad

  1. Avatar for GranadaDigital

    Sentido Creciente

    Un punto de vista muy parcial y con notadas implicaciones en la politica actual del gobierno sociocomunista actual. No en vano la articulista es miembro activo del PSOE y con un pasado de politica activa. Ese afan de los socialistas de regularlo todo se pone de manifiesto, discrepo de esa nueva normalidad, ¿cambió la vida y costumbres con las anteriores pandemias? pues no o muuy poco. ahora si lo que queremos es una revolución encubierta para un cambio de regimen y la implantación de un regimen sociocomunista, entonces muy bien abogar por ese cambio.