Paco Cuenca
Normalmente el elogio, en nuestros días, ha dejado de estar bien visto. Como decía Rubalcaba, “En España se entierra muy bien”, y sólo se puede hablar bien de alguien cuando ya está muerto. Es entonces cuando todo el mundo es capaz de reconocer sus virtudes, de valorar su esfuerzo, su trabajo. Antes no. Nos hemos vuelto tan exigentes, en general y muchas veces con razón, que reconocer la tarea de una persona se interpreta incluso como una falta de pudor.
Pero, honestamente, pienso que Paco Cuenca se merece un elogio. Un elogio por la constancia, por el empeño, por la dedicación. Al día le faltan horas, a los minutos segundos. No hay un problema que no deba ser abordado, no hay un objetivo en el que no merezca la pena embarcarse, no hay un mal que dure toda la vida porque, al menos, merece la pena morir intentándolo.
Es la ciudad llevada en el corazón. Ser alcalde requiere cambiar permanentemente de registro. En dos horas puedes atender a una investigadora ilusionada por encontrar apoyo institucional, a un presidente de una asociación dedicada a la atención a personas con problemas que te pide mediación con otra administración, a una vecina que no puede estudiar porque es madre soltera o un usuario cabreado porque faltan bancos para sentarse en su calle. A Paco Cuenca, todos los problemas, todas las gestiones por hacer, son importantes. Obviamente, tiene que delegar, pero no es menos cierto que a lo largo de estos tres años de gobierno se ha encargado personalmente de descolgar un teléfono y llamar a un Delegado de la Junta, a una Ministra o a un técnico municipal que sabe que ese, precisamente ese problema, es algo que él puede ayudar a resolver en el menor tiempo posible.
La ciudad no está hecha un zarcillo. Su Ayuntamiento ha sufrido una gran crisis económica, como la han sufrido miles de familias. Pero además esta ciudad sufrió durante muchos años por falta de sensibilidad, de cercanía, de diálogo y de comprensión. También por una nefasta gestión. Esa es la pura y dura verdad. Una gestión que estamos pagando todos y todas (en pago de sentencias, de servicios sin personal suficiente, de contratos que estaban descontrolados...) Y la respuesta de Paco Cuenca se ha convertido en una impronta: sensibilidad con aquellas personas que sufren, una mano que te sostiene, que te escucha y que te comprende. Ese es Paco Cuenca. Todas las quejas las apunta y antes de acostarse (no sé cuánto duerme pero estoy seguro de que muy poco) las repasa. Y tú que estuviste en aquella reunión te levantas a primera hora con un mensaje: “Mírame esto, tenemos que ayudar a esta persona como sea”.
Otras veces llegas tú y le dices: “Paco, hay que presentar un nuevo proyecto para Santa Adela. Haría falta poner de acuerdo a varias concejalías, hablar con el funcionariado”. Él te responde: “Si tú lo ves viable, habla con Ana, que coordine y os ponéis con ello”. En ese momento, te pones a trabajar y piensas que se ha despreocupado del asunto. Pero llega el domingo y te vuelve a escribir: “¿Lo de Santa Adela está andando?, ¿te hago falta para algo? Tenme al corriente”.
Alguna vez lo he visto tan emocionado cuando alguna persona le estaba contando el drama de los cortes de luz, que me he dicho que no iba a guardar la compostura. Y entonces le aparece una sonrisa llena de ternura y calma a quien venía indignado y cabreado. Y te mira y te dice que hay que hacer lo que sea, en los Tribunales, ante la Junta, contra Endesa, pero algo y rápido porque esto no puede ser. Y salimos a la calle y habla solo. Tú vas a su lado, pero él está hablando sólo, a media voz: “Es que no puede ser, joder, es que esto es prioritario, es que así no se puede vivir”. Y sigue atravesando la calle, y el rostro se le endurece; en ese momento estás a su lado pero él ya no te ve. Coge el teléfono y al instante te llega un mensaje a pesar de que caminas junto a él. A los 5 minutos, Ana Muñoz te convoca a una reunión y su despacho se llena de personal funcionario, de técnicos de mantenimiento, de asesoría jurídica, la concejala de derechos sociales, el de participación ciudadana, un servidor... Mientras, Paco, está en el despacho contiguo atendiendo una nueva demanda vecinal y tú sabes que hoy llegarás otra vez tarde a casa, que el servicio público es así y que nadie te obliga a estar ahí, y que trabajar con Paco Cuenca tiene estas cosas, que no hay horas suficientes. Por eso se merecía este elogio.
Comentarios
2 comentarios en “Paco Cuenca”
Belén Lopez
21 de mayo de 2019 at 16:23
Y siempre sonriente y amable
Manuel Morcillo MIRANDA
21 de mayo de 2019 at 18:32
Es súper buena persona y aún mejor Alcalde trabaja la política cercana y de Corazón ❣