Padres con hijos superdotados: ¿cómo tratarlos?
Un test que mida su coeficiente intelectual, confirmará definitivamente si el niño es o no superdotado. Para ello debe puntuar por encima de 130
Si sospechas que tu hijo es superdotado lo primero, y casi siempre complicado, es asegurarte de que efectivamente posee esta condición. Muchas veces puede confundirse con un niño que, sencillamente, es más inteligente de lo normal. Sin embargo, hay ciertas características que presentan este tipo de niños que pueden ayudar a valorar la situación.
Por lo general, los superdotados duermen poco como consecuencia de su curiosidad, que les hace estar más activos. Es precisamente esa curiosidad lo que les hará que aprendan a leer muy temprano y devoren libros, enciclopedias y cualquier texto que caiga en sus manos. También les llevará a hacer preguntas sobre todo lo que les rodea. Son altamente creativos y sensibles con su entorno aunque también distraídos (al menos en apariencia), independientes e introvertidos. Además no suelen cumplir las normas con facilidad por lo que se les considera desobedientes y rebeldes.
Un test que mida su coeficiente intelectual, confirmará definitivamente si el niño es o no superdotado. Para ello debe puntuar por encima de 130. Una vez se obtengan estos resultados, se deberán tomar determinadas decisiones. Está demostrado que los padres tienen un papel fundamental en el desarrollo de estos niños, que pueden tener problemas de tipo social y afectivo si no reciben el trato adecuado.
El primer problema con el que se encuentran estos niños es el de no comprender lo que sucede. Es muy probable que en el colegio no le acepten, le marginen o incluso se metan con él y le insulten. Esto puede hacer que tu hijo se encierre en si mismo y su autoestima comience a ser baja. Se le debe hacer entender que no le pasa nada malo y explicarle la situación, decirle que es más inteligente que los demás (no hace falta utilizar la palabra superdotado si no se quiere) pero que esto es algo muy positivo.
Este tipo de niños son muy lógicos y en cuanto le des la explicación de lo que sucede se sentirán mucho mejor. Pero, tampoco hay que dejar que se crea superior a los demás y eso haga que infravalorare a sus compañeros. Simplemente se trata de que sepa que es diferente y que lo asuma como algo bueno. A esto le ayudará también saber que los padres le aceptan y comprenden.
Una idea básica de la que debes partir es que no puedes obligar a tu hijo a cambiar. Es inútil, no puede. Cuando quieras que haga algo, hay que explicárselo de forma razonada y buscando el estímulo que esa acción pueda tener para él.
Por ejemplo, en el colegio. A menudo, estos niños sufren fracaso escolar, algo que parece un contrasentido dadas sus capacidades. El motivo es bien sencillo. Se aburren porque su ritmo de aprendizaje es superior y lo que les enseñan no les satisface intelectualmente, no supone un reto para ellos. No debes obligarle a hacer los deberes sino proponerle hacerlos de una manera creativa o motivarle con alguna recompensa en forma de actividad. Esto da mucho más resultado.
Lo mismo ocurre si le cuesta asumir las reglas en casa. Estos niños pueden parecer desobedientes pero todo parte de la misma idea de aburrimiento que les invade. Si por ejemplo quieres que recoja su habitación, puedes proponer que lo haga siguiendo un orden establecido cogiendo primero las cosas que empiecen por una letra o que sean de un mismo color. Cualquier fórmula que le estimule será válida.
En esta misma línea es importante buscar actividades extraescolares para tu hijo, siempre poniéndote de acuerdo con él y siguiendo sus intereses. Como ya decíamos antes, de nada servirá que te empeñes en que, por ejemplo, toque el piano si a él no le llama la atención. Normalmente, a este tipo de niños le gustan las actividades creativas como pueden ser la pintura, las manualidades, la fotografía o la música. También es esencial para ellos la lectura. Hazle el carnet de una biblioteca cercana a casa o al colegio para que pueda tener acceso a todos los libros que quiera. No olvides comprarle algunos de sus favoritos para que pueda tenerlos en casa. Visita exposiciones, museos y asiste con él a conferencias sobre temáticas que le gusten. Por último, el contacto con la naturaleza. Ser inteligente no es ser una máquina, un robot. Pasar un día de campo y en contacto con la fauna y flora, será algo gratificante para él.
Aunque en su día a día el niño se relacione con sus compañeros de colegio es muy importante que conozca a otros niños con sus mismas capacidades. Aparte de tener amigos con los que compartir inquietudes al mismo nivel es una forma de demostrarle que no es el único con esta condición. Una forma excelente de hacerlo es a través de las asociaciones de niños superdotados que hay en España, donde también encontrarás asesoramiento para padres y actividades conjuntas.
En cuanto a la relación que debes tener con tu hijo debe estar basada en la comunicación ser clara, sincera y directa. Además deberás hablarle en términos positivos. No olvidemos que estos niños tienen un exceso de sensibilidad y todo le afectará más de lo normal, tanto lo bueno como lo malo. Debes alagar y aplaudir las cosas que haga, por insignificantes que puedan parecer.