“Para los bancos no somos personas sino números”
Leonor Martín es una empresaria granadina que lucha para que no la desahucien de su negocio
El drama de los desahucios sigue presente día a día. Familias que se quedan sin su hogar o su negocio como consecuencia de una crisis que ha dejado unos datos desoladores. En 2016 hubo más de 60.000 desahucios en España, según datos del Consejo General del Poder Judicial, de los cuales 10.000 se produjeron en Andalucía. Pero ante la frialdad de estos números está la realidad de las personas. Ponerle rostro a cada proceso resulta desalentador. Es el caso de Leonor Martín, una mujer de 51 años, casada y madre de dos hijos, de 12 y 14 años, que lucha con coraje por superar un cáncer de mama y por mantener abierto su negocio. Ha contado a Granada Digital su historia.
Leonor es natural de Calicasas. Lleva trabajando desde los 17 años. Primero, en un pequeño taller haciendo jerséis de punto y, más tarde, fabricando jarrones granadinos. Amplió su negocio artesanal a través del alquiler de una casa antigua y, posteriormente, ella y su marido compraron una nave en el Polígono Juncaril de Albolote para un negocio de lámparas, pero la crisis económica hizo que tuvieran que reinventarse y lo cambiaron por uno de venta de segunda mano y muebles antiguos.
Pero la situación económica del país iba a peor y, por ende, de muchas empresas, entre ellas la de Leonor, que vio como no podía hacer frente a la cuantía de la hipoteca de la nave. Es por ello que acudió a su entidad bancaria, La Caixa, en busca de ayuda: “Pedí que nos ayudasen a novar el crédito a largo plazo para que pudiésemos responder ante las cuotas que teníamos que pagar”. Pero el banco denegó su petición. Todos estos problemas se acrecentaron cuando, en 2014, le diagnosticaron un cáncer de mama. Leonor reconoce que todo esto le dejó en fuera de juego: “Era mi salud o pagar la hipoteca. Me sobrevinieron al mismo tiempo los problemas económicos y de salud”.
Aun así, ella y su marido continuaron peleando por mantener su negocio con una promesa del director de su sucursal: “Me dijo que no me preocupara, que no me iban a echar y que, al menos, me podría quedar de inquilina. Intentamos, incluso, vender la nave, pero fue imposible porque el precio de tasación era bastante inferior a la cuantía que restaba de hipoteca”. El caso es que, ante los impagos, la nave fue embargada, salió a subasta y, al no adquirirla nadie, quedó en propiedad de la entidad bancaria.
“Estamos con el agua al cuello. Todo lo que poseíamos lo poníamos para pagar la hipoteca, para que así no nos quitasen nuestro negocio”, dice Leonor desolada. Explica que negociaron una y otra vez para quedarse como inquilinos y pagar un alquiler asequible. La vivienda particular lograron salvarla, pero vieron que podían perder su negocio cuando recibieron una orden judicial por la cual el 24 de mayo tenían que abandonar la nave: “Ya nos veíamos en la calle”.
Cuando se encontraban en un camino sin salida, un familiar suyo les recomendó que se pusieran en contacto con la Plataforma Stop Desahucios 15-M, que en la actualidad maneja alrededor de 300 casos en la provincia de Granada. “Gracias a la colaboración de todos los que forman esta organización pude salvar mi vivienda y, de momento, mi negocio”, sentencia Leonor.
“Teníamos que haber abandonado la nave el 24 de mayo -explica Leonor- pero el día 18 nos comunicaron que el desahucio se había paralizado. Tengo que firmar un documento para renunciar al local pero, aun así, lo que quiero es que me pongan un alquiler más razonable”.
“Para los bancos no somos personas sino números”, medita Leonor acerca de este tema. “Me sorprende que estén jugando con el sufrimiento de la gente. En su día confié en las palabras del director de la sucursal. Pero me han mentido como una tonta. Tengo la sensación de que se han quedado con todo lo nuestro. Nos embargaron nuestras cuentas y una propiedad heredada. Se han enriquecido y siguen enriqueciéndose”.
Por el momento, seguirán con su negocio de venta de segunda mano, pero con la incertidumbre de saber hasta cuándo podrán quedarse como inquilinos en la nave: “Ahora mismo está suspendido el desahucio, pero estamos a la espera de saber si podemos quedarnos con nuestro local”. Leonor y su marido, que tienen dos empleados contratados, creen que tienen posibilidades de futuro si siguen ahí, ya que cuenta con clientes fidelizados: “Es un negocio muy acorde con los tiempos que corren. Tenemos perspectivas de crecer y de seguir adelante. Por eso espero que el banco nos deje quedarnos como inquilinos. Seguiremos negociando para ello”.
La esperanza no la pierde. Por eso anima a las personas que están en su misma situación a no decaer: “Hay que pelear por lo creen que es justo. Tienen derechos, aunque no estén informados. Cuando les llegue el procedimiento hipotecario, no se queden quietos. Se pongan en marcha y no esperen más tiempo. Hay muchos David que pueden luchar contra Goliat”. Y aprovecha para agradecer a su familia, amigos y, sobre todo, la actividad solidaria que realiza Stop Desahucios. “Sin ese apoyo, creo que no hubiera salido ni del cáncer”.