Un paseo por las historias de los ilustres que yacen en Granada
Personalidades históricas como Chicho Ibáñez Serrador, Ángel Gavinet, Enrique Morente o Federico Oloriz descansan en el Cementerio de San José
En el Día de Todos los Santos, el Cementerio de San José acogerá a multitud de granadinos que acudirán para recordar a sus seres queridos que ya no se encuentran con ellos. Un día para la añoranza y el cariño incondicional de aquellos que aun siguen en este mundo y que desearían con toda su alma volver a abrazar tan solo por un momento a aquellos que este miércoles visitan. Con motivo de esta festividad, GranadaDigital ha querido hacer un recorrido por las historias de aquellos que, probablemente ya no cuenten con familiares que les lleven flores, pero que permanecen en la memoria de todos los granadinos y de gran parte de la sociedad por sus hazañas, descubrimientos, pensamiento o su arte. Personalidades históricas que descansan para siempre en tierras granadinas y que merecen ser recordados en este día.
Si de nombres o personajes ilustres de la historia de Granada se trata, una de las primeras personas que se puede venir a la mente es Ángel Ganivet, escritor y diplomático español, considerado un precursor de la generación del 98 y fiel defensor de “las ciudades medievales”. Al pasear por el Cementerio de San José y localizar el lugar en el que yace, llama la atención que su lápida esté marcada por una absoluta sencillez. Entre tanto panteón, escultura y ostentosidad, la lápida del granadino se camufla con el entorno, pasando casi desapercibida. Según explica Vanessa Jurado, “así es como a él le hubiese gustado estar, en una tumba sencilla en la ciudad que lo vio nacer”, aunque el poder descansar en este cementerio fue algo, cuanto menos, complicado. “Ángel Ganivet se suicida y, en aquella época, en los cementerios religiosos no se podía enterrar a los suicidas. Su familia hizo alguna que otra triquiñuela para poder traerlo a Granada y que yaciese en su tierra”.
Continuamos con Luis Dávila Ponce de León y Wilhelmi, empresario granadino cuya gran pasión era la aviación y creador de la Base Aérea de Armilla. Este granadino fallece en la propia base en un accidente de aviación el 18 de abril de 1925. Aunque se trata de un personaje ilustre de la historia de Granada, la curiosidad de esta historia recae en su madre, Berta Wilhelmi. Ella llega a la ciudad a muy corta edad y se convierte en una mujer “muy moderna” para la Granada del siglo XIX y principios del siglo XX. “Se casa de segundas nupcias y además era protestante. Ella fue una gran filántropa, luchadora por la escolarización de los niños, los colegios mixtos y además, fundó el hospital de tuberculosos de la Alfagura”. La conocida como la Gran Dama, “cuando fallece, al ser protestante es enterrada en el cementerio civil, un lugar no católico, más alejado de la ciudad y menos protegido. Cuando se desmonta este cementerio civil para crear una zona nueva, su cuerpo desaparece. A día de hoy no se tiene constancia de donde están los restos de Berta Wilhelmi.
La historia de Chicho Ibáñez Serrador es una de esas que encogen el corazón y ayudan a entender la devoción que un hijo puede sentir por su madre y viceversa. Pepita Serrador, madre del gran director, era una gran enamorada de Granada. La actriz argentina adoraba pasar tiempo en Granada, donde se hospedaba junto a su hijo en el que hoy es conocido como el Hotel Alhambra Palace. Un día, paseando por la ciudad entra al Cementerio de San José, quedando auténticamente prendada de la belleza que allí observó, dejando una frase que en la actualidad puede leerse en uno de los edificios del camposanto: “Solo en Granada puede ocurrir que un cementerio, en lugar de estar envuelto en tristeza, esté cubierto solo por la nostalgia”.
Su amor por la ciudad la llevó a querer ser enterrada aquí, siendo el Ayuntamiento de Granada el que le cede la sepultura a perpetuidad. Cuando llegó la hora del gran Chicho Ibáñez Serrador, este deseó descansar para siempre junto a su madre y, por lo tanto, en Granada. La curiosidad se presenta al presenciar la lápida de ambos que dice lo siguiente: “Pepita Serrador y su hijo”. La grandeza del director quedó en este mundo grabada en la memoria de todos los que disfrutaron del ‘Un, dos, tres…’ o de ‘Historias para no dormir’ entre otras muchas obras, pero para la posteridad, todo el protagonismo quedará en la actriz, la gran amante de Granada.
Para los granadinos, el apellido Rodríguez-Acosta es más que conocido. En su panteón, ubicado en el Patio I, yace José María Rodríguez-Acosta, uno de los pocos miembros de la familia que decidió no dedicarse a la banca, su pasión era el arte. Tras un viaje a París, el granadino observa las tendencias que allí se desarrollan y regresa a Granada con una evidente depresión al “comprobar que estaba desfasado”. En este estado es cuando el pintor funda la que actualmente se conoce como la Fundación Rodríguez-Acosta, un Carmen donado por el artista que se erige como un gran lugar de inspiración y fomento de la cultura en todos sus conceptos.
Al contemplar el panteón de la familia, lo primero que se puede observar es que la escultura no luce tan limpia y blanca como otras que se pueden ver en el cementerio. Esto se debe a que el panteón aun es propiedad de la familia Rodríguez-Acosta y son ellos “lo que deciden que no esté restaurado, que tenga ese toque de negro que representa el paso del tiempo. Lo llamativo es que, esta idea de ángel reflexivo y melancólico, es una idea primigenia de lo que posteriormente empezará a surgir en los cementerios del siglo XIX”.
Relacionado con Federico García Lorca aparecen los nombres de Manuel Ángeles Ortiz y Ángel Barrios. El primero, “pintor surrealista, de abstracción que perteneció a la pandilla de Federico y cuyo deseo también fue yacer en Granada aunque la mayor parte de su vida la pasó en París. Manuel Ángeles Ortiz es destacado porque él fue el encargado de presentar a Dalí y a Picasso”. El segundo, Ángel Barrio, también de la época del poeta granadino y de Manuel de Falla, “fue un gran compositor y artista de la guitarra clásica. Él es el gran creador de las canciones clásicas de guitarra. Como ocurre con Ángel Ganivet, su tumba es muy sencilla, se trata de un panteón regalado por el Ayuntamiento a perpetuidad a los hijos ilustres de la ciudad. Además, su padre regentaba el bar del ‘Polinario’, que era un bar ubicado en Santa María de la Alhambra y que se convirtió en un punto de encuentro para los intelectuales de la época”.
El nombre de Ninni Billing no será tan conocido, pero su historia merece ser contada. Esta mujer sueca llegó a Granada a principios del siglo XX, momento en el que la ciudad se encontraba “entre una ciudad orientalista y de inspiración”. Ninni llega a Granada con su marido, pero los dos enferman de cólera. Él consigue salvar su vida, pero ella acaba falleciendo y es enterrada en el cementerio civil. En los años 80, tal y como explica Vannesa Jurado, “un turista sueco viene de visita y se encuentra con la tumba de Ninni Billing, que era una conocida artista. Su hallazgo se produjo justo cuando se iba a desmantelar el cementerio civil de Granada, por lo que este hombre empezó una búsqueda para encontrar a los descendientes de Billing. Cuando los encontró, ellos se encargaron de que el cuerpo de esta mujer descansase en el actual Cementerio de San José y crearon esta bonita lápida en la que se puede ver su imagen junto con un dibujo que ella misma realizó del barrio del Albayzín”.
Entre el sinfín de historias que el Cementerio de San José esconde, se encuentra también la del ‘Don Juan’ granadino. En una tumba sin nombre yacen los restos de Carlos Calderón y Vasco, quien fue considerado un auténtico Don Juan y persona en la que se inspiró Valle-Inclán para escribir ‘El marqués de Bradomín’. Cuenta la historia que Carlos Calderón y Vasco, era una carlista que, a diferencia de su padre, sí que contaba con el beneplácito y la admiración del pueblo. Su corazón estuvo ocupado por la Duquesa de Osuna, una “joven de la misma edad que él casada con el Duque de Osuna, un hombre ya muy mayor y muy rico. Ellos fueron amantes durante muchos años. Después de las últimas guerras carlistas, él se marcha a París. A finales del siglo XIX, principios del siglo XX a la gente le daba mucho por el espiritismo. La Duquesa de Osuna ya había fallecido. En una de estas fiestas de ricos en la que estaba Carlos Calderón invitaron a una medium y surgió la pregunta de hablar con los muertos. Él le preguntó a la medium que cómo estaba la Duquesa de Osuna, a lo que esta respondió que ella había estado mal, pero ya estaba feliz porque iban a volver a estar juntos dentro de muy poco. A Carlos Calderón le dio una risa muy fuerte y acabó muriendo ese mismo día, explica Vanessa Jurado.
“Tras su fallecimiento, el Don Juan granadino fue enterrado en la Hacienda Jesús del Valle, que pertenecía a la familia, aunque ya no queda absolutamente nada de este espacio donde, anteriormente, había una cripta familiar. Los carlistas lograron recuperar los cadáveres de la familia y compraron un espacio en el Cementerio de Granada para que todos yaciesen aquí”. Vanessa Jurado apunta que Calderón y Vasco debería ser uno de los personajes que pase al pabellón de los ilustres dado que su madre fue la fundadora del actual colegio Regina Mundi.
A esta lista de personas ilustres, hay que añadir nombres también de sobra conocidos como Emilio Herrera linares, inventor de la escafandra. Gracias a sus investigaciones para desarrollar el prototipo del primer traje espacial, la NASA pudo desarrollar los trajes que llevarían los tripulantes del Apolo 11. De hecho, la historia cuenta que los norteamericanos ofrecieron a Emilio Herrera colaborar en el programa espacial, sin embargo, este rechazó su colaboración al no dejarle que la bandera española ondease en la Luna en el caso de cumplir la misión. Junto a él, personalidades como Federico Oloriz, José Navas Parejo o Tico Medina que yacen en el pabellón de los ilustres o Enrique Morente y Juan Carmona Habichuela, padre de los Ketama. Todos ellos forman parte de la historia de Granada desde diferentes vertientes y épocas, es por ello que también merecen ser recordados en este día para honrar a los que ya no están.