De la cochera de su casa a un local solidario, la imparable labor de Pepe y Adelina

La pareja cuenta ahora con un local cedido por el Ayuntamiento del municipio para continuar con su reparto de comida de "forma más digna"

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Pepe y Adelina en su nuevo local de reparto de comida solidaria | Foto y vídeo: Javi Gea
Ainoa Morano
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Hace ya algunos meses, GranadaDigital se hizo eco de la 'cochera solidaria' que dos vecinos de Albolote habían montado en su casa para repartir comida a los más necesitados. La pandemia del coronavirus aún sigue haciendo estragos en la sociedad a nivel económico, es por ello que la labor social de José Guardia y Adelina Martínez aún no ha acabado e incluso se podría decir que ahora es aún mayor.

“Fue un momento lento, porque nos tiramos un año y medio repartiendo comida en una cochera, pero fue muy gratificante cuando conseguimos el local porque se vio todo el esfuerzo que hicimos durante aquel tiempo”, explica Pepe Guardia.

La pareja asegura que ahora el reparto de alimentos se hace de forma más digna y, sobre todo, los voluntarios de la asociación pueden trabajar mejor al contar con un mayor espacio. Además, el hecho de tener más habitaciones permite “ayudar a la gente de otra forma que no sea dando comida", también les ayudan "a buscarse la vida, por ejemplo enseñándoles a hacer curriculums”. 

Aunque el lugar del reparto haya cambiado, el ‘modus operandi’ de Pepe y Adelina en su asociación sigue siendo el mismo. Dos días a la semana, normalmente viernes y sábado, se realiza la entrega de alimentos a las familias que acuden en busca de ayuda. El proceso sigue siendo muy complejo y requiere la ayuda de muchos voluntarios. 

“Cada viernes, desde las seis de la mañana, viene ‘Pollos Arenas’ que se encarga de traernos 400 kilos de pollo para que podamos hacer trueque con otras asociaciones. Nosotros aquí no tenemos ni fruta ni verdura, solo tenemos el dinero que obtenemos por parte de los socios o de donaciones de particulares. Con ese dinero se compra la carne y lo repartimos entre las asociaciones con las que participamos, mientras que ellos nos aportan el resto de productos que necesitamos”, explica Pepe Guardia. 

Una vez se ha realizado el trueque, es el momento para que los voluntarios preparen todas las bolsas que posteriormente serán entregadas a las familias. “Sin la ayuda de los voluntarios nos costaría mucho sacar esto adelante, su trabajo es esencial para nosotros. Procuramos no llamar siempre a los mismo, porque esta labor también quema mucho, pero siempre que nos ponemos en contacto con ellos, siempre responden”, asegura Adelina.

Con los alimentos ya preparados es el momento de que las familias acudan al nuevo local. Pepe y Adelina citan a las familias cada media hora, así no se crean las conocidas ‘colas del hambre’ y, además, se les puede aportar algo más que una bolsa con productos, se les puede escuchar. “Muchas veces es más lo que se ayuda hablando, escuchando y entendiendo a las personas que lo que se da en bienes”, reconoce el matrimonio.

Otros proyectos solidarios

Las ganas de ayudar de Pepe y Adelina y de cambiar, aunque sea solo un poco, la vida de otras personas no queda solo en el reparto de comida. La pareja tiene en mente varios proyectos como puede ser el montar un aula de informática o enviar ropa a países necesitados como pueden ser Togo o Senegal.

“Recibimos mucha ropa y queremos dividirlas por estaciones y por sexo y edades para hacer llegar esa ropa a estos países. También queremos que sean niños con necesidades especiales los que se involucren en este proyecto, pero para eso necesitaríamos más espacio, una habitación más”, explica Adelina.

Estos son algunos de los proyectos que aún están en mente, pero hay uno que ya es casi una realidad. Con la ayuda de ‘ El Niño de las Pinturas’ para las ilustraciones y el relato escrito por Chelo Araque Jiménez, se ha creado el cuento ‘Sueños Soñados’. La historia busca abrir la mente de pequeños y mayores para hacerles entender que todos los sueños se pueden cumplir, pero se necesita esfuerzo y trabajo.

Lo que en principio parece un pequeño cuaderno, comienza a abrirse hoja a hoja, representando así que el sueño cada vez es mayor. Una vez se abre por completo y se llega al final se puede leer la frase, 'colorín colorado este sueño ha empezado'.

El relato está ya traducido a idiomas como el suajili, el inglés o el francés y está listo para ser enviado. El problema, como suele suceder en estos casos, es el dinero. Enviar los ejemplares supone un gasto extra del que Pepe y Adelina no pueden hacerse cargo, por lo que esperarán a visitar los destinos elegidos para ser ellos mismos los que continúen con su increíble labor social.