Personas imperfectas

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Todas las personas somos imperfectas. Ser imperfecto es ser una persona capaz de aceptar los errores y perdonarse por ellos.

No conozco a nadie que sea perfecto, gracias a Dios. En la vida que vivimos, todos somos imperfectos. La perfección, aunque la buscamos, no se encuentra. Son varios los aspectos de la vida de cada uno que no aceptamos: defectos físicos, nuestra situación personal, nuestras habilidades o la falta de ellas, el entorno que las rodea...

La vida real no es un post perfecto de Instagram o de TikTok, ni un anuncio editado donde no existe nada imperfecto, y hay que ser consciente de ello. El perfeccionismo, en general, nos resulta poco atractivo. Tendemos a mirar solamente lo que no logramos hacer bien, pero que el resto de personas si logran, en lugar de pensar que hay cosas que nosotros hacemos bien y otra gente no lo hace y sin Ari no sentirnos perfectos.

Aceptar las imperfecciones naturales de la vida conlleva una serie de beneficios. Aprender a vivir con estas imperfecciones no es conformismo. Al ver que somos personas imperfectas, empezamos a ver que podemos aprender mucho para mejorar, y esto abre nuestra mente permitiéndonos cambiar de forma positiva. También ayuda a ajustar mejor las expectativas que tenemos, haciéndolas más reales, por lo que las decisiones que tomamos serán realizables, y esto evitará la frustración.

Por tanto, nuestras imperfecciones actúan a nuestro favor. No es necesario ser perfectos, ni siquiera en las cosas que nos salen bien.

Algo que nos irá bien es aceptar la crítica constructiva porque nos ayuda a mejorar y a evolucionar. Asimismo, aceptar los errores como algo posible y aprender de ellos nos hace ser cada vez mejores, también.

También es importante que disfrutemos del proceso más que del resultado porque nos permitirá ser felices mientras estamos haciéndolo. Poner el ojo sólo en el resultado puede llegar a provocar más errores.

Ademas, actuar sin analizar en exceso las cosas, nos lleva a comprobar que las barreras imaginadas no eran tan grandes como las habías imaginado. Por tanto, definir las metas con claridad y saber dónde queremos llegar concretamente, nos permite saber cuándo llegaremos. Aprender a personarse en las imperfecciones es muy útil puesto que el fracaso es una oportunidad para aprender.

Cometer errores es aprender sobre nosotros mismos. Hay veces que las cosas no nos salen como nos gustaría. Ser imperfecto no es un problema, castigarse por ello sí. La autoestima hay que cuidarla. La vida, al fin y al cabo, es un camino incierto lleno de intentos. Ahí está la clave, en intentarlo. Pero es importante tener en cuenta que no existe fracaso. Sólo aprendizaje.







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