Petit Niang y el Ramadán: "He descubierto que el entrenamiento no es una dificultad, sino una ayuda"
El pívot del Covirán Granada decidió probar este año a compatibilizar el ayuno con las sesiones de trabajo y asegura que no le está costando "nada"
Mamadou Niang (Thiès, Senegal, 1994), 'Petit', es uno de los pilares básicos del Covirán Granada, pero este mes es uno más dentro de la comunidad musulmana que cumple con su tradicional celebración del Ramadán. Con la misma naturalidad con la que se muestra en pista y que le llevó a anotar 13 puntos en el último partido de su equipo, Niang aborda el Ramadán desde su situación personal, la de un deportista de élite que trata de buscar el equilibrio entre dos piezas clave en torno a las que gira su vida: el baloncesto y la religión. Petit tiene claro que sus creencias personales están entre esas "cosas más grandes que el deporte", pero también que en su libreto está escrito con letras de fuego el compromiso con su "trabajo" o, como él mismo refiere lo que le "da de comer". Por eso, ha encontrado una fórmula para compatibilizar sus deberes de esta fecha como musulmán con lo más importante entre lo menos importante, el baloncesto: "He decidido sólo no hacer el ayuno los días de partido".
La proximidad de las fechas del Ramadán de este curso -del 22 de marzo al 21 de abril- ha dejado, a buen seguro, un mismo interrogante para los que, como Petit Niang, son deportistas de élite y adeptos a la religión musulmana. Una duda lógica que preocupa a estos profesionales que, por un lado, tienen esa cita especial con su Dios, pero cuyo trabajo les exige mantener el máximo rendimiento deportivo. Esta disyuntiva ha sido la que se ha planteado cada año el hoy pívot del Covirán Granada que, de hecho, desde su llegada a España hace más de una década, sólo se había decidido a hacer el Ramadán en una ocasión, cuando aún estaba en las filas del Betis. A Niang le asaltaba, además, una inquietud adicional a la hora de tomar esta determinación y que él mismo expone: "Como soy un 'tío' muy muy delgado, pues no quería hacerlo porque tenía miedo de perder mucho peso". Por eso, es comprensible que esa única experiencia hasta el momento se redujera al año "del Covid" que estuvieron "parados un mes".
Fuera de esa situación más favorable para ello, y con la vuelta a la normalidad, Petit se preguntaba si sería capaz de compatibilizarlo en una rutina habitual con entrenamientos y partidos. Por tanto, este 2023 se decidió a despejar esa incógnita y, como comenta a GranadaDigital, las sensaciones por el momento no pueden ser mejores: "La verdad es que lo llevo bien, por ahora no me está costando nada". En ese día a día ha introducido una pequeña excepción y es que, como confiesa, no lo hace "el día del partido", porque "estar todo el día sin comer ni beber y luego jugar un partido va a ser complicado", no sólo para él, sino "también por respeto al equipo".
El entrenamiento, un salvoconducto
Apenas han transcurrido pocos días, pero ha sido tiempo más que suficiente para reafirmar a nivel personal que tomó la decisión correcta. Como él mismo comenta, ese compaginar el entrenamiento diario le ha sorprendido positivamente pues "pensaba que iba a ser más difícil entrenando". La razón es que ese "tiempo" que le ocupa ejercitarse le sirve para restar ese intervalo horario que debe estar sin ingerir comida ni bebida: "El tiempo que estoy haciendo aquí -en el entrenamiento- es como que llego a casa y en cuatro o cinco horas ya voy a comer". Sobre todo, lo nota con respecto a esa primera experiencia de hacer el Ramadán en España que coincidió con esa época de confinamiento. "Estando en casa, creo que se me estaba complicando más", comenta. Pasar esos ratos muertos, entre oración y oración y hasta cumplir el ayuno diario, se hacía más cuesta arriba. Sin embargo, para entonces Petit tenía sus "tácticas": "Lo que hacía era hablar con mis amigos hasta las cinco y media, cuando es la hora de rezar, para poder dormir hasta las dos, que era hora de rezar otra vez".
Por su parte, esa preocupación fundamental que le llevara a no realizar el Ramadán durante años -en su estancia en Tenerife afirma que lo había "querido hacer"-, ahora no es tal. Sin embargo, en esa andadura en el club isleño presentaba unas condiciones físicas más proclives a ese temor: "Pesaba poco, 97 kilos o así". Sus circunstancias en el conjunto de la capital granadina son ahora diferentes y son las que le han impulsado a intentarlo. "En este momento estoy pesando 102 ó 103 y, si pierdo tres o cuatro kilos, pues no pasa nada", afirma. Nada de eso parece que vaya a ser necesario y es que, para su sorpresa, no ha perdido "kilos" en los días que lo ha hecho. Su 'secreto' está siendo en el fin del ayuno diario "comer y beber mucha agua", repetir el proceso a las 23:00 horas y levantarse antes del primer rezo del día "a comer otra vez".
Para Petit Niang, el entrenamiento diario lejos de ser un obstáculo se ha destapado como un alivio al ser una actividad que le permite distraer la mente para no pensar en comer ni beber. "Las tres o cuatro horas que hago aquí -en el entrenamiento- es como que estoy ganando, porque cuando termino ya son casi las tres y he ganado tiempo", comenta. Además, desvela a GranadaDigital cómo está siendo compatibilizar su día a día de entrenamientos con el Ramadán: "Como estoy entrenando hasta las 13:30, que es una de las horas de rezar, lo que hago después de entrenar es hacer mis limpiezas -abluciones- aquí un poco y cuando llego a casa rezo directamente". Esta planificación cambia los viernes, día de acudir a la mezquita: "Al salir del entrenamiento voy directo, rezo y voy para casa". De esa rutina comenta que los que le cuesta más es "el agua" porque "después de entrenar siempre se suele beber".
Compatibizar el Ramadán y el deporte de élite, un reto de vida
Esta segunda experiencia, ya dentro de la vida normal del deportista de élite, está siendo para el '7' del equipo rojinegro, además de una oportunidad de cumplir los preceptos de su religión, una auténtica prueba de superación personal. "Es algo que pensaba que no podía hacer y estoy superándolo", confiesa con satisfacción. Para Petit Niang, el Ramadán va más allá de todo lo que supone ese intervalo temporal de un mes, y es su propósito de intentar "ser un buen creyente, que no es nada nada fácil". Se trata de una oportunidad más de dar "gracias a Dios por tener la suerte de estar aquí", porque conoce a "otra gente, paisanos, que no la tienen". Y ese reto sea seguramente también un motor para más compatriotas con los que comparte esa condición de deportista de élite. Sin ir más lejos con un Famara Diédhiou que era titular esta última jornada ante el Oviedo y al que se refirió Paco López en rueda de prensa, donde confirmó que "tiene sus circunstancias personales". Niang o Famara son sólo algunos de los ejemplos de que el rendimiento en la élite y el Ramadán no son incompatibles.