Plan No Vainilla: una introducción al BDSM

Plan no Vainilla (1)
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Hoy me atrevo con el fetichismo, con el BDSM, un tema diverso, amplio y poco conocido tanto como temido. Por eso un día decidimos hacer un evento más arriesgado, llamado Plan No Vainilla. Era una noche de primavera en Granada, que olía a fiesta y sensualidad.

Nos adentramos en un local swinger de Granada, sacamos nuestra ropa sexy, cuero, medias de red y tacones. Todo acorde con la noche que teníamos por delante, con nuestras maletas repletas de productos para todos los gustos y no todas las edades. Empezábamos la noche adentrándonos entre puertas de madera y olor a incienso y canela mezclado con algunos nervios y muchas ganas.

El pub, nos abría sus puertas para mostrarnos un mundo secreto, donde todo lo que pasa ahí dentro, se queda en ese mismo sitio. Sonrisas cómplices nos miraban bajar las escaleras, y todos ansiosos esperaban a que estuviese listo nuestro stand para poder cotillear un poco. Sabíamos que el nombre elegido tendría mucho juego de la mano de este curioso local, y es que el “Plan no Vainilla” daría mucho que hablar.

El tema central, como siempre, jugaba alrededor del sexo, de esos preliminares que a veces olvidamos y son tan importantes, con velas de masajes de todos los olores y feromonas para meternos en el clímax perfecto, masajeando sus cuerpos con una sensualidad inigualable.

Con esas pinturas corporales de chocolate, fresas o vainilla que nos haría saborear su cuerpo, en este caso no de nuestra pareja (que también), sino de la pareja del otro, de la otra, aquí no siempre importan los sexos. Chicas con chicas y yo con tu marido y tú con el mío hacen del sexo otra forma de diversión, de salir de la monotonía, de jugar en esta noche a ser cómplices de nuestros deseos.

Pero el tema de sadomasoquismo jugaría un papel importante, con nuestros productos específicos para hacer realidad todo tipo de fantasías, aprendiendo distintas formas de jugar, algo tan sencillo como jugar con los sentidos, o privarnos de ellos para obtener el máximo placer, usar este lugar para jugar con las zonas oscuras ,tal y como leemos en  las novelas de hoy día tan famosas, el Plan Vainilla se realizó para cumplir con esa curiosidad que ahora casi todos tenemos.

Y, ¿cómo lo hicimos? con un pequeño show basado en el BDSM, que encendió la mecha que ya no quiso apagarse después.

De la mano de dos estupendos y sensuales actores, pudimos disfrutar de un show plagado sensualidad, con un guiño al sado light, en el cual, ella tenía las riendas de poder, cargada con un látigo y enfundada en mini falda de cuero y corsé, amordazaba al chico y ataba a la silla, quitándole la camiseta, para jugar con pequeños vibradores y lubricantes por su cuerpo, por sus labios. Pero todo dio un vuelco cuando en un momento del espectáculo, él rompió las cadenas y ahora sí le tocaba jugar a él, atándola, jugando con ese famoso látigo entrelazándose en sus piernas, saboreando ambos esas pinturas en los cuerpos casi desnudos del otro. Una exhibición de nuestros productos que no dejó frío a nadie.

Acto seguido nos quedamos prácticamente solos en la sala, ya que aquellos clientes, ya calientes, ya con ganas, y con sus nuevos productos entre las manos ansiosos por probarlos, esperaban nerviosos a acabar el show para adentrarse más en el local y terminar la noche de diez.

Fue una gran noche y los asistentes no eran del mundo BDSM (el mundo de 50 sombras de Grey), vieron a través de nuestro Plan No Vainilla, que tenemos mucho por explorar aún, sin miedo a hacerle daño a nadie.