¿Por qué hay tantos cipreses en Granada?
A pesar de su valor histórico y paisajístico, esta especie es una de las principales causas de alergias en la ciduad

Granada es una ciudad marcada por la presencia del ciprés (Cupressus sempervirens), un árbol de gran valor histórico, cultural y paisajístico. Su silueta es inseparable de los jardines de la Alhambra, los cementerios históricos y los patios andaluces, pero su proliferación también tiene un impacto menos amable: las alergias. ¿Por qué hay tantos cipreses en Granada? ¿Cuál es su papel en la historia y qué efectos tiene en la salud de la población?
Un legado milenario: de Persia a la Alhambra
El ciprés es originario de la región del Mediterráneo oriental, especialmente de Persia, Grecia y Asia Menor. Su presencia en la península ibérica se remonta a la época romana, aunque fueron los musulmanes quienes lo introdujeron de manera masiva en los jardines nazaríes.
En la Alhambra, el ciprés no solo aportaba belleza, sino que también tenía un simbolismo profundo, ya que este representaba la eternidad y la conexión entre el cielo y la tierra, un elemento fundamental en la concepción islámica del paraíso. Su capacidad para resistir sequías y su longevidad lo convirtieron en un símbolo de resistencia y firmeza espiritual.
Más allá de la Alhambra, el ciprés ha sido un elemento clave en los cementerios, donde simboliza la inmortalidad del alma. Su verticalidad parece apuntar hacia el cielo, reforzando su connotación espiritual. En la poesía y el flamenco, se menciona como un árbol que acompaña tanto la belleza como la melancolía de Granada.
Uno de los cipreses más famosos es el del Patio de la Sultana, en el Generalife, que la tradición vincula con una historia de amor prohibido en la época nazarí. Además, en la literatura, Federico García Lorca y otros autores granadinos han inmortalizado este árbol en sus versos.
¿Beneficio o problema? El ciprés y las alergias en Granada
A pesar de su valor histórico y paisajístico, el ciprés es una de las principales causas de alergias en Granada. Su polinización se produce entre diciembre y marzo, coincidiendo con el invierno y la entrada de la primavera. Estudios de la Universidad de Granada han demostrado que sus niveles de polen pueden superar los 1.000 granos por metro cúbico en momentos críticos, cuando el nivel extremo de riesgo se sitúa en 400 granos/m³.
Los síntomas más comunes de la alergia al polen de ciprés incluyen:
- Rinitis alérgica (congestión nasal, estornudos, picor y secreción nasal)
- Conjuntivitis (ojos llorosos e irritados)
- Asma bronquial en personas con afecciones respiratorias previas
La tendencia al aumento de temperaturas y la sequía han favorecido la expansión del ciprés en áreas urbanas y periurbanas, lo que ha intensificado la exposición de la población al polen.
¿Es bueno o malo que haya tantos cipreses en Granada?
Desde el punto de vista ambiental y paisajístico, el ciprés es un árbol muy valioso. Su capacidad para absorber CO₂, su resistencia al clima seco y su papel en la identidad cultural de Granada son innegables. Sin embargo, su impacto en la salud pública plantea un dilema.
Expertos en botánica y alergología sugieren que, en zonas urbanas, se deberían diversificar las especies arbóreas para reducir la concentración de pólenes alergénicos. Algunas ciudades han comenzado a introducir árboles menos problemáticos para la salud, sin perder el valor estético de los espacios verdes.
El ciprés ha definido el paisaje y la cultura de Granada durante siglos, pero su proliferación tiene un coste en términos de salud pública. La solución no pasa por erradicar este árbol icónico, sino por una planificación urbana que contemple tanto la conservación del patrimonio vegetal como la mitigación de los efectos negativos en las alergias. Granada, ciudad de contrastes, debe encontrar el equilibrio entre su historia y las necesidades de su población actual.