Por San Pedro, el 'legado Lorca' verás
29 de junio, festividad de San Pedro y San Pablo, que no hace mucho era fiesta nacional en toda España. Ahora, día laborable que desde este año entra en la pequeña historia de la ciudad, cuando la llegada del ‘capitoné’ que traslada el ‘legado Lorca’ emboque la plaza de la Romanilla a primera hora de la tarde.
El dispositivo de seguridad hasta que el camión de la mudanza, avanzando por calles estrechas entre cortes de tráfico y vigilancia de la Policía Local, aparque frente al Centro Lorca simboliza el largo y tortuoso camino que ha acompañado a todo el proceso. Una ‘propina’ de años, tres por el retraso de las obras y otros tres desde que se detectaron las irregularidades en la gestión por parte de la gerencia de la Fundación que desataron el embrollo. Hoy, todo queda atrás y por hacer bueno el tópico, bien está lo que bien termina, aunque sean muchos todavía los que opinan que queda por aclarar porqués, cómo, cuánto… etcétera de interrogantes.
Después del acuerdo firmado el 20 de diciembre y luego de que una exposición avanzase por goteo la entrega del legado, esta fecha tan poco simbólica -a expensas de que algún experto lorquiano desempolve algún poema de exaltación a San Pedro o San Pablo- trae a Granada el resto de documentos, dibujos, bocetos que tan solo veinticuatro días atrás hubieran tenido todo el valor del ‘cinco a las cinco’, que evoca aquel 1976 y la primera fiesta de la libertad tras 40 años de dictadura. Dice Laura García Lorca que “nunca” se habló del ‘cinco a las cinco’ como la fecha del traslado. Y sí se habló: hace tiempo de esto, en el transcurso de los tres años de negociaciones, dimes y diretes, debió de ser a finales de 2016, cuando era consejera de Cultura Rosa Aguilar y confió en que la siguiente conmemoración del nacimiento de Federico se pudiese celebrar con el ‘legado Lorca’ en Granada. Desde el 20 de diciembre, afinar en seis meses para que el traslado hubiese coincidido con la conmemoración no me resulta tarea tan difícil, pero después de tanto esperar, ya poco importan los flecos.
En las últimas semanas, además, la llegada de José Guirao al Ministerio de Cultura aceleró el optimismo en distintas tribunas de opinión de la ciudad. Se habló de “aliado” para la acelerar el traslado. Naturalmente quien así lo estime tiene todo su derecho a expresarlo y, además, maneja mejor información que el resto, entre los malpensados que imaginamos futuras contrapartidas. Porque este Guirao es el que ‘irrumpió’ en la rueda de prensa de aquel 20 de diciembre en que se firmaba el acuerdo para el traslado para aleccionar a los periodistas ante la ‘disfunción’ de un millón de euros que la Fundación no había podido justificar después de la muy laxa interpretación con la que los representantes de las instituciones habían transigido. Guirao, que deslizó aquella tarde algún comentario despectivo ante las críticas, que aprovechó para identificar con el deseo de alguien que no nombró por utilizar las “puertas giratorias” de la política a la gestión cultural -con desprecio a su propia historia: ocupó altos cargos en la Junta y el Ministerio, desde su militancia socialista, hasta pasar después a la gestión cultural-, era patrono de la Fundación donde se produjo aquel desfalco que nadie detectó. Y Guirao, que habló en la rueda de prensa sin que nadie le preguntase, desaprovechó la ocasión para haber dicho algo que sí habría sido interesante: que el acuerdo para el traslado definitivo del 'legado Lorca' a Granada contiene anexos que significan, en la práctica, la subrogación por las administraciones de la deuda que la Fundación que lleva el nombre del poeta mantenía con CaixaBank. Como se supo días después.
En fin. Disfrutemos del día de hoy y a partir de aquí, del legado. No agüemos la fiesta. Olvidemos sinsabores. Bien está lo que bien termina.