El presunto asesino de Castillo Higueras: "Intenté ayudarle"
Los miembros del jurado han podido ver las imágenes de la "brutal" agresión grabadas desde la cámara de seguridad de un hotel
El joven acusado del asesinato del exconcejal socialista de Granada José Miguel Castillo Higueras ha negado este martes ser el autor de la brutal agresión que desencadenó su muerte el 23 de enero de 2022 y afirma, por el contrario, que se acercó para ayudarle cuando lo vio en la calle con "síntomas de embriaguez" y colaboró junto a otras personas para levantarle del suelo.
Así lo ha expuesto el acusado, Yassine B., en la segunda sesión del juicio con jurado popular que se celebra en la Audiencia de Granada contra él por el presunto asesinato del exconcejal, que en ese momento tenía 74 años. Un asunto por el que tanto la Fiscalía como la acusación particular solicitan que sea condenado a prisión permanente revisable aludiendo a la alevosía y violencia con la que presuntamente actuó contra Castillo Higueras aquella mañana antes de, presuntamente, dejarle tirado en el suelo "a su suerte". El exconcejal moriría horas más tarde en el hospital a causa de las lesiones.
El acusado, que ha rehusado contestar a las preguntas de la Fiscalía y de la acusación particular, se ha declarado no culpable y a preguntas de su abogada ha garantizado que "nunca ha tenido intención de matar" a Castillo Higueras y "jamás" mataría a una persona. Según su relato, había estado con su novia en una discoteca y se dirigía a su casa cuando, a la altura de la calle San Antón, se encontró al exconcejal "con síntomas de embriaguez".
Según ha declarado, se acercó a él para auxiliarle y llegó seguidamente una pareja. Ofrecieron al exconcejal llamar a una ambulancia pero les dijo que "no hacía falta" por lo que le ayudaron a levantarse del suelo antes de que el hombre continuara su camino. Junto a ello, ha dejado entrever que el finado le "debía dinero" sin aportar más detalles al respecto y precisando que "no le conocía en persona".
El acusado ha agregado, a preguntas de su letrada, que es consumidor de drogas y "ha vivido de forma solitaria". Tras su breve declaración, la Fiscalía ha solicitado que se aporte a los miembros del jurado las declaraciones que el presunto asesino ha realizado a lo largo de la instrucción del caso.
Antes de que él hablara, el jurado ha podido ver las grabaciones captadas por las cámaras de seguridad de un hotel ubicado en el entorno de la calle Pedro Alcover y donde puede apreciarse la segunda agresión que desencadenó la muerte del exconcejal. En ella se ve cómo una persona agrede a la víctima, que cae al suelo, y es registrado por el agresor, que se lleva alguna pertenencia y abandona el lugar.
La defensa solicitó ayer sin éxito la nulidad de estas imágenes por entender que se ha roto la cadena de custodia después de que parte de las grabaciones se filtraran y se difundieran a través de las redes sociales y de medios de comunicación. Todo ello, en el seno de unas actuaciones que estaban declaradas secretas, según recalcó la letrada Sara Rodríguez Riley. La Fiscalía y el abogado de la acusación, que ejerce el letrado Antonio Sánchez-Jáuregui, se opusieron por entender que la prueba llegó íntegra a la Policía y de ahí, al juzgado para ser aportada a la causa.
El ADN, elemento clave
Entre los testigos citados este martes se encontraba el inspector jefe que dirige la brigada de la Policía Científica en Granada, quien ha relatado el modo en que el análisis de la ropa que llevaba puesta aquel día el exconcejal permitió extraer el perfil genético de una persona desconocida. Al cotejarlo con la base de datos policial de identificadores obtenidos a partir del ADN se dio con el acusado permitiendo su posterior detención.
También ha declarado el agente que fue comisionado en la calle Pedro Alcover donde el exconcejal quedó tendido en el suelo tras recibir la segunda agresión: un brutal golpe en el rostro con el que cayó al suelo y cuyas lesiones le provocaron la muerte.
La víctima se encontraba ya en la ambulancia a la llegada de los agentes, pero se percataron de que había cámaras de seguridad en un hotel y se entrevistaron con la recepcionista para poder acceder a las grabaciones. Al visionarlas, la recepcionista les relató que ella misma y su pareja --un guardia civil fuera de servicio-- habían asistido momentos antes a Castillo Higueras en el entorno de la calle San Antón.
Entre los testigos citados para esta sesión se encuentra el dueño del quiosco en el que Castillo Higueras siempre compraba el periódico y al que saludaba cada día. El quiosquero se muestra convencido de que "sería incapaz de pasar por allí y no saludarle, hubiera recogido sus periódicos o no, que aquel día no lo había hecho" y cree que si se hubiera encontrado en sus plenas facultades le "habría pedido ayuda" tras la primera agresión que sufrió y no habría "pasado de largo". El juicio continuará este miércoles.
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