Covirán Granada-Baskonia: resistir como único objetivo
Los rojinegros comienzan el año recibiendo a los de Joan Peñarroya, un equipo que atraviesa un momento brillante con once victorias consecutivas entre ACB y Euroliga
Si terminar el año con el Lenovo Tenerife como pareja de baile era trágico, empezar el 2023 con la visita del Cazoo Baskonia es casi incalificable. El Covirán Granada sigue inmerso en su particular vendaval de lesiones, malos resultados y de una búsqueda incesante de un refuerzo que parece que no llegará nunca. De esta guisa, los rojinegros volverán al Palacio de Deportes para medirse a uno de los rivales más fuertes y con mejor baloncesto de la liga española y europea.
Los de Joan Peñarroya llegan a la décimo cuarta jornada de la Liga Endesa como terceros clasificados con 10 victorias y tres derrotas, empatados con Lenovo Tenerife y Barcelona. Lo que asusta no es el balance que ya acumula, sino la racha que suman los vitorianos desde hace más de un mes. La última derrota de Baskonia se produjo el pasado 25 de noviembre cuando el conjunto vasco se medía al plantel blaugrana en la Euroliga. Desde aquella derrota, los de Peñarroya no conocen otra cosa que no sea ganar. Once triunfos en once partidos disputados, cinco en ACB y cinco en competición europea, la última ante el Real Madrid.
De Cazoo Baskonia no solo asusta su trayectoria en la presente campaña, sino, sobre todo, su gran baloncesto aparentemente imparable. Hasta cuatro encuentros ha logrado ganar el conjunto vasco con un marcador por encima de los 100 puntos. su víctimas: Unicaja, Betis, Murcia y Fuenlabrada.
Si mirando los resultados, el encuentro de este martes en el Palacio, que se disputará a partir de las 21:30 horas, ya se antoja misión imposible, echando un ojo a la plantilla las sensaciones son aun peores. A un Pierria Henry de regreso a casa, se unen Arturs Kurucs y Markus Howards, directores del juego baskonista y siendo este último la gran sensación de la temporada. El estadounidense se va hasta los 13’5 puntos en apenas 18 minutos de juego. Su tope anotador lo fijó el 11 de diciembre con 34
puntos en la pista del Gran Canaria.
Junto a ellos, nombres como Rokas Giedraitis, Dani Díez, Darius Thompson o Tadas Sedekerkis. Mientras tanto, en el juego interior al que tendrán que hacerle frente solo Petit Niang como el único pívot puro de Covirán Granada, se encuentran Daulton Hommes, Steven Enoch, Matt Costello y Mait Kostar. Entre los cuatro suman 39,2 puntos, 16,8 rebotes y 48 de valoración de media por encuentro. Casi nada.
Además, los de Joan Peñarroya figuran como el equipo que más puntos anotan por encuentro con una media de 91,54; primeros en asistencias con 21,54; en cabeza también en el porcentaje de acierto desde la línea exterior con un 44,59% y segundos en el tiro de dos con un 56,63%.
Un Covirán Granada en proceso de reconstrucción
Los rojinegros empiezan el año igual o incluso algo peor que lo terminaron. A las bajas ya conocidas de Luke Maye, Cristiano Felicio y David Iriarte, se suma la salida de Prince Ali. El estadounidense finalizó su vinculación con la entidad granadina el pasado 1 de enero, por lo que Pablo Pin solo contará con nueve jugadores para el encuentro ante Baskonia. Entre los efectivos disponibles se encuentra un Dejan Todorovic que regresó a las pistas ante Lenovo Tenerife y que deberá forzar la maquinaria, sobre todo a nivel de ritmo, para ayudar en el peor momento que atraviesa el equipo.
A las bajas se suma la ausencia de un refuerzo. El mercado de los pívots está cada vez más concurrido, siendo Unicaja uno de los últimos conjuntos en verse necesitado de un nuevo jugador interior tras la lesión de Augusto Lima, que se perderá lo que resta de temporada.
Las sensaciones no son buenas. Con lo que tiene Pablo Pin no basta. Al igual que en la última jornada de 2022, el duelo ante los vascos se vislumbra como una nueva derrota para los granadinos, pero quizás no es momento de buscar victorias, aunque siempre hay que tener esperanza, si no que toca tratar de mejorar. Es momento de cambiar dinámicas, tácticas y, en especial, la mentalidad. La victoria se paga muy cara, pero al menos se tiene que competir. Sacar fuerzas de flaqueza para, aunque sea, regalarle a los aficionados un partido competido, una actuación que invite al optimismo.