Proyectos e iniciativas con un liderazgo femenino: éxito más seguro
La pandemia ha cambiado el mundo y todas las organizaciones han necesitado y necesitan adaptarse a los nuevos tiempos. Esa transformación pasa por tener al frente a personas con capacidades que, en principio, se presuponen a la mayoría de las mujeres y que también tienen algunos hombres: empatía, comunicación, colaboración y trabajo en equipo. Por tanto, las organizaciones necesitan, ahora más que nunca, un liderazgo femenino con habilidades de escucha, de empatía y de cercanía.
La pandemia ha obligado a las organizaciones a adaptarse a una nueva forma de trabajar. Y las prioridades de quien lidera es el liderazgo de servicio, el liderazgo ético, el liderazgo centrado en las personas, un liderazgo femenino que cura (emocionalmente) por la capacidad de curarse a uno mismo y también a los demás.
Y ello no va en contra de la exigencia. Los/as directivos/as más exigentes son flexibles, tolerantes y diplomáticas porque cuando una persona plantea algo exigente desde la empatía no permite que el otro se refugie en las malas formas para rechazarlo. Además, si una persona es capaz de ver las verdades en el razonamiento del otro, enriquece su propia posición. Consecuentemente, la manera de gestionar proyectos y equipos ha tenido que adaptarse. En tiempos de estrés el liderazgo es aún más importante para guiar a las personas a través de la incertidumbre y hacia una nueva realidad, combinando visión, empatía y habilidades.
Se espera que con ello, tengamos organizaciones:
⁃ más ágiles
⁃ con estructuras más horizontales
⁃ digitales, con integración de la tecnología y las personas
⁃ con una gestión más empática y próxima
⁃ con orientación al aprendizaje continuo que ofrecen flexibilidad y fomentan equipos diversos
⁃ con nuevas formas de trabajar que requiere un liderazgo acorde en el que son aún más esenciales cualidades como el dinamismo, la empatía, la flexibilidad, la creatividad y la capacidad de comunicar efectivamente para generar espacios de confianza que dan como resultado equipos cohesivos, comprometidos y motivados.
¿Qué cualidades se piden ahora a quien lidera?
Las organizaciones necesitan líderes que centren toda su atención en las personas, que sean empáticos y que apuesten por la comunicación, la colaboración y el trabajo en equipo, características que las mujeres tienen más probabilidades de desarrollarlas.
La labor de la mujer directiva no es tener todas las respuestas y dar órdenes basándose únicamente en su propia experiencia o conocimientos, sino identificar un problema y prestar apoyo a equipos. Ese tipo de liderazgo consiste en apoyar a personas que saben más sobre un tema. Asumir que una persona no domina todos los temas no es ser débil, sino realista.
Las personas con liderazgo femenino suelen acudir a las fuentes de talento especializado, crean redes de aprendizaje que integran y adoptan diferentes puntos de vista de forma más natural. Pero esta humildad no es sinónimo de debilidad.
En ese sentido, hay 10 maneras en que los/as líderes puedan enfrentar una crisis de forma exitosa:
1. Alinear expectativas, abordar lo desconocido y hablar con confianza, en un entorno en que la gente espera acciones. Alinear expectativas y realidades requiere habilidad, perspicacia y paciencia. Quien lidera procura superar las barreras de comunicación y se comunica con rapidez y frecuencia.
2. Quien lidera a menudo olvida que todos los ojos los tienen encima. En esos momentos, las personas miran a quien lidera, buscando sus palabras, acciones y lenguaje corporal en busca de orientación. La autoconciencia ante esa situación es una capacidad crítica que quien lidera debe desarrollar.
3. Mantener ideas en positivo: Los pensamientos y las acciones positivas se centran en las fortalezas, los éxitos, las oportunidades y la colaboración. Quien lidera irradia confianza, esperanza y optimismo que conduce a energía positiva y confianza. Eso les acerca a una postura realista ante la situación de crisis.
4. Decir la verdad: La crisis a menudo incluye información errónea que conduce a la confusión. Explicar el problema honestamente de una manera directa, enfocándose en pasos positivos para superarlo, es clave. Elegir las palabras que decir y no decir y ser consistente y claro ayudan a mejorar la comunicación. Comunicar, Comunicar y Comunicar. Y si eres confuso, pierdes.
5. Saber lo que uno representa: ¿Cuál es el propósito, misión y valores? Cada acción debe reflejar esta visión estratégica. Es importante que quien lidera trabaje desde un propósito, desde una misión que motiva e inspira a los equipos para la acción. Cada uno, como líder, es una marca. No hay que perder la oportunidad de liderar y construir el valor de la marca en una crisis.
6. Demostrar empatía: Escuchar para entender. Mostrar a las personas que realmente uno se preocupa por su perspectiva. Reconocer comportamientos y responder a las emociones. Recordar: la empatía no se trata de lo que quiere, se trata de lo que la otra persona necesita. Las acciones que se pongan en marcha deberían tenerles en cuenta y beneficiarles.
7. Ver el panorama general: Quien lidera puede ver el panorama general y visualizar el impacto potencial mucho antes que otros. Una de las cosas más difíciles de hacer en una crisis es alejarse de la gestión de los problemas urgentes mientras se mantiene el enfoque en el panorama general.
8. Reducir la velocidad y mantener la calma. La gente necesita sentirse segura y protegida. La compostura de quien lidera debe incorporar agilidad y paciencia para minimizar el impacto de la incertidumbre. Cuidarse, mental y físicamente, para poder estar completamente presente, es básico. Las personas se alimentan de emociones y comportamientos erráticos. La crisis se alimenta cuando falta compostura.
9. Tener un plan: Si uno no sabe a dónde va, nunca llegará allí. El enfoque y la disciplina son esenciales. Visualizar el éxito y creer un plan que sea fácil de entender y al mismo tiempo, que sea flexible para responder a lo desconocido, es muy importante. Eso significa anticipar los próximos tres, cuatro o cinco obstáculos.
10. Simplemente liderar: Quien lidera simplemente debe liderar. Trabajan desde dentro de sí mismos, con el coraje, la inteligencia emocional y la integridad para navegar la crisis a su alrededor. Están preparados. No entran en pánico. Se preocupan y se comunican al servicio de los demás. Quienes lideran son personas comunes que hacen cosas extraordinarias. Ven la oportunidad en una crisis de transformarse a sí mismos y al mundo que los rodea.
Un estudio reciente de Harvard Business Review, reveló que las directivas obtuvieron mejores evaluaciones que sus homólogos masculinos en una serie de competencias clave, como inspirar y motivar a otros, establecer relaciones, y colaborar y trabajar en equipo. Otro factor ahora más importante que nunca es la capacidad de innovar, y las organizaciones con equipos directivos con paridad de género son más innovadoras que sus competidoras y registran mejores resultados.
Se dice que las mujeres están más abiertas a la innovación, pero siempre se las acusa de temer el riesgo. La innovación no va asociada necesariamente al riesgo, es posible aplicar la creatividad al mundo empresarial combinándolo con el rigor analítico, los procesos de toma de decisión y la gestión de riesgos. Está demostrado que las empresas que tienen equipos directivos más diversos que la media obtienen un retorno de su inversión en innovación un 19% superior. Así, sabemos que las startups fundadas o cofundadas por mujeres duplican la rentabilidad que las de los hombres y reciben menos financiación. Una de las causas fue el hecho de que ellas son más realistas a la hora de exponer sus proyectos. Pero incluso así está demostrado que el emprendimiento de las mujeres crece en todo el mundo y España es un país con importante tasa de emprendimiento femenino. Los nuevos proyectos e iniciativas liderados por mujeres están transformando no solo el ecosistema emprendedor y el entorno corporativo sino también la forma de trabajar. Su aportación a la innovación en todos los ámbitos es ya una realidad sobre la que seguir construyendo.
Y además, pueden acceder ser líder aquellas personas honestas, generosas, emocionales, transparentes, humildes, respetuosas, decididas, eficaces, conciliadoras, rectas, ejemplares y que se mueven por motivaciones valiosas, no por el interés particular. Y para ello, es fundamental ir al gimnasio. El liderazgo se aprende, se entrena, se desarrolla… Y para cambiar se necesita fe y pasión.