Puro flamenco en un palacio gótico durante el Festival de la Guitarra

El artista Carlos Piñana estrenó unos tangos como colofón a su actuación en Granada

Festival de la Guitarra de Granada
El Festival de la Guitarra de Granada | Foto: Gabinete
Gabinete
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Cuando se construyó el Palacio de los Pisa de Granada, actual Museo de San Juan de Dios, faltaban varios siglos para que se configurara el flamenco tal y como hoy lo conocemos. Por entonces, imperaba el estilo gótico y en torno a él se construyó este edificio.

Sus tracistas no imaginaron que con el tiempo iba a convertirse en un escenario flamenco, como sucedió en el concierto que Carlos Piñana Trío ha ofrecido en el marco de Festival de la Guitarra de Granada, durante su ciclo dedicado a los ganadores del Bordón Minero del Festival del Cante de las Minas de la Unión. El recital tuvo como título Puro Flamenco.

Un trío de extraordinario nivel

Carlos Piñana apareció sobre el escenario con la escolta del percusionista Miguel Orengo y la guitarra de Raimer María Nero. Los grandes músicos, cuando se rodean de otros artistas, suelen seleccionarlos entre los mejores, porque las intérpretes de nivel, lejos de sentirse eclipsados por otras figuras, lucen más cuando están junto a ellos.

Este es el caso de Carlos Piñana que ha elegido como compañeros de viaje para conformar su actual trío, a dos intérpretes de primera línea. El rigor del percusionista Orengo y la maestría del austriaco Raimer María, un guitarrista que encontró Piña en Polonia y que, pese a tener una formación clásica similar a la suya, quería aprender flamenco. A tenor de lo escuchado, el alumno aventajado ya es un intérprete consumado.

Composiciones y un estreno de Carlos Piñana

Puro Flamenco se basa en creaciones con la firma de Carlos Piñana, procedentes de sus dos últimos discos, con palos habituales como la farruca, el zapateado o la guajira. Como colofón, ofreció unos tangos que reciente factura. Apenas tenía tres días de antigüedad y ni siquiera disponen todavía de título. En ellos prescindieron de la percusión y los dos guitarristas en escena mostraron una coordinación extraordinaria.

En el paseo por las obras de Piñana se pudo comprobar como el autor busca que en ellas siempre se recreen temas reconocibles, casi como un leitmotiv. De esta manera, incluso el no habituado a las formas del flamenco, pude disfrutar sin dificultad de esta música, que además en sus manos y la de los artistas que lo acompañaron, se mostró con todo el virtuosismo que merecen y con un profundo acento flamenco, transmitiendo así al público un entusiasmo que desató bravos y ovaciones, como muestra de la pasión que consiguieron encender en el patio del Palacio de los Pisa.