¿Qué es la logopedia?
Si se pregunta a cualquier persona que pasea por la calle qué es la logopedia, es posible que conteste de dos maneras: “¡Ah! eso de los niños” o “Eso de los pies, ¿no?”. Sin embargo, si me preguntan a mí diría que es pasión, ayudar a los demás, aprender de cada uno de los pacientes que tienes enfrente, ilusión, creatividad, ciencia, salud. La logopedia es vivir para y por los demás, escuchar, comprender, empatizar, ser capaz de conseguir encontrar la motivación del paciente para que su lucha y su aprendizaje no decaiga. Bebés, niños, adultos, abuelitos… La logopedia es corazón, el de cada una de las personas que acuden a ti para buscar una solución, para compartir contigo su dificultad o su trastorno.
Para un logopeda lo más duro es diagnosticar, denominar, decirle a una familia que su hijo tiene un trastorno autista o que su padre o madre no volverá a hablar de la misma manera a causa del ictus que sufrió. Sin embargo, y por muy duro que sea, es lo único que hace poder avanzar y rehabilitar.
La comunicación, el lenguaje, la voz, el habla, la audición, la deglución… Aquello que no valoramos hasta que podemos perderlo o no adquirirlo. Paremos un momento. Os pido 10 segundos de vuestro tiempo en que os detengáis a reflexionar cómo sería vuestra vida sin poder comunicaros, si no pudierais decirles a vuestros hijos un “te quiero”, o ni tan siquiera señalar aquello que queréis. Como os sentiríais si quisieseis hablar, pero vuestra boca no os respondiese, o si no fueseis capaces de comprender nada de lo que os dicen vuestros familiares. El mundo en silencio duele. Y duele de la misma manera si eres un niño que empieza el cole y no puede comunicarse con sus compañeros que si eres una persona adulta y no oyes o pierdes la capacidad de hablar. Igualmente, DUELE.
El ser humano es comunicación. Es su esencia. Ser capaz de transmitir con una sonrisa, con un gesto, con una mirada, con una palabra. Es comunicación verbal, no verbal e interpersonal. Eso es el ser humano y eso es la logopedia. Comunicación y personas. Algo tan sencillo y complicado a la vez.
Para poder ser logopeda has de tener una vocación de servicio, de querer ayudar a personas que tienen una dificultad en su comunicación y que, en mayor o menor medida, sufren por ello. La logopedia es levantarte cada día con ganas de ir a trabajar y de ver cómo tus pacientes -tu Pedro, tu Juan o tu Inés- consiguen avanzar cada día. Cada pequeño esfuerzo diario con nosotros es una recompensa en su futuro. Y esa es la razón de nuestro trabajo.
Sí, definitivamente, eso es la logopedia
Desde esta columna pretendo divulgar y dar a conocer esta profesión sanitaria aún joven y desconocida. Este será un espacio de información y de salud donde todos tenéis cabida, porque cada uno de vosotros, o de vuestros familiares, se verá reflejado en alguno de los artículos. Será un espacio donde poder acercar la logopedia a través de la sencillez de las palabras, de la sencillez en la comunicación.
¿Hablamos?