¿Qué quiere ser de mayor el Granada?
Al final, en el Vicente Calderón al Granada le cayeron ‘solo’ dos y no cuatro, como pronostiqué la semana pasada en este mismo humilde rinconcito rojiblanco. La batalla del Bernabéu pesó en las piernas del vigente campeón que se conformó con poco ante el colista. Eso sí, donde se llevó un póquer de goles fue entre semana, en el Pizjuán, en la vuelta de Copa ante el Sevilla. Y bien que me alegré. Entiéndame, llevo cinco meses ‘sin dormir’ por culpa de Caparrós. Aún me pregunto cómo Quique Pina y su gente han permitido que este señor se comiera el turrón, y si me apuran los huesos de santo. Hace muchas semanas que el técnico andaluz tenía que haber salido del club. El utrerano nunca supo de la misa la mitad. Ahora ya da igual hablar de su tedioso libro de estilo o de su poca empatía desde la casilla de salida con el club, la ciudad y su gente. Cada uno es como es. Pero si lo único que te podía asegurar Joaquín era resultados y éstos eran como los billetes de quinientos euros, inexistentes, mejor estrecharle la mano y desearle lo mejor. El Granada ha regalado toda un primera vuelta, 19 jornadas de Liga. Ojalá en mayo no tengamos que acordarnos de tanta generosidad.
Dicho esto, darle a Abel la bienvenida y desearle suerte infinita, porque la va a necesitar. Las matemáticas dicen que el Granada está a solo tres puntos de la zona de permanencia, con 57 puntos aún en juego. Las sensaciones son totalmente distintas. Más bien parece que el equipo rojiblanco está a 57 puntos de la permanencia con tres por disputar. Hay faena para no aburrirse. Ahora bien, salve o no salve Abel al Granada, en la planta noble de Los Cármenes va siendo hora de que se sienten y se tomen en serio muchas cosas. Y la primera y más importante es definir qué se quiere hacer. Fabri, Abel, Anquela, Lucas, Caparrós y de nuevo Abel. Cinco entrenadores (uno de ellos en dos épocas) en tres años y medio en Primera División, y cada uno de ellos con una hoja de ruta totalmente distinta al resto. Si el Granada quiere ser violinista, que lo sea. Si pretende ser boxeador, que vaya a muerte por ello. Si quiere comer carne, pues carne. Que prefiere pescado, venga pescado. Pero, en definitiva, que deje de dar palos de ciego. De no ser así, más temprano que tarde, el equipo se irá para Segunda. Esta temporada hay muchas papeletas, verbigracias. Ojalá que no sea así.