¿Qué toman los granadinos para desayunar?
Los nutricionistas recomiendan fruta, vegetales y lácteos, pero ocho de cada diez personas no siguen sus consejos
Una frase más que escuchada: “El desayuno es la comida más importante del día”. Una recomendación que muchos también conocen: “Desayuna como un rey, almuerza como un príncipe y cena como un mendigo”. Y así se podría seguir un buen rato a cuenta de eso que, etimológicamente, significa romper el ayuno.
Abordar el asunto no es fácil, porque habría que entrar en lo que la gente consume en su casa y lo que consume en bares y cafeterías, lugares donde muchos granadinos toman esa primera colación de la mañana.
Empezando por lo segundo, no es difícil constatar que, aunque se sigue llevando lo de siempre, de manera progresiva se han ido introduciendo variantes y matices. Si antes mandaba el café con leche y la tostada con aceite (de oliva, que es más saludable) y tomate, o con mantequilla, ahora es muy habitual que el cliente le pida al camarero algo como esto: “Un café descafeinado, pero que sea en vaso de caña, con leche semidesnatada y con sacarina, y aparte me vas a poner media tostada, pero de la parte de arriba del pan, y que no esté muy hecha…”. A esas alturas, la persona que está detrás de la barra ya lo tiene claro: el suyo se ha convertido en un trabajo muy duro.
Pero, como en todo, en el desayuno también hay tendencias. Una que se aprecia de un tiempo a esta parte recomienda comer atún, normalmente dentro de un bocadillo y aliñado con tomate, aceite y sal. Los partidarios de esta opción (algunos de los cuales agregan a esa mezcla un poco de piña para darle al conjunto un toque exótico) defienden la tesis de que las proteínas que aportan ese pescado son fundamentales para empezar la mañana y que, aunque lo pueda parecer, es un alimento que apenas engorda.
En eso último coinciden parcialmente los nutricionistas. Algunos estudios, de hecho, defienden la presencia del atún en las dietas, pero no necesariamente en el desayuno. Y menos aún si se mezcla con aguacate (una combinación estupenda, por lo demás), porque ésa es una fruta que viene muy bien para empezar la mañana, pero sólo en según qué compañías.
Ocho de cada diez lo hacen mal
En líneas generales, y esto lo dice otro estudio, el 80 por ciento de los españoles desayuna mal; una noticia que probablemente puede extrapolarse a Granada. ¿Por qué? Pues porque sólo dos de cada diez incluyen en su dieta frutas y verduras, que son más importantes que el café por más que la mayoría de los humanos sostengamos que, hasta que no nos tomamos un café, no somos personas. Se supone que hasta entonces somos, en el mejor de los casos, otro tipo de bípedos.
Un buen desayuno, atendiendo a los expertos, debe llevar además algún zumo de vegetales y un producto lácteo, como podría ser el yogur o el queso. También interesa tomar cereales no azucarados y, en relación con esto, lo suyo es que el pan sea integral.
Siguiendo con las recomendaciones, está bien el habitual zumo de naranja (lleva fruta y ya ha quedado dicho que eso interesa), pero no los batidos, porque que, aunque contengan leche, ésta va mezclada con otras cosas y sobre todo con azúcar, condimento que se debe restringir al máximo.
De hecho, en lo que todos se ponen de acuerdo es en decir que están contraindicados los productos de la llamada bollería industrial. Eso incluiría los que ya vienen empaquetados y también, por desgracia, alimentos de pinta muy apetitosa como las magdalenas caseras.
No todo vale. Como se ha dicho antes, los vegetales son sanos a esas horas, pero no se recomienda en absoluto desayunar una ensalada. Como tampoco tirar de embutidos. Desde luego, el chorizo y el salchichón están vedados, como también el bacon, tan habitual en los desayunos ingleses (al igual que los huevos, casi intolerables para los expertos de aquí), mientras que otros derivados del cerdo, como la caña de lomo o el jamón serrano, sobre todo si se le quita la parte grasa, pueden ser admisibles, añaden ciertos estudios de los nutricionistas.
Por último, y aunque decirlo puede resultar algo muy obvio, el alcohol está de más. Si bien hay constancia de que, ingerido en pequeñas dosis durante el almuerzo y/o la cena, el vino puede ser un aliado, eso no es válido para el desayuno, aunque éste no deje de consistir en una toma de alimentos. Normas no escritas, por lo demás, establecen que las personas decentes no prueban ni una gota hasta después de las doce del mediodía. Los más ansiosos, llegado el caso, tendrán que esperar al brunch, eso que en un capítulo de Los Simpsons definieron como “desayuno con priva”.