Quiero pedir perdón

Quiero pedir perdón como paso imprescindible para restablecer mi relación con cada uno de vosotros y vosotras. Es mi gesto de hoy al escribir este artículo.

Lo siento. Y digo y hago este gesto porque me parece necesario pedir perdón a los lectores de mi blog por no haber matizado qué aspectos del artículo del domingo pasado, provenían del artículo del espacio de psicologiaymente.com.

Quiero pedir perdón también a Bertrand Regader que había hecho el artículo que no había nombrado en el artículo de Granada Digital. Quiero agradecer la actitud de Bertrand que entendió mis motivos y planteó un acuerdo que yo acepté de entrada.

Quiero pedir perdón a los responsables de GranadaDigital por generarles un problema que no deberían haber tenido. Y por su actitud para que la solución fuera lo más rápida posible.

Pedir perdón era imprescindible por mi parte. Y si queremos aprender a pedir perdón de la manera correcta, sé que hacerlo bien consta de 3 partes que no se pueden suprimir. Cada una de ellas tiene su importancia.

Lo siento

Cuando pido disculpas lo digo por haber herido de alguna forma a alguien o a alguienes, por haber hecho daño también, que no es lo que quería que pasara y que si pudiera volver atrás lo haría de otra forma. El citar a mis fuentes tiene que ser una constante.

Ha sido mi culpa

Cuando pido disculpas asumo la responsabilidad de lo que ha pasado. Asumo que he sido yo y no otra persona la que carga con la responsabilidad de lo que ha pasado. Con ello, quiero trasmitir mi confianza en la gente y mi confianza en la verdad.

¿Cómo hago para corregirlo?

A veces el daño que uno hace no se puede reparar de manera inmediata pero aquí, gracias al buen hacer de Bertrand y de los responsables de GranadaDigital, lo hemos podido hacer. Restituir voluntariamente a la persona dañada o mostrar la voluntad de hacerlo muestra que le doy, os doy toda la importancia que merece y que merecéis. Y siempre citar.

Por tanto, es básico saber pedir perdón y aprender de los errores. Pedir perdón como decía antes, es un paso imprescindible para restablecer la relación con las personas importantes que me rodean y siento cercanas.

Todos cometemos errores y nos equivocamos. A veces cuando esto sucede no nos damos cuenta rápidamente, mientras que alguna gente cuenta con un mecanismo de evaluación que pone en marcha casi de manera automática y que insta a pedir perdón de forma rápida.

A veces, nuestros fallos perjudican a las personas que queremos, por contradictorio que pueda parecer. Quién no ha herido alguna vez con un comentario fuera de tono, con una acusación infundada, ha juzgado a alguien sin el tener menor derecho a hacerlo o ha pagado un enfado consigo mismo con la primera persona que ha encontrado.

Creo que pedir perdón por mi parte era necesario. Espero que se entienda. Yo creo que tiene el valor de querer mantener la confianza con quien me lee los domingos en este periódico y creo que es un paso necesario para reconstruir la confianza perdida.

Aunque pedir perdón, sin más, no vale de mucho. Es un alivio para mi y escribir esto ahora tiene un efecto paliativo para mi y espero que también lo tenga para quien lo recibe, en este caso Bertrand Regader; lo importante es corregir y revertir el error, y si se ha perjudicado a personas, compensarlas. Y eso lo hice el pasado viernes y lo hago ahora escribiendo este artículo.

Pedir perdón me libera energías positivas y creo que es conveniente practicarlo. Pedir perdón es un gesto de humildad que me gustaría que fuera entendido. Todos cometemos errores y nos equivocamos.

Pidamos perdón cuando nos equivoquemos. Reparemos el daño hecho. Compensemos los perjuicios generados. Todo sin mediocridad.

Siempre digo que el cambio empieza por uno mismo. El cambio hay ha empezado por este pedir perdón.

Y hablar de humildad, cómo he dicho, me permite trabajar desde la humildad para combatir el ego. La humildad es un modo de estar y de relacionarse que tiende a dejar espacio a los demás. Y para mi con este artículo, quería dar el espacio a los demás y combatir el ego que a veces cuando lo mal utilizamos nos hace daño. La humildad es la que nos permite valorar los éxitos de los demás y los propios con un rasero similar. Cuanta humildad falta en estos tiempos!. Y más con tanta gente que cree que nunca se equivoca, que son altivos, bastante mediocres, muy ostentosos y claramente intolerantes.

Gracias Bertrand. Gracias GranadaDigital. Gracias a todos y todas.