Rasgos de la personalidad de cada grafiti

Mientras Begoña pasea por la ciudad, observa las pintadas, las letras que cubren las calles del centro de Granada. Se dedica a la pericia caligráfica y tiene la destreza de identificar si los ‘garabatos’ que cubren los muros de Granada son de un mismo autor o de otro distinto. También es experta en grafología, una técnica que permite conocer las características psicológicas de las personas a través su forma de escribir y los rasgos de su escritura. Los trazos de cada individuo dejan entrever distintas características de su personalidad. Por ello, tras leer una pequeña frase que una chica le escribe sobre papel, dice: “Esta chica, por ejemplo, muestra ser una persona con ideales marcados, introvertida y enigmática”.

Hace 11 años, empezó a crear una especie de documento con información sobre los autores de los trazados que veía en las calles de la ciudad. “Cuando encontraba alguna firma, algún trazado en los muros, siempre me paraba y le echaba una foto. Esto ha derivado a que a día de hoy tenga una gran colección de información sobre estos ‘writers’”, afirma. Así fue como empezó a interesarse en el tema de los grafitis, a elaborar esa enorme base de datos con detalles sobre cada uno de los autores y que hoy día sirve de ayuda a la policía para identificar otras pintadas de aquellos sujetos que ya tienen fichados. Begoña explica que hay trazados muy fáciles de asociar a un individuo, pero que hay otros para los que sí se tiene que realizar una investigación más profunda. “Cuando escribimos, quien realmente escribe es nuestro cerebro. Por tanto, es aquí donde se encuentran los elementos identificativos de cada autor, ya que la escritura es algo único e irrepetible de cada ser humano”, cuenta.

“Realmente esto es una afición para mí. Tengo un extenso dossier donde se indica, por ejemplo, la determinación de autenticidad de las firmas o la determinación de autoría de anónimos. Y este sirve de ayuda muchas veces a la policía en sus investigaciones”. Begoña se refiere a este ‘hobby’ como una deformación profesional que permite que, una vez que un sujeto ha sido identificado como el autor de un grafiti, se pueda saber si los localizados en otro lugar de Granada, también han sido escritos por él.

La historia moderna del grafiti se remonta a los años 60 en Nueva York y están enormemente influidos por el hip-hop. Aunque la explosión de esta forma de expresión se produjo en los años 70, su origen es mucho anterior. Se encuentra en las inscripciones que han quedado en paredes desde los tiempos del Imperio Romano, especialmente las que son de carácter satírico o crítico y a las que se les denomina ‘grafito’.  Ante la cierta polémica que estos han causado en algunas ocasiones, Begoña afirma: “Hay grafitis que son verdaderas obras de arte, lo que no entiendo es por qué no plasman toda esa belleza en un lienzo e intentan ganarse la vida de esa forma”, explica entre risas.

“Yo creo que los grafitis sirven a sus autores para expresar personalidad y su talento, son una muestra de lo que son”, afirma de forma contundente. Sin embargo, cuenta que se debe distinguir entre aquellas pintadas que realmente aportan algo positivo a una ciudad y forman parte de su arte, de los ‘writers’ que llenan los muros de firmas o garabatos

“Todo depende también del lugar en el que estén situados o del mensaje que transmitan. No es lo mismo extender el espray sobre la pared de un edificio o en una calle cualquiera, que hacerlo sobre un monumento del siglo XV. Al limpiarlo, este último sufre mucho más daño y al final se perjudica parte de nuestro patrimonio cultural”

Begoña recuerda una poesía sobre mal de amores que ha leído por la zona de la Alhambra e indica que no se puede equiparar ese mensaje con una amenaza o un insulto. “El primero de ellos lo lees y no ofende a nadie, todo lo contrario, es una expresión de sentimientos”. Esta indica que la localización en la que se encuentre la pintada puede guardar también una connotación política o ideológica con el mensaje que se ha escrito.