Recital de talento a cargo de María Esther Guzmán en el Festival de la Guitarra

Su espectáculo evocó la figura de Angela Barrios, quien entregó con generosidad el legado de su padre a Granada

MARÍA ESTER GURMÁN
Actuación de María Esther Guzmán en el Festival de la Guitarra | Foto: Gabinete
Gabinete
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María Esther Guzmán está situada en la cima de los guitarristas clásicos de nuestro tiempo y se mantiene en un lugar donde sólo los más privilegiados han conseguido llegar. Sus condiciones técnicas son indiscutibles y su talento lo demuestra en cada uno de los recitales que ofrece, en los que su máxima entrega tiene la recompensa de unas interpretaciones que son un auténtico privilegio para los que tienen la oportunidad de disfrutarlas. Así sucedió este martes en el Festival de la Guitarra de Granada-Antonio Marín, donde la expectación levantada fue correspondida de manera magistral. No era un programa sencillo de llevar a la práctica. Ello lo había titulado 'Colores de la Guitarra: de Ángel Barrios a Morricone'.

El espectáculo comenzó con unas palabras de Vicente Coves, presidente de la Fundación Europea de la Guitarra y director del Festival, evocando la figura de Ángela Barrios, hija del compositor granado Ángel Barrios, al que estaba dedicado el concierto, destacando su generosidad para con la ciudad de Granada a la que legó el patrimonio de su padre y que hoy se puede contemplar en el Museo que lleva su nombre en la Alhambra. Precisamente con las obras de este compositor granadino comenzó su intervención María Esther Guzmán.

Desde la primera nota asombraba por su perfección y expresividad, por su acento justo en cada nota, por interpretar más que reproducir. Momentos especialmente atractivos fueron el Zapateado de Regino Sainz de la Maza, donde el sentido onomatopéyico de la obra se pudo escuchar en toda su dimensión, la melancolía que emanó de Eterna Sauda del portugués Dilermando Reis o el poder escuchar 'Otoño en Cazorla', que fue introducida por su autor, Santiago Cazorla, quien asistía en el patio de la Casa de los Pisa a este concierto. Se trata de una obra contemporánea, tonal y con bellas melodías reconocibles, en una senda por la que parece vuelven muchos autores de nuestro tiempo.

Morricone y Bach

Había previsto terminar con la versión para guitarra de la banda sonora de 'La Misión', pero lo insistentes aplausos del público la llevaron a ofrece varios regalos, entre ellos el 'Aria de la Suite orquestal nº 3' de Bach, con la que cerró un concierto que se puede calificar sin ninguna duda como insuperable. Nuestra generación tiene la suerte de poder disfrutar en primera persona de María Esther Guzmán, una de las mejores guitarristas clásicas de la historia.